Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Un anciano con humor.
Como los años pasan para todos, en especial para el
que escribe estas líneas, hace ya bastantes años que he empezado a
ser activo y a sentir en primera persona el problema de la ancianidad... y tan cerca, que, superados los
"chochenta" -como dicen aquí los humoristas amigos- me veo como en un final de una carrera, preparándome para la consiguiente carga de
paciencia que conlleva la convivencia con los que te quieren y te cuidan. ¿Serán pacientes conmigo como pide el anciano de artículo?
Por eso, al encontrar estos deseos de un anciano,
los veo ya en primera persona, y como muchos amigos míos, que
han llegado o llegarán a la misma altura de la vida, se
verán también necesitados de la paciencia y de mucha comprensión, se los
dedico, con el fin de que sean pacientes ahora con los "viejitos" como el que escribe lo es sin duda... Franja
Deseo que me hagas sentir que soy amado, que soy útil todavía,
que no estoy solo.
Deseo que cuando comamos en la misma mesa me des conversación a pesar de que yo apenas hable.
Deseo que me ames por lo que soy y no por lo que tengo.
Deseo que me des cariño y comprensión en esta mi última etapa.
Deseo que no bromees de mi paso vacilante o de mi mano temblorosa.
Deseo que comprendas mi incapacidad de oír como antes, por eso cuando me hables hazlo despacio y claro pero sin gritar.
Deseo que tengas en cuenta que mis ojos se están nublando y no me eches en cara cuando tropiezo o derramo la taza de café sobre la mesa.
Deseo que tengas tiempo para escucharme sin prisa, aunque lo que yo te diga te importe poco o nada.
Deseo que no me digas! Ya me has contado tres veces lo mismo! Y que me escuches como si fuera la primera vez que te lo cuento.
Deseo que me recuerdes los aciertos y éxitos de mi vida pasada y que no me hables de mis errores y fracasos.
Deseo sentir la caricia de tu mano sobre la mía y escuchar sin agobiarme suaves palabras de ánimo.
Deseo permanecer en mi casa o en la tuya.
Cuando esté al final de mis días háblame entonces de la misericordia de Dios.
Gracias, mil gracias por atender mis deseos.
Un día otros lo harán posiblemente para ayudarte a ti... porque el tiempo pasa muy deprisa.
Anónimo
Deseo que cuando comamos en la misma mesa me des conversación a pesar de que yo apenas hable.
Deseo que me ames por lo que soy y no por lo que tengo.
Deseo que me des cariño y comprensión en esta mi última etapa.
Deseo que no bromees de mi paso vacilante o de mi mano temblorosa.
Deseo que comprendas mi incapacidad de oír como antes, por eso cuando me hables hazlo despacio y claro pero sin gritar.
Deseo que tengas en cuenta que mis ojos se están nublando y no me eches en cara cuando tropiezo o derramo la taza de café sobre la mesa.
Deseo que tengas tiempo para escucharme sin prisa, aunque lo que yo te diga te importe poco o nada.
Deseo que no me digas! Ya me has contado tres veces lo mismo! Y que me escuches como si fuera la primera vez que te lo cuento.
Deseo que me recuerdes los aciertos y éxitos de mi vida pasada y que no me hables de mis errores y fracasos.
Deseo sentir la caricia de tu mano sobre la mía y escuchar sin agobiarme suaves palabras de ánimo.
Deseo permanecer en mi casa o en la tuya.
Cuando esté al final de mis días háblame entonces de la misericordia de Dios.
Gracias, mil gracias por atender mis deseos.
Un día otros lo harán posiblemente para ayudarte a ti... porque el tiempo pasa muy deprisa.
Anónimo
Humor, ja, ja, ja,
Sonría, por favor...
Qué amorosos!
Nostalgia de una trabajadora...
¿Le encargamos una bufandita para el invierno?
Puede mandarnos hasta una bufanda virtual!
Franja
Felicidades a Javier Olivares, nos tomamos la libertad de usar todos y cada uno de los deseos de los ancianitos para una representación que haremos en nuestra Pastoral de Multitudes el día 4 de junio, ya que en la celebración de Corpus hacemos un llamado a amar y defender la vida humana, nuestro tema: CISTO NOS LLAMA A DEFENDER LA VIDA.
ResponderEliminarLos deseos enlistados corresponden plenamente a la realidad.
Saludos. Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Tampico, Tam., México.