Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Bendición
del pan
Salmo
22 (1-3): El Señor es mi Pastor.
Ev.
de san Juan 6, 1-15 o de san Mateo 4, 1-4.
C.
Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor.
P.
Que hizo el cielo y la tierra.
C.
El Señor esté con vosotros.
P.
y con tu espíritu.
C.
Oremos
Señor
Jesucristo, pan de los Ángeles, pan vivo de vida eterna, dígnate bendecir +
este pan, así como bendijiste cinco panes en el desierto; para que cuantos
gustaren de él, perciban la salud del cuerpo y del alma.
Que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
P.
Amén.
Te
rogamos, Señor, quieras bendecir + este pan, para que sea salud del alma y del
cuerpo y defensa contra todas las enfermedades y asechanzas del enemigo para
cuantos lo temen.
Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, pan vivo bajado del cielo, que da vida y
salud al mundo y contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es
Dios, por los siglos de los siglos.
P.
Amén.
El
celebrante hace la aspersión con agua bendita.
Se recita el Padre nuestro.
La fe en casa: La
Bendición de la mesa
Bendecir la mesa, una
costumbre que ayuda a que vuestros hijos vivan en un ambiente cristiano.
Por: Jorge Peñacoba |
Fuente: http://www.sontushijos.org
La Bendición de la mesa
es una costumbre antiquísima entre los cristianos; y, antes, entre nuestros
hermanos mayores, los judíos. En los relatos evangélicos se puede observar como
el propio Jesús, nuestro Señor, lo hacía. No sólo en la última cena, sino que,
por ejemplo, antes de multiplicar los panes, bendice al Padre, pronuncia la
bendición de agradecimiento… Lo mismo hacen los discípulos, como se puede
apreciar en el libro de Los Hechos de los Apóstoles y otros del Nuevo
Testamento.
¿Qué significa bendecir
algo o a alguien?
Bendición, bendecir, es
un término de raíz latina que significa decir bien, decir algo bueno sobre algo
o alguien; desearle un bien (como maldecir es desearle un mal, cargar sobre él
una mala palabra y el mal deseo que conlleva. También la lengua griega, en la
que fue escrito el Nuevo Testamento tiene una palabra que significa lo mismo:
eu-logein
La Sagrada Escritura
está transida de la alegría por las bendiciones de Dios, y exhorta muy a menudo
a bendecir a su vez al Autor de todo nuestro bien: ‘Bendecid al Señor sus
Ángeles todos, bendecidle, hijos de los hombres: todo ser que alienta bendiga
al Señor...’, dice el Cántico de los Tres Jóvenes.
Una de las Cartas de
san Pablo comienza con esta explosión de alegría: "Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de
bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido
en él antes de la creación del mundo, para ser santos e sin mancha en su
presencia por el amor” (Ep. a los Efesios, cap. 1)
En realidad es Dios
quien nos bendice con su Amor. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica:
‘Bendecir es una acción divina que da la vida y cuya fuente es el Padre. Su
bendición es a la vez palabra y don ("bene-dictio", "eu-logia")…
Desde el comienzo y hasta la consumación de los tiempos, toda la obra de Dios
es bendición.
‘Toda bendición es
alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos
son bendecidos por Dios Padre "con toda clase de bendiciones
espirituales" (Ef 1,3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el
nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo’
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1671).
La Bendición de la mesa
o los alimentos
La bendición de la mesa
es una acción de gracias y una sencilla petición, que sigue la estela del
Padrenuestro, la oración que Jesús nos enseñó, donde pedimos: ‘Danos hoy
nuestro pan de cada día’, recordando así la procedencia de esos y de todos los
bienes -vienen de Dios- que nos deleitan y nos alimentan, y que son
completamente necesarios para el hombre.
Al recordar que vienen
de Dios y son para todos, nos alienta a hacer de nuestra parte todo lo que
podamos para que a nadie le falten, empezando por la personal moderación en su
uso; moderación que debe ser sincera y alegre, y que es señal de que no ponemos
en la acumulación y goce de esos bienes fungibles la clave de nuestra
felicidad.
Hay algunas fórmulas de
bendición muy ricas de contenido, otras muy sencillas (‘Benedictus benedicat’:
‘que el Bendito nos bendiga’, por ejemplo) o incluso un tanto infantiles (‘El
Niño Jesús que nació en Belén bendiga estos alimentos y a nosotros también’). …
Todas pueden ayudar, según las circunstancias y la costumbre de la familia de
que se trate… aunque tal vez habría que prescindir de las que tengan un tono
demasiado jocoso o incompatible con la idea de oración.
Lo mismo cabe decir
acerca de a quién corresponde en la casa hacer la bendición. En muchas familias
es costumbre que lo haga la madre, que tal vez es la que los ha preparado y a
la que todos miran esperando (y agradeciendo) que cuide de todos de ese modo
tan maravilloso. O el padre, como cabeza de familia. No faltan hogares en que
de buena gana se le pide al más pequeño que dirija la bendición, como signo del
respeto y cariño a los niños que Jesús enseñó; o que la hacen por turno los
hijos… Lo importante en cualquier caso es que es una oración familiar, un
detalle que hace brillar el carácter cristiano de aquel hogar.
Algunas sugerencias
prácticas
Es frecuente en la
actualidad que los miembros de la familia coman a distintas horas o en
distintos sitios, o que la cena sea poco más que un asunto que cada uno se
despacha por su cuenta… Pero siempre hay algunas comidas especiales; tal vez el
domingo, o la comida en casa de la abuela… Se le puede dar un valor especial
precisamente con la bendición.
También es buena cosa
enseñar a bendecir incluso cuando uno come sólo. De ese modo se adquiere el
hábito de vivir en presencia de Dios con sencillez a lo largo del día, y no
sólo, por ejemplo, en el templo
Hay quien, para
fomentar la costumbre entre los más pequeños, escribe en un papel la fórmula,
de un modo más o menos artístico, y lo pone en un imán de la nevera, o en una
cartelita para que pueda leerlo en voz clara aquel que le toca ese día…
Os adjuntamos algunas
fórmulas. La primera es la que se recoge en los bendicionales de la Iglesia.
Que lo disfrutéis.
Fórmulas para la
bendición de la mesa
Bendición
V. Bendícenos, Señor, y
bendice estos alimentos que por tu bondad vamos a tomar.
R. Amén.
V. El Rey de la gloria
eterna nos haga partícipes de la mesa celestial.
R. Amén.
Acción de gracias
V. Te damos gracias por
todos tus beneficios, omnipotente Dios, que vives y reinas por los siglos de
los siglos.
R. Amén.
V. El Señor nos dé su
paz.
R. Y la vida eterna.
Amén.
Hay otras muchas
fórmulas. Se adjuntan algunas, tanto de bendición antes de comer como de acción
de gracias al terminar.
BENDICIÓN AL COMENZAR
1. En el nombre del
Padre...
Bendícenos, Señor, y
bendice los alimentos que vamos a tomar para mantenernos en tu santo servicio.
Amén.
2. Bendícenos, Señor, y
bendice nuestros alimentos. Bendice también a quienes nos los han preparado, y
da pan a los que no lo tienen.
3. Bendice, Señor, a
cuantos hoy comemos este pan Bendice a quienes lo hicieron y haz que juntos lo
comamos en la mesa celestial.
4. Porque me das de
comer, muchas gracias, Señor. Sé que hay muchos hombres que hoy no comerán...
Danos a todos el pan de cada día.
ACCIÓN DE GRACIAS AL
TERMINAR
1. Te damos gracias,
Señor, por el alimento que nos has dado; haced que de él nos sirvamos siempre
para nuestro bien.
2. Gracias por todos
tus dones. Que el Rey de la eterna gloria nos haga partícipes de la mesa
celestial. Amén.
3. Gracias, Señor,
porque, de nuevo, hemos podido alimentarnos con los dones que Tú generosamente
nos das. Señor, que no haya más hambre en el mundo.
4. Te agradezco, Señor,
esta alegría de la mesa: el alimento y la compañía de los míos. Bendice siempre
a esta familia y a quienes no tienen ni hogar ni pan.
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