Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
El Evangelio de este Domingo V del Tiempo Ordinario (A) nos decía,
que tenemos que ser luz y sal.
Este artículo viene como anillo al dedo para este domingo, que es además el
Domingo de MANOS UNIDAS.
UN
CIEGO CON LUZ
Había
una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una
noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La
ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
En
determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo
reconoce.
Se
da cuenta de que es Manuel, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
-¿Qué
haces Manuel, tú ciego, con una lámpara en la mano?
Si
tú no ves...
Entonces,
el ciego le responde:
-
Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las
calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me
vean a mi...
No
solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para
que otros puedan también servirse de ella.
Cada
uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por
otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Alumbrar
el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar
oscurecemos mucho más el camino de los demás...
-¿Cómo?
A través del desaliento,
la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...
-¡Qué
hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás!
Sin
fijarnos si lo necesitan o no... Llevar luz y no oscuridad...
Si
toda la gente encendiera una luz el mundo entero estaría iluminado y brillaría
día a día con mayor intensidad...
Todos
pasamos por situaciones difíciles a veces... todos sentimos el peso del dolor
en determinados momentos de nuestras vidas... todos sufrimos en algunos
momentos... lloramos en otros...
Pero
no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en
nosotros...
No
debemos exclamar como es costumbre: -La vida es así... llenos de rencor, llenos
de odio...
No
debemos...Al contrario: ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón
herido...
Nuestro
dolor es y fue importante pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si
ayudamos a otro a sobrellevarlo... luz... demos luz... Tenemos en el alma el
motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de
oscurecer...
Está
en nosotros saber usarla...Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás
vivan en las tinieblas...
Espero que os haya gustado y os sirva de lección.
No apaguemos nunca una luz. que pueda iluminar el camino de tantos,
que caminan a oscuras por la vida,
porque no conocen el camino
que solo ilumina la luz de la fe.
Franja.
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