Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
19 de marzo.
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ
San José nos enseña a tratar a Jesús y María.
"Hemos de santificar el trabajo,
santificarnos en el trabajo
y santificar a los demás con el trabajo"
(San Josemaría)
Puntos de meditación
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SAN JOSÉ.
¡Qué gloria para ti, oh gran santo, mandar a una esposa omnipotente en el cielo y en la tierra! Imita la pureza, la humildad y la modestia de José, y María se mostrará contigo llena de ternura. Para que llegues a ser un gran santo, haz, siguiendo el ejemplo de San José, todas tus acciones pensando que Dios te ve.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SAN JOSÉ.
I -San José mereció, por su pureza, el honor
de ser elegido por Dios,
de ser elegido por Dios,
para ser el esposo de su Madre.
II. Fue el padre nutricio de Jesús, y Jesús le estaba sometido.
A ejemplo de San José, nunca te separes de Jesús: que en todos tus actos sea tu compañero, conversa a menudo con Él. Haz un lugar a Jesús en medio de tus hijos: que tu Señor venga a tu familia, que tu Creador se acerque a su creatura. (San Agustín).
III. San José murió en brazos de Jesús y de María.
Tú también quieres terminar tu existencia con una muerte dichosa y santa: ten una gran devoción a San José. Nos asegura Santa Teresa que ha obtenido todo lo que ha pedido por los méritos de San José. Pídele esta última gracia que debe coronar tu vida y hacerte comenzar una eternidad de dicha. Con frecuencia durante tu vida, y sobre todo en la hora de tu muerte, pronuncia los tres hermosos nombres de Jesús, María y José.
La devoción a San José
Rogad por los agonizantes.
Rogad por los agonizantes.
Oh José Bendito, tú que expiraste en el abrazo amoroso de Jesús y María. Cuando el sello de la muerte se cierne sobre mi vida, ven en mi auxilio junto con el Señor Jesús y Santa María. Obténme este solaz, para que en esa hora, pueda morir en sus santos brazos a mi alrededor. Jesús, María y José, les encomiendo mi ser, viviente y agonizante, en sus santos brazos. Amén.
ORACIÓN A SAN JOSE
PARA ALCANZAR UNA BUENA MUERTE
¡Oh mi Santo protector, glorioso Patriarca San José, que, estando en el lecho de vuestro dulce tránsito, os visteis rodeado de ángeles y asistido de su Rey, Cristo Jesús, y de su Reina, la Santísima Virgen María, esposa vuestra, y que con esta amabilísima compañía salisteis en una paz celestial de esta miserable vida!. Alcanzadme la gracia de perseverar en el bien hasta que muera reclinado en vuestros brazos. Sí, santo mío, por aquella dulce compañía que, Jesús y María os hicieron hasta la hora de vuestra muerte, protegedme en la mía, hasta que me vea con Vos en el cielo. Compadeceos también de las pobres almas del Purgatorio, que invocan vuestra gracia y poder para con ellas; amparadlas y llevadlas pronto a vuestra gloria, para que juntas con la mía, glorifiquemos vuestro santo nombre con el de Jesús y María por todos los siglos. Amén.
Ruega por nosotros, San José.
Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Y para coronar este artículo
voy a poner lo que encontré
en la última Alfa y Omega sobre San José:
19 de marzo, solemnidad de San José
«Que todos sean devotos de este glorioso santo»
«Quien no hallare maestro que le enseñe oración», tome a san José por maestro «y no errará en el camino», recomienda santa Teresa de Jesús,en el Libro de la Vida. Asegura la santa de Ávila que este «glorioso santo» socorre en todas las necesidades, pues el Señor, «así como le fue sujeto en la tierra, así en el cielo hace cuanto le pide»... Y tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él. (...)
No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso santo, tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que, así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide.
No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso santo, tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que, así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide.
Esto han visto otras algunas personas a quien yo decía se encomendasen a él, también por experiencia: y aun hay muchas que le son devotas de nuevo, experimentando esta verdad. (...)
Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan.
Paréceme, ha algunos años, que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío.
Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso santo a mí y a otras personas; mas por no hacer más de lo que me mandaron, en muchas cosas seré corta, más de lo que quisiera; en otras más larga que era menester. En fin, como quien en todo lo bueno tiene poca discreción.
Sólo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el niño Jesús, que no den gracias a san José por lo bien que les ayudó en ellos.
Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará en el camino. Plega al Señor no haya yo errado en atreverme a hablar en él; porque aunque publico serle devota, en los servicios y en imitarle, siempre he faltado; pues él hizo, como quien es, en hacer de manera que yo pudiese levantarme y andar, y no estar tullida, y yo, como quien soy, en usar mal de esta merced.
Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará en el camino. Plega al Señor no haya yo errado en atreverme a hablar en él; porque aunque publico serle devota, en los servicios y en imitarle, siempre he faltado; pues él hizo, como quien es, en hacer de manera que yo pudiese levantarme y andar, y no estar tullida, y yo, como quien soy, en usar mal de esta merced.
Teresa de Jesús
ORACION POR LOS SACERDOTES
del Cardenal Richard Cushing
Dios Todopoderoso y Eterno, mira con amor el rostro de tu Hijo y por amor a El que es el Sumo y Eterno Sacerdote ten misericordia de tus sacerdotes. Acuérdate oh compasivo Señor que ellos son sino frágiles y débiles seres humanos. Remueve en ellos el don de la vocación que de modo admirable se consolidó por la imposición de las manos de tus Obispos. Mantenlos siempre cerca de ti . No permites que el enemigo les venza, para que nunca se hagan participes de la más mínima falta contra el honor de tan sublime vocación.
Señor Jesús, te pido por tus fieles y fervorosos sacerdotes así como por los sacerdotes infieles y tibios ; por los sacerdotes que trabajan en su propia tierra o los que Te sirven lejos , en lugares o misiones distantes; por tus sacerdotes tentados , por los que sienten la soledad , el tedio o el cansancio; por los sacerdotes jóvenes o por los que estén a punto de morir así como por las almas de sacerdotes en el purgatorio.
Pero sobretodo, te encomiendo los sacerdotes que más aprecio: el sacerdote que me bautizó o me ha absuelto de mis pecados; los sacerdotes a cuyas misas he asistido y me han dado Tu Cuerpo y Sangre en la Comunión.; los sacerdotes que me han aconsejado, me han consolado o animado y aquellos a quienes de alguna forma les estoy más en deuda.
Oh Jesús, mantenlos a todos cerca de tu Corazón y bendícelos abundantemente en el tiempo y en la eternidad. AMEN
Traducción personal:
Padre Mario González Gutiérrez
Vía degli Aldobrandeschi 190
Roma, Italia.
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