Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
EVANGELIO
XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
El Cesar tambien es de Dios
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN MATEO
22, 15-21
En aquel tiempo, se
retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una
pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le
dijeron:
-- Maestro, sabemos que
eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te
importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas:
¿es lícito pagar impuesto al César o no?
Comprendiendo su mala
voluntad, les dijo Jesús:
-- Hipócritas, ¿por qué
me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.
Le presentaron un
denario. Él les preguntó:
-- ¿De quién son esta
cara y esta inscripción?
Le respondieron:
-- Del César.
Entonces les replicó:
-- Pues pagadle al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Palabra del Señor
HOMILÍA
SIN VIVIR AL MARGEN
Por Javier Leoz
Donde no llega la
razón, llega el corazón. Donde no llegues tú, llegaré yo. Y, cuando leo estas
letras, me preguntó por qué a veces es tan difícil combinar fe e ideas,
política y religión, el cielo con la tierra, lo humano con lo divino. ¿Hasta
dónde puede llegar la fe? ¿Hasta dónde pretenden llegar aquellos que solamente
juzgan y se rigen por la razón o la ideología de la que, siempre, queda alguien
al margen?
1.Cuántas situaciones
de injusticia se evitarían si, por ejemplo, la moral iluminase ciertas
actuaciones que las damos como insignes conquistas del mundo moderno cuando, a
la corta o a la larga, comprobaremos que son decadencia ¿Es intromisión
denunciar que la humanidad, en más de una ocasión, se autodestruye cuando
legisla en contra de la dignidad del propio ser humano?
-Dar al César, lo que es del César, no siempre
implica quedarse al margen de aquello que consideramos negativo para un
progreso bien entendido. ¿No sería más bien cobardía o falta de valentía a la
hora de defender unos criterios que
consideramos válidos, esenciales e irrenunciables para nuestro futuro?
-Dar al César, lo que
es del César, no es decir “amén” a todo lo que el poder establecido nos mete
hasta los tuétanos y, normalmente, en contra de los más desfavorecidos.
-Dar al César, lo que es
el César, es saber que, la Iglesia, no es una institución política –ni mucho
menos- pero que no puede ni debe vivir al margen de lo que gime en su interior:
su ser profético que le empuja a denunciar cuando se rebasan ciertos límites, y
a anunciar que, la última instancia a la que debemos someternos, es
precisamente Dios.
2. Ser buen cristiano
no significa vivir divorciados de las instancias donde se cuecen los destinos
del mundo. Hoy hay diversas corrientes en las que se proclama aquello de “la
Iglesia en la sacristía” “la fe es un ámbito privado” “en la calle hay que ser
ciudadano, no cristiano”.
Ante estas soflamas no
cabe sino, recordar, que la fe es un derecho público y privado, personal y
comunitario, social y no marginal. Como
personas, hemos de ejercer libremente nuestro ideario cristiano sin miedo a ser
tachados de entrometidos. Qué gran perjuicio, para el Evangelio, para la
Iglesia y para la sociedad misma, si –nuestro cristianismo- lo redujéramos a
ser eso: buenos ciudadanos. No nos hemos bautizados para ser los necios del
mundo. Más bien al contrario; nuestro bautismo nos empuja a salar aquellas
situaciones que requieren un punto de verdad o de ilusión, de alegría o de
justicia, de dignidad o de equidad. Pero ¿qué ocurre cuando la Iglesia hace,
dice o evidencia todo esto? Que escuece y se pretende silenciarla. Nunca, un
paciente que se acerque a un médico, le criticará por el hecho de que estudie,
cure y sane sus heridas. Al contrario, aunque le duela, sabe que en ello se le
va la vida.
Aquí está el término
medio. La sociedad tiene sus propias normas pero, sus legisladores, no son
perfectos y por lo tanto tampoco muchas de las cosas que dicen, hacen o
estampan en cuño de ley. Y, cuando la Iglesia alerta de ciertos excesos no es
por intrusión (ni mucho menos) sino porque, en la herida, se puede desangrar el
futuro de una sociedad caprichosa, hedonista donde vence el fuerte, sufre el
pobre y el “césar” (por sus
deliberaciones o actuaciones) se marcha de su palacio ajeno al sufrimiento
producido en su pueblo.
¿Difícil papeleta el
saber hasta dónde entramos unos y hasta donde han de entrar otros? Tal vez. Lo
que nunca debemos hacer como cristianos es eso….conformarnos con ser buenos
vecinos. En todo caso intentar por encima de todo ser buenos cristianos. Aunque
a más de uno le duela. ¡Qué se va hacer! ¡O somos cristianos o no lo somos!
SIN VIVIR AL MARGEN
Por Javier Leoz
Complemento:
5.- ¿CESAR…..O TU, SEÑOR?
Cuando confundo lo divino con lo humano, y me quedo
sólo con lo segundo
Cuando, volcado de lleno en lo superficial, olvido
que Tú existes desde los mismos inicios de mis días
Cuando, escuchando tu Palabra, me quedo con aquellas
escritas por el presente
Entonces, Señor, sólo entonces me doy cuenta…que
sirvo demasiado al “césar” de este mundo.
Cuando pretendo una iglesia desarraigada y no
profética alejada de todo compromiso.
¿CÉSAR…..O TU SEÑOR?
Cuando dedicado al intercambio de moneda no veo que,
la mayor, riqueza soy yo: como persona y como hijo tuyo como llamado a la vida
y a la gracia a la santidad, a la sencillez y a la adoración en tu presencia
Cuando, pendiente de lo que acontece a mi alrededor te
doy las migajas de unos minutos de oración o las prisas de una misa rutinaria
Cuando, soñando con ser grande dejo de lado aquel
cielo en el que, para entrar, he de ser pequeño
¿CÉSAR….O TU SEÑOR?
Que no me olvide, oh Señor, que Tú eres el centro de
todo
Que no me olvide, Señor, de orientarme desde Ti y
contigo
Que no me olvide, Señor, que –el cielo y la tierra- son
todo obra de tu mano
Que no me olvide, Señor, que entre los “césares” que
intentan manipular mi conciencia sólo Tú, Señor, tienes derecho a entrar en
ella....Amén.
http://assertum.blogspot.com.es/2014/10/homilia-sin-vivir-al-margen-domingo.html
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