Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
SANTOS DEL 2 AL 8 MAYO 2016
VI
SEMANA DE PASCUA
SANTOS DE LA SEMANA
SAN ATANASIO
► Obispo y doctor de la Iglesia ◄
Nació en Alejandría de Egipto el año
295, de padres cristianos. Fue colaborador y sucesor, el año 328, del obispo de
Alejandría san Alejandro, a quien había acompañado como diácono al Concilio de
Nicea. Durante los cuarenta y cinco años de su episcopado, defendió
valerosamente la recta fe católica proclamada en Nicea y, en particular, la
divinidad de Jesucristo contra los arrianos, lo que le acarreó incontables
sufrimientos, entre ellos, cinco destierros decretados por los emperadores.
Escribió excelentes obras apologéticas y expositivas de la fe; mención especial
merece su Vida de San Antonio,
en la que narra la vida del santo Abad y que luego sirvió de modelo a las
hagiografías. Difundió incluso en Occidente el ideal monástico. Murió en su
sede de Alejandría el año 373.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que
hiciste de tu obispo san Atanasio un preclaro defensor de la divinidad de tu
Hijo, concédenos, en tu bondad, que, fortalecidos con su doctrina y protección,
te conozcamos y te amemos cada vez más plenamente. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
Santos Felipe y Santiago, apóstoles
Felipe, natural de Betsaida, en
Galilea, fue primero discípulo de Juan Bautista, y siguió a Jesús cuando éste
le dijo «Sígueme», después de lo cual fue a decirle entusiasmado a Natanael:
«Hemos encontrado a aquel de quien hablaban Moisés y los profetas, Jesús de
Nazaret». Los evangelios lo mencionan en algunos pasajes y la tradición lo
recuerda como evangelizador en Asia Menor. Santiago, apellidado «el Menor»,
pariente de la Virgen María y del Señor, hijo de Alfeo, fue obispo de la
primera comunidad judeo-cristiana de Jerusalén; escribió la carta canónica que
lleva su nombre; es el apóstol con quien Pablo convertido toma contacto, y a
quien el Concilio de Jerusalén concede un papel importante en momentos
cruciales del desarrollo de la evangelización. Recibió la palma del martirio en
Jerusalén el año 62.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que nos alegras
todos los años con la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago,
concédenos, por su intercesión, participar en la muerte y resurrección de tu
Hijo, para que merezcamos llegar a contemplar en el cielo el esplendor de tu
gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San José María Rubio y Peralta
Nació en Dalías (Almería) en 1864,
de familia numerosa y campesina. Estudió en los seminarios de Almería, Granada
y Madrid, donde fue ordenado de sacerdote en 1887. Ejerció diferentes
ministerios en la diócesis madrileña, en la que pronto adquirió fama de
santidad. En 1906 entró en la Compañía de Jesús, que le encomendó diversos
apostolados en Granada, Sevilla y Manresa (Barcelona), hasta su regreso en 1917
a Madrid, campo ya definitivo de su apostolado. Su actividad apostólica fue
extraordinaria: pasaba muchas horas en el confesonario atendiendo a multitud de
penitentes, predicó muchos ejercicios espirituales, en sus sermones y en su
porte irradiaba bondad, organizó y dirigió obras e instituciones de vida
cristiana, desarrolló una gran actividad social en barrios pobres, gozó de
dones místicos extraordinarios. Murió en Aranjuez (Madrid) el 2 de mayo de
1929. Juan Pablo II lo canonizó el 4 de mayo del 2003, y su memoria litúrgica
se celebra el 4 de mayo.
ORACIÓN
Padre de las misericordias, que
hiciste al bienaventurado sacerdote José María Rubio ministro de la
reconciliación y padre de los pobres, concédenos que, llenos del mismo espíritu,
socorramos a los abandonados y manifestemos a todos tu caridad. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
San Frasncisco Laval
Nació el 30 de abril de 1623 en
Montigny-sur-Avre, Francia. Hijo de Hugues de Laval-Montigny, Señor de
Montigny, y de Michelle de Péricard. Siendo Francisco descendiente de la
nobleza francesa ya que ambos padres pertenecían a la alta nobleza emparentada
con el rey y la corte. Su padre fue descendiente del Barón de Montmorency.
Durante su adolescencia, Francisco
de Laval asistió al colegio jesuita de La Flèche, recientemente instaurado por
el rey Enrique IV de Francia. Laval fue ordenado como sacerdote el primero de
mayo de 1647.
El 8 de diciembre de 1658, recibió
el nombramiento de Vicario Apostólico de la Nueva Francia siendo consagrado
como Obispo titular de Petra en la abadía de Saint-Germain-des-Prés en París,
arribando a Quebec el 16 de junio de 1659. En el tiempo de Laval, el actual
Quebec llevaba el nombre topónimo de Canadá constituyendo una región de la Nueva
Francia. Fundó la comunidad clerical del Seminario de Quebec el 26 de marzo de
1663 sentando los fundamentos del Gran Seminario de Quebec.
El Seminario de Quebec es una
comunidad de sacerdotes diocesanos fundada por Francisco de Laval, fue la
primera institución en formar escritores, pensadores, líderes políticos y
religiosos muchos de los cuales lucharían por los derechos del país después de
la conquista inglesa. Después de 1760, las parroquias seguían todavía en pie,
agrupadas alrededor de su pastor, como había enseñado el obispo de Quebec.
Laval recorría su vasta diócesis en
canoa, a pie o en raquetas para nieve, abarcando desde las riberas del río San
Lorenzo y Acadia y hasta Luisiana. Visitando a la gente en sus hogares y
prestando particular atención a la protección de los Pueblos Aborígenes.
Francisco de Laval murió en Quebec
el 6 de mayo de 1708, y fue inhumado en la basílica Notre-Dame de Quebec.
En 1980 Francisco de Laval fue
beatificado por el Papa Juan Pablo II.
Venerable desde 1960, y beatificado
en 1980, «fue en Canadá lo que San Agustín en Bretaña, San Bonifacio en
Germania, o Cirilo y Metodio en los pueblos eslavos» (AAS 73,1981, 256)
El papa Francisco, por un decreto de
«canonización equivalente», lo inscribió el 3 de Abril del 2014 en el catálogo
de santos y extendió su culto a la Iglesia universal.
ORACION
Señor, Dios nuestro, has escogido a
Francisco de Laval, Para anunciar la Buena Nueva de la salvación en tierra de
América. Danos, por su intercesión, la fuerza en la fe y, con su ejemplo, un
corazón ardiente por el servicio al prójimo.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Santo Domingo Savio
Fue un joven discípulo de san Juan
Bosco que, desde la infancia, gozó de un ánimo dulce y alegre, y recorrió
expeditamente el camino de la perfección cristiana, llegando a la santidad
cuando todavía era un adolescente. Nació en Riva de Chieri (Turín, Italia) el 2
de abril de 1842; su padre era herrero y su madre costurera. Fue un niño
superdotado y desde pequeño hizo proyectos dignos de un cristiano maduro. Al
hacer la primera comunión, se propuso "antes morir que pecar". A los
doce años, su padre lo presentó a Don Bosco, que quedó prendado de sus
cualidades naturales y espirituales. Bajo la guía del Santo, alcanzó una
madurez humana y cristiana precoz. Sus grandes devociones fueron Jesús
Sacramentado, la Inmaculada Concepción de María, el Papa. Tenía una salud
frágil y era de natural vivo y sensible, y tuvo que superarse y afrontar no
pocas dificultades. La enfermedad lo obligó a dejar el Oratorio de Turín y
trasladarse Mondonio, donde murió el 9 de marzo de 1857.
ORACIÓN
Oh Dios, fuente de todo bien, que en
santo Domingo Savio ofreces a los adolescentes un ejemplo admirable de caridad
y de pureza: concédenos también a nosotros crecer como hijos en la alegría y en
el amor hasta la plena estatura de Cristo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San Agustín Roscelli
Nació en Bargone (Génova, Italia) el
año 1818 en el seno de una familia humilde y muy cristiana. Desde niño colaboró
con sus padres en tareas de labranza y de pastoreo. Afrontando grandes
dificultades económicas estudió en el seminario de Génova y recibió la
ordenación sacerdotal en 1846. Ejerció el sagrado ministerio en diferentes
destinos, edificando con su ejemplo, su entrega al servicio de los fieles, su
asiduidad al confesonario. Colaboró en la "Obra de los pequeños
artesanos", fue director espiritual de numerosos monasterios, atendió a
los encarcelados y a los condenados a la pena capital, fue capellán de un
orfanato provincial, trabajó en la atención de las madres solteras. Entre sus
colaboradoras en las escuelas-taller se fue desarrollando el deseo de
consagrarse a Dios, lo que le llevó a fundar la congregación de las Hermanas de
la Inmaculada Concepción para la formación de las jóvenes. Falleció el 7 de
mayo de 1902 en Génova. Fue canonizado por Juan Pablo II el año 2001.
ORACIÓN
Dios nuestro, que has puesto a los santos
como ejemplo y ayuda para facilitar a los débiles el camino de la salvación, al
celebrar la fiesta de san Agustín Roscelli, concédenos bondadosamente que,
siguiendo sus pasos, caminemos hacia ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Solemnidad
de la Ascensión del Señor
Después
de su pasión y muerte, Jesús se presentó a los apóstoles que había elegido,
dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y
hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Les prometió que serían
bautizados en el Espíritu Santo: «Recibiréis –les dijo– la fuerza del Espíritu
Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda
Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra». Y entre las muchas instrucciones
que les fue dando, San Mateo recuerda que les habló así: «Me ha sido dado todo
poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo».
Por
último, a los cuarenta días de su resurrección, el Señor Jesús llevó a sus
discípulos fuera de Jerusalén, a la cima del Monte de los Olivos, cerca de
Betania, y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los
bendecía, se separó de ellos, fue elevado al cielo, una nube lo ocultó a sus
ojos, y se sentó a la diestra de Dios.
Estando
ellos mirando fijamente al cielo mientras Jesús se iba, se les aparecieron dos
hombres vestidos de blanco que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando
al cielo? Éste que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le
habéis visto subir al cielo». Entonces se volvieron con gran gozo a Jerusalén y
perseveraban todos constantes en la oración, con un mismo espíritu, en compañía
de María, la madre de Jesús.
ORACIÓN
Llena, Señor, nuestro corazón de gratitud y de alegría por la gloriosa
ascensión de tu Hijo, ya que su triunfo es también nuestra victoria, pues a
donde llegó Él, nuestra cabeza, tenemos la esperanza cierta de llegar nosotros,
que somos su cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Confeccionado por Franja y Alen-Perkins
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