Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
SANTOS DE LA SEMANA
Del 7 al 13
de Julio 2014
XIV
Semana Tiempo Ordinario
LUNES, 7
San Fermín
( * Pamplona, ca. 272 – + Amiens, 25 de
septiembre, 303)
Fue un misionero cristiano, primer obispo de Amiens, cuya
iglesia mandó construir.
Según la leyenda, nació en Pompaelo (la actual Pamplona), hijo
de un senador pagano de nombre Firmo, un alto funcionario de la administración
romana que gobernó Pamplona en el siglo III. La predicación de san Honesto,
quien había marchado a la península tras ser milagrosamente liberado de su
prisión en Carcasona, conmovió a sus padres, quienes sin embargo no se
convirtieron hasta oír a san Saturnino de Tolosa. El santo habría bautizado a
Fermín y a sus padres en el lugar que hoy se llama popularmente pocico de San
Cernín.
Bajo la tutela de Honesto el joven Fermín aprendió la religión y
el arte de la prédica. A los 18 años fue enviado a Tolosa, donde sería
ordenado. Tras predicar en Navarra, marchó a Francia, donde se asentó en
Amiens. Habiendo organizado la construcción de la iglesia local, fue nombrado
obispo a los 24 años. La oposición oficial a la doctrina cristiana le granjeó
la cárcel, donde, tras negarse a cesar su prédica, fue decapitado a los 31 años
de edad
En 1186 el obispo Pedro de París llevó de Amiens a Pamplona una
reliquia de la cabeza de Fermín.
Actualmente su santoral se celebra el 7 de julio. En Pamplona se
conmemora con unas fiestas de fama internacional, los Sanfermines, en las que
destacan los encierros de toros.
Es copatrón de Navarra junto con San Francisco Javier.
ORACIÓN
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Tú,
Pastor supremo, no abandonas a tus hijos, que, nacidos del mismo linaje y de la
misma fe, consolidó san Fermín con sus trabajos apostólicos, alimentó con la
palabra que engendra salvación, y confirmó con el testimonio de su martirio. Ahora, con tu poder, nos sigues protegiendo, para
que, santificados en la verdad y fortalecidos en la unidad, podamos recibir de
ti la plenitud de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Santos
Aquila y Priscila, esposos mártires
Lo poco que sabemos sobre Aquila y Priscila procede de la
Sagrada Escritura. Ambos eran discípulos de San Pablo. Como su maestro,
viajaron mucho y cambiaron con frecuencia de lugar de residencia.
La primera vez que nos hablan de ellos los Hechos de los Apóstoles
(18:1-3), acababan de partir de Italia, pues el emperador Claudio había
publicado un decreto por el que prohibía a los judíos habitar en Roma.
Aquila era un judío originario del Ponto. Al salir de Italia, se
estableció en Corinto con su esposa, Priscila. San Pablo fue a visitarlos al
llegar de Atenas. Al ver que Aquila era, como él, fabricante de tiendas (pues
todos los rabinos judíos tenían un oficio), decidió vivir con ellos durante su
estancia en Corinto.
No sabemos si San Pablo los convirtió entonces a la fe o si ya
eran cristianos desde antes. Aquila y Priscila acompañaron a San Pablo a Efeso;
ahí se quedaron, en tanto que el Apóstol proseguía su viaje. Durante la
ausencia del Apóstol, instruyeron a Apolo, un judío de Alejandría "muy versado
en las Escrituras", que había oído hablar del Señor a unos discípulos del
Bautista.
Durante su tercer viaje a Efeso, San Pablo se alojó en casa de
Aquila y Priscila, donde estableció una iglesia. El Apóstol escribe:
"Saluda a Priscila y Aquila y a la iglesia de su casa." Y añade unas
palabras de gratitud por todo lo que habían hecho: "Mis colaboradores en
Jesucristo, que expusieron la vida por salvarme. Gracias les sean dadas, no
sólo de mi parte, sino de parte de todas las iglesias de los gentiles."
Estas palabras se hallan en la epístola de San Pablo a los
romanos, lo cual prueba que Aquila y Priscila habían vuelto a Roma y tenían
también ahí una iglesia en su casa. Pero pronto volvieron a Efeso, pues San
Pablo les envía saludos en su carta a Timoteo.
El Martirologio Romano afirma que murieron en Asia Menor, pero,
según la tradición, fueron martirizados en Roma. Una leyenda muy posterior
relaciona a Santa Priscila con el "Titulos Priscae", es decir, con la
iglesia de Santa Prisca en el Aventino.
ORACIÓN
Dios nuestro, cada año
nos alegras con la fiesta de los santos mártires Aquila y Priscila, concédenos
bondadosamente, a quienes conmemoramos su victoria, la gracia de imitar también
su fortaleza en el sufrimiento. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
San Agustin Zhao Rong, y compañeros mártires
Conságralos en la verdad; tu palabra es la verdad». Esta
invocación, que reproduce la voz de la oración sacerdotal de Cristo elevada al
Padre en la Última Cena, parece subir de la muchedumbre de santos y
bienaventurados que el Espíritu Santo suscita en su Iglesia a lo largo de los
siglos. Dos mil años después del comienzo de la obra de la redención, hacemos
nuestra esa invocación, con los ojos fijos en el ejemplo de santidad de Agustín
Zhao Rong y sus ciento diecinueve compañeros mártires en China. Dios Padre los
consagró en su amor, escuchando la oración de su Hijo que le adquirió un pueblo
santo al extender sus brazos en la cruz para destruir la muerte y manifestar la
resurrección.
La Iglesia da gracias al Señor porque la bendice y derrama en
ella la luz con el resplandor de la santidad de estos hijos e hijas de China.
La jovencita Ana Wang, de catorce años, resistió las amenazas del verdugo que
la invitaba a apartarse de la fe de Cristo, diciendo mientras se preparaba con
ánimo sereno a ser decapitada: «La puerta de los cielos ha sido abierta a
todos», y con susurros invocó tres veces a Jesús; Xi Guizi, un joven de
dieciocho años, dijo impávido a quienes le acababan de cortar el brazo derecho
y se esforzaban por arrancarle la piel cuando todavía estaba vivo: «Cada trozo
de mi carne, cada gota de mi sangre traerá a vuestra memoria que soy
cristiano».
Con la misma fortaleza y alegría, otros ochenta y cinco chinos
dieron testimonio, hombres y mujeres de toda edad y condición, sacerdotes,
religiosas y laicos que, con la entrega de la vida, confirmaron su indefectible
fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Esto sucedió en diversas épocas y tiempos
difíciles y angustiosos de la historia de la Iglesia en China.
En esta multitud de mártires resplandecen también treinta y tres
misioneros y misioneras que, dejando su patria, intentaron insertarse en las
costumbres y mentalidad chinas, adoptando con gran amor las particularidades de
aquellas tierras, seducidos por el deseo de anunciar a Cristo y de servir a ese
pueblo. Sus sepulcros todavía se conservan allí para mostrar que pertenecen a
aquella patria a la que, a pesar de la flaqueza humana, amaron con sincero
corazón, consagrando a ella todas sus energías. «A nadie hemos perjudicado sino
que hemos servido a muchos», dijo el obispo Francisco Fogolla al gobernador que
se disponía a matarlo con su propia espada.
ORACIÓN
Padre misericordioso, concédenos crecer en la fe, para que, así como los
santos mártires San Agustin Zhao Rong, y compañeros mártires la confesaron
hasta su muerte gloriosa, a nosotros nos justifique perseverando fielmente en
la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
San Cristóbal
San Cristóbal nació e Sidón o Tiro en la
primera mitad del siglo III d.C. Su muerte se produjo entre el 249 y el 251
d.C. durante la persecución de Decio.
Según cuenta la tradición era hijo de un
rey cananeo y antes de abrazar el cristianismo se llamaba Relicto. Su estatura
y porte eran grandes. Durante su juventud puso su espada al servicio de
Gordiano, emperador romano. Sin embargo el siempre buscó ponerse al servicio de
el Rey más grande de la tierra. Y ese Rey lo encontró cuando oyó hablar de
Jesucristo. Un ermitaño le instruyo y le indico que usase su estatura para
servir a Dios y a los demás. Se cree que su conversión se produjo en
la región de Licia y allí empezó a transportar viajeros para que vadeasen el
rio hasta que un día vio un niño en la orilla; y habiéndole preguntado qué
quería, el niño le respondió que le pasase a la otra orilla. Al cogerlo al
hombro sintió un gran peso y preguntándole al niño este le dijo que por fin
había encontrado a su Señor y que sobre sus hombros había portado a Cristo.
Desde entonces se llamó Cristóbal que significa portador de Cristo. El niño le
prometió que el báculo que portaba en la mano florecería y se llenaría de
frutos y así sucedió. Este es el origen de la palmera con la que se representa
al Santo en muchos lugares. Tras este episodio Cristóbal fue bautizado por el
Patriarca Babilas en su basílica de Antioquia. Tiempo después salió un edicto
del emperador Decio obligando a hacer sacrificios a los dioses paganos y
persiguiendo a los cristianos que se negasen a ello. Dagón prefecto de Licia
puso en ejecución el decreto y entre otros muchos San Cristóbal fue detenido e
interrogado. Fue sometido a multitud de tormentos: flagelación con varillas de
hierro, casco de hierro al rojo vivo sobre la cabeza y por fin la parrilla que
no quemo su cuerpo. Como último recurso fue asaetado sin resultado por lo que
se le cortó la cabeza no sin haber obrado un milagro sobre el propio prefecto
que se convertiría al cristianismo. Desde antiguo es patrón de los caminantes y
ello explica el patronazgo actual sobre los automovilistas. Su festividad se
celebra el 10 de Julio.
ORACIÓN
“Señor, tú que nos has permitido recorrer todos los senderos del mundo en
busca del poder y la gloria. Tú que eres capaz de desvelar el misterio que se esconde
a cada nuevo paso, dame para que mis pies pisen firme en la tierra, pero haz
que mis ojos se alcen al cielo en busca de esperanza. Y que esta esperanza vaya acompañada de la vara de la paciencia y el
bastón de la sabiduría y la prudencia, para que, como tú hiciste, sepa mantener
mis hombros firmes, aunque el peso de mis responsabilidades se haga
insoportable. Ayúdame a caminar. Deja que tome con fe tu mano, pues no merezco tus
hombros como EL, para que mis vicisitudes sean más llevaderas y mis problemas
menos opresivos”. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
SAN BENITO,
► Fundador de la Orden Benedictina
y Patrono de Europa ◄
Nació en Nursia, región de la
Umbría italiana, hacia el año 480. Después de recibir en Roma una buena
formación, comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió
algunos discípulos. Más tarde, hacia el año 529, se trasladó a Casino, donde
fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió su Regla, cuya difusión
le valió el título de patriarca del monacato de Occidente, pues pronto se
difundió por Europa en una red de miles de monasterios. Su Regla asume y resume
la tradición monástica oriental, adaptándola con sabiduría y discreción al
mundo occidental, con lo que, además, abre una vía nueva a la civilización
europea tras el declive de la romana. La dedicación principal de los
benedictinos es «la obra de Dios», o sea, la celebración de los misterios cristianos,
y su lema «orar y trabajar». Así evangelizaron durante siglos a los pueblos, a
los que llevaron también la cultura. Santa Escolástica era hermana suya. Murió
el 21 de marzo del año 547. El papa Pablo VI, en 1966, lo proclamó patrono de
Europa. -Oración: Señor, Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un
esclarecido maestro en la escuela del divino servicio, concédenos, por su
intercesión, que, prefiriendo tu amor a todas las cosas, avancemos por la senda
de tus mandamientos con libertad de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
ORACIÓN
San Benito, Padre y Protector nuestro, tú no te antepusiste
a nada ante Cristo desde que lo hallaste en la oración. Intercede para que
también nosotros podamos encontrarlo y así vivamos en el amor del Eterno Padre
y en la victoria de la Cruz de su Hijo. Que unamos nuestros sufrimientos a los
de la cruz para la redención de nuestros pecados. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
San Juan Gualberto
Fundador de
Vallumbrosa. Hijo de familia noble, nació hacia el año 995 cerca de Florencia,
en el castillo de Petroio. En su juventud tuvo una experiencia extraordinaria:
había jurado vengar el asesinato de su hermano y acabar con la vida del
asesino. La celebración del Viernes Santo de 1003 le impresionó de tal manera,
que perdonó al asesino, e ingresó en el cercano monasterio cluniacense de San
Miniato. No tardó en dejarlo porque el abad era simoníaco.
Marchó con un
compañero a Vallumbrosa, donde fundó un monasterio al que pronto afluyeron las
vocaciones; Juan tenía preferencia por los pobres. El monasterio era un grupo
de cabañas en torno a una ermita. Allí la Regla de San Benito se observaba sin
mitigaciones, el fundador y abad era para todos como una regla viviente,
ejemplo de piedad y austeridad. Combatió con empeño la lacra de la simonía. Por
el alto concepto que tenía del sacerdocio, no quiso recibir las órdenes
sagradas. Fundó luego varios monasterios y murió en el de San Miguel de
Passignano (Toscana) el 12 de julio de 1073.
ORACIÓN
Oh Dios, artífice y amante de la paz, a quien
conocer es vivir y a quien servir es reinar; fortalécenos en tu amor, para que
devolviendo, a ejemplo de san Juan Gualberto, bien por mal y bendición por
maldición, consigamos de ti el perdón y la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
DOMINGO, 13
XV DEL
TIEMPO ORDINARIO
San enrique
II - Emperador
Nació en Hildesheim, Baviera, el año 973 y recibió, sobre todo
en monasterios, una educación religiosa esmerada. Sucedió con 22 años a su
padre en el gobierno del ducado bávaro y, tras la muerte de Otón III, fue
elegido para sucederle en el trono imperial germánico. El año 1002 fue coronado
en Aquisgrán como rey de los romanos, y el año 1024 Benedicto VIII lo coronó
emperador en Roma. Contrajo matrimonio con Santa Cunegunda. En el trono supo
ser un cristiano convencido y consecuente, que puso su poder al servicio del
bien común de su pueblo. Rehuía el uso de las armas, y sólo recurría a ellas en
casos extremos. Se distinguió por su interés en la reforma de la vida de la
Iglesia y en su mejor organización, y por la promoción de la actividad
misionera. Protegió a la Orden Benedictina y en general la vida religiosa.
Fundó varios obispados y dotó monasterios. Murió en Grona (Gotinga) el 13 de
julio de 1024.
ORACIÓN
Oh Dios, que has
llevado a san Enrique, movido por la generosidad de tu gracia, a la
contemplación de las cosas eternas desde las preocupaciones del gobierno
temporal, concédenos, por sus ruegos, caminar hacia ti con sencillez de corazón
en medio de las vicisitudes de este mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Confeccionado por Franja y Állen-Perkins
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