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lunes, 11 de marzo de 2024

SANTOS DEL 25 AL 31 DE MARZO DEL 2024 DE LA SEMANA SANTA

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

SANTOS DEL 25 AL 31 DE MARZO DEL 2024
DE LA SEMANA SANTA
Semana Santa
Es muy conveniente que el tiempo de la Cuaresma termine, tanto para cada uno de los fieles como para toda la comunidad cristiana, con alguna celebración penitencial que prepare a una más plena participación en el ministerio pascual

Lunes, 25 SANTO
Santa Paula Montal
- Fundadora de las Escolapias -
Tal día como hoy del año 1889, hace 130 años, moría en Olesa de Montserrat (Baix Llobregat) Paula Montal i Fornés, que había sido la fundadora de la Congregación de las Religiosas de las Escuelas Pías, conocidas popularmente como Escolapias. Paula Montal, nacida en una familia numerosa y humilde de Arenys de Mar (Maresme) el año 1799, consagró su vida a la creación de escuelas destinadas a las niñas de las clases jornaleras y obreras. Después de las Carmelitas (1826), las Escolapias serían la segunda iniciativa en este campo, y el año 1829, con su amiga Agnès Busquets, crearía en Figueres (Alt Empordà) el primer establecimiento. Cuando Paula Montal impulsó la creación de la congregación, el paisaje educativo catalán era muy precario. La enseñanza, ejercida mayoritariamente por congregaciones religiosas, era un activo que sólo estaba al alcance de los hijos de las clases privilegiadas. Excepcionalmente, algunos municipios ofrecían la posibilidad de escolarizar a los hijos de las clases humildes. Pero Catalunya era todavía un país básicamente rural, agrario y tradicional, marcado por fuertes desigualdades sociales y económicas, y los condicionantes políticos y culturales de la época mantenían a las niñas de las familias humildes fuera, incluso, del sistema educativo elemental de las escuelas municipales. Durante su vida, bajo el lema "Piedad y letras", creó de forma directa siete escuelas (Figueres, Arenys de Mar, Sabadell, Igualada, el Vendrell, el Masnou y Olesa de Montserrat) y promovió la fundación de doce centros más, donde se impartían clases de comercio, de música, de pintura y de labores. Cuando murió, el año 1889, la orden de las Escolapias estaba formada por 308 monjas y 28 novicias que impartían la enseñanza elemental a más de 3.500 niñas por toda Catalunya. En estos centros se acogía, en buena parte, a las hijas de las familias jornaleras y obreras más humildes, se las alimentaba y eran provistas de ropa y de calzado.

ORACIÓN
Dios nuestro, que llamaste a tu servidora santa Paula Montal, para que te buscara sólo a ti, por su ejemplo e intercesión, concédenos que, sirviéndote con un corazón puro y humilde, lleguemos a tu eterna gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Martes, 26 Santo
San Antonio María Zacaria
- Fundador de los clérigos regulares de San Pablo – 
(Llamados los Barnabitas)

Fue primero doctor en medicina y luego se hizo sacerdote La primera mitad del siglo XVI, antes del Concilio de Trento, fue uno de los períodos más tristes en la historia de la Iglesia, por la gran decadencia en la que estaba sumida, pero también produjo algunas figuras de extraordinaria santidad y belleza, como la de Antonio María Zaccaria que puede contarse entre las más nobles. El santo nació en Cremona, en 1502. Su padre murió cuando Antonio era todavía muy joven. Su madre suplió con su cariño esa temprana pérdida y se dedicó a fomentar la gran compasión que su hijo mostraba hacia los pobres. Al terminar sus estudios de medicina en la Universidad de Padua, a los veintidós años, Antonio volvió a ejercer en su ciudad natal. Pronto comprendió que su vocación consistía en cuidar tanto las almas como los cuerpos y se consagró seriamente al estudio de la teología, sin dejar por ello de ejercer su profesión, de ayudar espiritualmenle a los moribundos, de enseñar la doctrina cristiana a los jóvenes y de servir a todos. En 1528, recibió la ordenación sacerdotal y así pudo hacer tanto bien corporal como espiritual de manera que sus superiores le instaron a trasladarse a la ciudad de Milán, que le ofrecía un campo de trabajo más extenso.
ORACIÓN
Concédenos, Señor, crecer, según el espíritu de san Pablo, apóstol, en el conocimiento incomparable de tu Hijo Jesucristo, que impulsó a san Antonio María Zaccaría a proclamar en tu Iglesia la palabra de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Miércoles, 27
San Ruperto
- Monje, Obispo y Misionero - 
Apóstol de Baviera y Austria
Era obispo de Worms (Alemania), pero tuvo que salir de allí porque se le pusieron en contra los arrianos y los paganos. Entonces el duque de Baviera, Teodo II, lo invitó a predicar en su territorio que entonces comprendía también una parte de Austria. Comenzó su apostolado en Ratisbona y lo siguió a lo largo del río Danubio. Reconstruyó una antigua ciudad romana arruinada que le dio el duque, llamada Juvavum, a la que puso el nombre de Salzburgo y de la que fue el primer obispo. Erigió un monasterio masculino, bajo el título de San Pedro, el más antiguo de Austria, con catedral y escuela anejas, del que fue abad a la vez que era obispo, y otro femenino. Buscó colaboradores adecuados, que hizo ir desde su tierra de origen, para la tarea evangelizadora y así pudo fundar iglesias y monasterios. Como abad-obispo hizo una labor que le mereció el título de apóstol de Baviera y de Austria. Murió en Salzburgo el año 718.

Oración
Oh querido monje devoto, misionero y predicador, San Ruperto, te pedimos que ruegues por todos nosotros y por la Iglesia, para que, a pesar de las dificultades de la vida, nunca abandonemos nuestros esfuerzos para vivir según las enseñanzas de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Jueves Santo, 28
Institución de la Eucaristía
- Comienza el triduo pascual - 

La liturgia del Jueves Santo es una invitación a profundizar concretamente en el misterio de la Pasión de Cristo, ya que quien desee seguirle tiene que sentarse a su mesa y, con máximo recogimiento, ser espectador de todo lo que aconteció 'en la noche en que iban a entregarlo'. Y por otro lado, el mismo Señor Jesús nos da un testimonio idóneo de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que tenemos todos los fieles cuando decide lavarle los pies a sus discípulos.
En este sentido, el Evangelio de San Juan presenta a Jesús sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía' pero que, ante cada hombre, siente tal amor que, igual que hizo con sus discípulos, se arrodilla y le lava los pies, como gesto inquietante de una acogida incansable.
San Pablo completa el retablo recordando a todas las comunidades cristianas lo que él mismo recibió: que aquella memorable noche la entrega de Cristo llegó a hacerse sacramento permanente en un pan y en un vino que convierten en alimento su Cuerpo y Sangre para todos los que quieran recordarle y esperar su venida al final de los tiempos, quedando instituida la Eucaristía
La Santa Misa es entonces la celebración de la Cena del Señor en la cual Jesús, un día como hoy, la víspera de su pasión, "mientras cenaba con sus discípulos tomó pan..." (Mt 28, 26).

Él quiso que, como en su última Cena, sus discípulos nos reuniéramos y nos acordáramos de Él bendiciendo el pan y el vino: "Hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19).
Antes de ser entregado, Cristo se entrega como alimento. Sin embargo, en esa Cena, el Señor Jesús celebra su muerte: lo que hizo, lo hizo como anuncio profético y ofrecimiento anticipado y real de su muerte antes de su Pasión. Por eso "cuando comemos de ese pan y bebemos de esa copa, proclamamos la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26).
De aquí que podamos decir que la Eucaristía es memorial no tanto de la Ultima Cena, sino de la Muerte de Cristo que es Señor, y "Señor de la Muerte", es decir, el Resucitado cuyo regreso esperamos según lo prometió Él mismo en su despedida: " un poco y ya no me veréis y otro poco y me volveréis a ver" (Jn 16,16).
Como dice el prefacio de este día: "Cristo verdadero y único sacerdote, se ofreció como víctima de salvación y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya". Pero esta Eucaristía debe celebrarse con características propias: como Misa "en la Cena del Señor".
En esta Misa, de manera distinta a todas las demás Eucaristías, no celebramos "directamente" ni la muerte ni la Resurrección de Cristo. No nos adelantamos al Viernes Santo ni a la Noche de Pascua.
Hoy celebramos la alegría de saber que esa muerte del Señor, que no terminó en el fracaso sino en el éxito, tuvo un por qué y para qué: fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación" (Credo). "Nadie me quita la vida, había dicho Jesús, sino que Yo la entrego libremente. Yo tengo poder para entregarla." (Jn 10,16), y hoy nos dice que fue para "remisión de los pecados" (Mt 26,28).
Por eso esta Eucaristía debe celebrarse lo más solemnemente posible, pero, en los cantos, en el mensaje, en los signos, no debe ser ni tan festiva ni tan jubilosamente explosiva como la Noche de Pascua, noche en que celebramos el desenlace glorioso de esta entrega, sin el cual hubiera sido inútil; hubiera sido la entrega de uno más que muere por los pobre y no los libera. Pero tampoco esta Misa está llena de la solemne y contrita tristeza del Viernes Santo, porque lo que nos interesa "subrayar"; en este momento, es que "el Padre nos entregó a su Hijo para que tengamos vida eterna" (Jn 3, 16) y que el Hijo se entregó voluntariamente a nosotros independientemente de que se haya tenido que ser o no, muriendo en una cruz ignominiosa.
Hoy hay alegría y la iglesia rompe la austeridad cuaresmal cantando él "gloria": es la alegría del que se sabe amado por Dios, pero al mismo tiempo es sobria y dolorida, porque conocemos el precio que le costamos a Cristo.
Podríamos decir que la alegría es por nosotros y el dolor por Él. Sin embargo, predomina el gozo porque en el amor nunca podemos hablar estrictamente de tristeza, porque el que da y se da con amor y por amor lo hace con alegría y para dar alegría.

Podemos decir que hoy celebramos con la liturgia (1a Lectura). La Pascua, pero la de la Noche del Éxodo (Ex 12) y no la de la llegada a la Tierra Prometida (Jos. 5, 10-ss).
Hoy inicia la fiesta de la "crisis pascual", es decir de la lucha entre la muerte y la vida, ya que la vida nunca fue absorbida por la muerte, pero si combatida por ella. La noche del sábado de Gloria es el canto a la victoria, pero teñida de sangre y hoy es el himno a la lucha, pero de quien lleva la victoria porque su arma es el amor.
ORACIÓN
Señor Dios nuestro, nos has convocado hoy (esta tarde) para celebrar aquella misma memorable Cena en la que tu Hijo, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el banquete de su amor, el sacrificio nuevo de la alianza eterna; te pedimos que la celebración de estos santos misterios nos lleve a alcanzar plenitud de amor y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

Viernes Santo
Día de ayuno y abstinencia
En este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee la pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración a la cruz. Ese día no se celebra la Santa Misa. En las iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está. El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su Hijo. Podemos recordar leyendo el Evangelio de San Juan, capítulo 18, versículos 1-19, 42. ¿Cómo podemos vivir este día? Este día manda la Iglesia guardar el ayuno y la abstinencia. Se acostumbra rezar el Vía Crucis y meditar en las Siete Palabras de Jesús en la cruz. Se participa en la Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción. Se trata de acompañar a Jesús en su sufrimiento. A las tres de la tarde, recordamos la crucifixión de Jesús rezando el Credo.

ORACIÓN
“Oh Dios, tu Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, por medio de su pasión ha destruido la muerte que, como consecuencia del antiguo pecado, a todos los hombres alcanza. Concédenos hacernos semejantes a él. De este modo, los que hemos llevado grabada, por exigencia de la naturaleza humana, la imagen de Adán, el hombre terreno, llevaremos grabada en adelante, por la acción santificadora de tu gracia, la imagen de Jesucristo, el hombre celestial. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”

Sábado Santo, 30
El sábado santo es un día de oración junto a la tumba esperando la Resurrección. Es día de reflexión y silencio. No se celebra la Misa, por lo que los altares se conservan totalmente desnudos, las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos y vacíos en señal de la muerte de Jesús. No puede darse la Comunión (únicamente a las personas que estén prontas a morir) hasta la Vigilia Pascual, que se celebra por la noche.  Acompañar a María
El sábado santo es el día de la soledad de María. Para ella sigue la pasión en su alma. Sufre con el recuerdo de cada uno de los gestos de su Hijo, sus quejidos, sus palabras. Sabe que ha triunfado, pero ella está sola, Él no está con ella. María permanece fiel en su dolor pensando en las palabras de su Hijo: «al tercer día resucitaré» Pensando en el dolor que María vivió este día, se acostumbra acompañarla a través del rezo del Santo Rosario, como manera de unirnos a su dolor y permanecer con ella en espera de la resurrección.

La Vigilia Pascual
Por la noche se celebra la Vigilia Pascual la cual nos introduce en el domingo más importante de la historia, el de la Pascua de Cristo. Después de la Vigilia solemne o espera nocturna de la resurrección, se desborda la alegría pascual que dura los cincuenta días subsiguientes. Esta celebración suele ser larga, pero en la medida en que comprendamos su significado podremos vivirla con mayor devoción. 

Domingo, 31

Domingo de Resurrección
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo. La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles. Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte. En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
ORACIÓN
Oh Dios, que, en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede, a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén

Confeccionado por Franja y 
Allen-Perkins, el amigo fiel









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