Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Lector:
Tú quieres ser santo?
Se busca un Santo: Tú, sí.... tú.
Perdóname, Señor, que venga a molestarte, pero se me acaba de ocurrir una idea:
Dicen que tienes necesidad de un Santo y pienso que tal vez podría servirte yo...
Vengo, pues, a ofrecerme para tal empleo; creo que podría cumplir bien esa ocupación.
A pesar de lo que digan, el mundo está lleno de personas perfectas.
Hay muchos que te ofrecen tantos sacrificios que, para que no te equivoques al contarlos, los marcan con pequeñas cruces en un
cuadernillo. A mí, la verdad, no me gustan los sacrificios, me fastidian enormemente...
Lo que te he dado, Señor, Tú sabes bien que lo has cogido Tú mismo sin pedirme permiso y, lo más que yo he hecho, ha sido no protestar...
Hay también otros que se corrigen de un defecto por semana y ¡claro! serán forzosamente perfectos al cabo de un trimestre.
Pero yo no tengo suficiente confianza en mí para hacer eso, ¿quién sabe si perseveraré al cabo de la primera semana?
¡Soy tan impulsivo, Dios mío!
Por eso, prefiero quedarme con mis defectos, aunque usándolos lo menos posible...
Las personas perfectas tienen tantas cualidades, que no hay sitio en su alma para otra cosa y por lo tanto nunca llegarán a ser Santos.
Además, tampoco tienen ganas de serlo por miedo a faltar a la humildad.
Pero un Santo, Señor, yo creo que es ser un vaso vacío, que Tú llenarás de tu gracia, con el amor que desborda tu Corazón, con la santidad de los Tres...
Mira, Señor, que yo soy eso: un vaso vacío, sin nada; sólo hay un poco de fango estancado en el fondo y no está muy limpio, ya lo sé...
Pero seguro que ahí arriba Tú tienes algún detergente celestial! y además, ¿para qué serviría el Agua de tu Costado sino para lavarlo antes de usarlo?
Pero si tampoco Tú quieres de mí, Señor, no insistiré...
Piensa, sin embargo, en mi propuesta, que va en serio.
Cuando vayas a tu bodega a sacar el vino de tu amor, acuérdate que, en cierto lugar de la tierra, tienes un pequeño vaso a tu disposición.
Y YO... ¿QUÉ HAGO?
Pero un Santo, Señor, yo creo que es ser un vaso vacío, que Tú llenarás de tu gracia, con el amor que desborda tu Corazón, con la santidad de los Tres...
Mira, Señor, que yo soy eso: un vaso vacío, sin nada; sólo hay un poco de fango estancado en el fondo y no está muy limpio, ya lo sé...
Pero seguro que ahí arriba Tú tienes algún detergente celestial! y además, ¿para qué serviría el Agua de tu Costado sino para lavarlo antes de usarlo?
Pero si tampoco Tú quieres de mí, Señor, no insistiré...
Piensa, sin embargo, en mi propuesta, que va en serio.
Cuando vayas a tu bodega a sacar el vino de tu amor, acuérdate que, en cierto lugar de la tierra, tienes un pequeño vaso a tu disposición.
Y YO... ¿QUÉ HAGO?
http://osolxasaiu.blogspot.com.es/2012/08/se-busca-un-santo-tu-si-tu.html
Esta es letra de un canto, que cuando era niño cantábamos en el Seminario al Señor sacramentado.
ResponderEliminarHizo 57 años que dejé el seminario.
La he buscado en internet y no la he encontrado.
Me puse a cantarla y recordé la letra.
Os la mando para que en horas bajas, si las tenéis, la recéis. Como véis os puede servir. No sé quién es el autor.
Franja.
Esa es la letra:
Oh, buen Jesús, Sol de amor,
Del alma luz y alegría.
Oye el cantar de dolor,
Del alma que amarte ansía.
Sin tu luz y tu calor
El alma esá triste y fria.
Feliz será el alma mía,
Solo contigo, Señor.
Vivo envuelto en soledad
Sumido estoy en trsteza.
Todo es llanto y horfandad
En quien no ve tu belleza.
De mi, Señor, ten piedad
Según tu inmensa largueza,
El sol a brillar empieza...!
Cesad, lágrimas, cesad.
El último verso lo recordé.
No era cómo estaba:
I
Oh, buen Jesus. Sol de amor,
Del alma luz y alegría.
Oye el cantar de dolor,
Del alma que amarte ansía.
Sin tu luz y tu calor
El alma esá triste y fria.
Feliz será el alma mía,
Solo contigo, Señor.
Vivo envuelto en soledad
Sumido estoy en trsteza.
Todo es llanto y horfandad
En quien no ve tu belleza.
De mi, Señor, ten piedad
Según tu inmensa largueza,
El sol a brillar empieza...
Cesad, lágrimas, cesad.