Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
SANTOS DEL 26 DE MARZO AL
1 DE ABRIL 2018
Semana Santa
Ha
terminado la cuaresma, el tiempo de conversión interior y de penitencia, ha
llegado el momento de conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Después de la entrada triunfal en Jerusalén, ahora nos toca asistir a la
institución de la Eucaristía, orar junto al Señor en el Huerto de los Olivos y
acompañarle por el doloroso camino que termina en la Cruz.
Durante la semana santa, las narraciones de
la pasión renuevan los acontecimientos de aquellos días; los hechos dolorosos
podrían mover nuestros sentimientos y hacernos olvidar que lo más importante es
buscar aumentar nuestra fe y devoción en el Hijo de Dios.
La Liturgia dedica especial atención a esta
semana, a la que también se le ha denominado “Semana Mayor” o “Semana Grande”,
por la importancia que tiene para los cristianos el celebrar el misterio de la
Redención de Cristo, quien por su infinita misericordia y amor al hombre,
decide libremente tomar nuestro lugar y recibir el castigo merecido por
nuestros pecados.
Para esta celebración, la Iglesia invita a
todos los fieles al recogimiento interior, haciendo un alto en las labores
cotidianas para contemplar detenidamente el misterio pascual, no con una
actitud pasiva, sino con el corazón dispuesto a volver a Dios, con el ánimo de
lograr un verdadero dolor de nuestros pecados y un sincero propósito de
enmienda para corresponder a todas las gracias obtenidas por Jesucristo.
Para los cristianos la semana santa no es el
recuerdo de un hecho histórico cualquiera, es la contemplación del amor de Dios
que permite el sacrificio de su Hijo, el dolor de ver a Jesús crucificado, la
esperanza de ver a Cristo que vuelve a la vida y el júbilo de su Resurrección.
DÍA 26 - LUNES SANTO
María
Magdalena lava los pies de Cristo
(Lucas 7, 38)
«Es
la historia: cómo santa María Magdalena lavó con sus lágrimas los pies a
Nuestro Señor Jesucristo, y los secó con sus cabellos. Así como san Lucas lo
dice en su evangelio, en el séptimo capítulo».
El encuentro de Jesús con una pecadora se
produce en casa del fariseo Simón que ha invitado a comer a Cristo, como cuenta
san Lucas. El artista A dispone un decorado minimalista, muy parecido en su
estructura al que había elegido para ilustrar la parábola del malvado rico (f.
155r). Se trata de sugerir la idea de un interior, y no de distraer la mirada
con detalles ornamentales. La desnudez del lugar, al igual que la arbitrariedad
de su proyección en el espacio, sirven de valedores de la imagen desplegada en
la parte delantera de ese trampantojo en forma de «embudo», como si la escena
emanase de las profundidades intemporales para invadir el aquí y ahora de la
contemplación devota. El fariseo y un comensal están sentados con Cristo ante
una mesa puesta con escudillas y tres cubiletes de oro. Discuten: el joven, a
la derecha del dueño de la casa, juega con su cuchillo, y Cristo moja un pedazo
de pan en su cuenco mientras señala con la otra mano a la mujer prosternada a
sus pies. El texto bajo la miniatura llama a la pecadora María Magdalena
–identificándola así, como sucede a veces en la tradición católica, con María
de Magdala, una de las discípulas más amadas por Cristo–, pero el texto de
Lucas no dice nada de eso. La arrepentida, llorando y ataviada con una túnica
escarlata, seca los pies de Cristo con sus largos cabellos sueltos que se
derraman por sus hombros en desordenados mechones, una señal de la mayor
aflicción, en la iconografía cristiana medieval. Ante tanto amor, Jesús le
perdona sus faltas para asombro general.
ORACIÓN
Mira con bondad, Señor, los sagrados misterios
que celebramos; y, ya que en tu misericordia los estableciste para perdón de
nuestros Pecados, haz que produzcan en
nosotros frutos de vida eterna' Por Jesucristo, nuestro señor. Amén
DÍA 27 - MARTES SANTO
Judas Iscariote traiciona al Señor
El beso de
Judas es uno de los episodios evangélicos de la Pasión de Jesús, el que da paso
al Prendimiento.
Según los
Evangelios, en el año 33 de la era cristiana, Judas Iscariote delató a Jesús de
Nazaret en el Huerto de Getsemaní mediante un beso. El beso ha simbolizado
tradicionalmente a la traición.
¿Quien era
Judas Iscariote?
Judas Iscariote es un personaje histórico
que nació en Queriot, una pequeña ciudad en el sur de Judea; algunos autores
expresan que su apellido se deriva del nombre de la ciudad. Siendo un muchacho,
sus padres se mudaron a Jericó, donde vivió, creció, recibió educación y fue
empleado en varias empresas comerciales de su padre, hasta que se interesó en
la predicación y la obra de Juan el Bautista.
A la edad de treinta años, de la mano de
Nataniel, se unió a los apóstoles. Él era probablemente el hombre más instruido
entre los doce apóstoles y el único de Judea en el grupo apostólico del
Maestro. Era un buen pensador, pero eso no siempre fue garantía de honestidad.
Se describe a Judas Iscariote como una persona que no se entendía a sí mismo y
que no era sincero con su propia persona.
Judas era un
buen hombre de negocios, requirió de mucho tacto, habilidad y paciencia, así
como una esmerada dedicación, para manejar los asuntos financieros de un
idealista como Jesús; Judas fue realmente un gran ejecutivo, un previsor y
financiero capaz.
Judas
Iscariote creció intelectualmente con las enseñanzas de Jesús, pero no pudo
adquirir un carácter mental, al igual que los otros apóstoles, él no pudo
progresar en la experiencia espiritual. Con el paso del tiempo, Judas se hizo
cada vez más una incubadora personal de decepción, y finalmente se convirtió en
una víctima del resentimiento.
Pero estas ideas perversas y peligrosas no
cobraron forma definitiva, hasta el día en que una mujer agradecida, rompió una
caja de valioso incienso a los pies de Jesús. Ese acontecimiento considerado
por Judas Iscariote como un gran desperdicio, determinó la movilización de todo
el odio acumulado, el dolor, los prejuicios, los celos, avaricia, la venganza y
cristalizó toda la maldad de su naturaleza, dando un paso al dominio de la
oscuridad y a denunciar al Señor
En las obras de arte se representa a Judas
dando un beso a Jesús en la cara, cuando lo cierto es que el beso tendría que
haber sido en la mano, pues era costumbre besar a los maestros en la mano. Para describir el beso, tanto el Evangelio de
Mateo (26:47-50) como el Evangelio de Marcos (14:43-45 No utilizaron el verbo más usual, philein: ‘besar’
(principalmente la mano, como debería haber hecho Judas ante un maestro
como Jesús).
ORACIÓN
Dios
todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones
de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón». Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
DÍA, 28 - MIÉRCOLES SANTO
Judas
vende al Señor por 30 monedas de plata
Hoy
recordamos el día en que el Sanedrín se reúne con Judas Iscariote, para
negociar la entrega de Jesús a cambio de 30 monedas de plata y condenarlo.
El
Sanedrín era una asamblea o consejo de sabios estructurado en 23 jueces en cada
ciudad judía en el Antiguo Israel
* *
*
Jesús nos hace reflexionar y nos advierte
la necesidad de convertirnos, o sea de cambiar de vida, profunda y radicalmente.
Que no bastan cambios superficiales, no alcanza participar de ritos o
celebraciones. Estamos llamados a cambiar el corazón, a hacer nueva nuestra
mentalidad.
* * *
En
el calendario cristiano, el Miércoles Santo marca el final de la Cuaresma,
destinada a la preparación espiritual para la fiesta de la Pascua, la fiesta
central del cristianismo, en la que se conmemora la resurrección de Jesús al
tercer día después de haber sido crucificado.
ORACION
Padre misericordioso, que para
librarnos del poder del enemigo quisiste que tu Hijo sufriera el suplicio de la
cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
DIA, 29 – JUVES SANTO
Institución de la Eucaristía
►
Hoy comienza el Triduo Pascual ◄
La liturgia del Jueves
Santo es una invitación a profundizar concretamente en el misterio de la Pasión
de Cristo, ya que quien desee seguirle tiene que sentarse a su mesa y, con
máximo recogimiento, ser espectador de todo lo que aconteció 'en la noche en
que iban a entregarlo'. Y por otro lado, el mismo Señor Jesús nos da un
testimonio idóneo de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que
tenemos todos los fieles cuando decide lavarle los pies a sus
discípulos.
En este sentido, el Evangelio de San Juan
presenta a Jesús 'sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que
venía de Dios y a Dios volvía' pero que, ante cada hombre, siente tal amor que,
igual que hizo con sus discípulos, se arrodilla y le lava los pies, como gesto
inquietante de una acogida incansable.
San Pablo completa el retablo recordando a
todas las comunidades cristianas lo que él mismo recibió: que aquella memorable
noche la entrega de Cristo llegó a hacerse sacramento permanente en un pan y en
un vino que convierten en alimento su Cuerpo y Sangre para todos los que
quieran recordarle y esperar su venida al final de los tiempos, quedando
instituida la Eucaristía.
La Santa Misa es entonces la celebración de
la Cena del Señor.
Él quiso que, en su última Cena, sus discípulos nos reuniéramos y nos
acordáramos de Él bendiciendo el pan y el vino: "Hagan esto en memoria
mía" (Lc 22,19).
Antes de ser entregado, Cristo se entrega
como alimento. Sin embargo, en esa Cena, el Señor Jesús celebra su muerte: lo
que hizo, lo hizo como anuncio profético y ofrecimiento anticipado y real de su
muerte antes de su Pasión. Por eso "cuando comemos de ese pan y bebemos de
esa copa, proclamamos la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 Cor 11,
26).
De aquí que podamos decir que la Eucaristía
es memorial no tanto de la Última Cena, sino de la Muerte de Cristo que es
Señor, y "Señor de la Muerte", es decir, el Resucitado cuyo regreso
esperamos según lo prometió Él mismo en su despedida: "un poco y ya no me
veréis y otro poco y me volveréis a ver" (Jn 16,16).
En esta Misa, de manera distinta a todas las
demás Eucaristías, no celebramos "directamente" ni la muerte ni la
Resurrección de Cristo. No nos adelantamos al Viernes Santo ni a la Noche de
Pascua.
Hoy hay alegría y la Iglesia rompe la
austeridad cuaresmal cantando el "gloria": es la alegría del que se
sabe amado por Dios, pero al mismo tiempo es sobria y dolorida, porque
conocemos el precio que le costamos a Cristo.
ORACIÓN
Dios nuestro, que nos has reunido
para celebrar aquella Cena en la cual tu Hijo único, antes de entregarse a la
muerte, confió a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno, sacramento de su
amor, concédenos alcanzar por la participación en este sacramento la plenitud
del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo...
DIA, 30 VIERNES SANTO
* * * Día de ayuno y abstinencia * * *
La Crucifixión y Muerte del Señor
Hoy toda la Iglesia Católica se une
en penitencia, abstinencia y ayuno para conmemorar la pasión del Señor. Entre
las actividades de este día están el Vía Crucis, el Sermón de las Siete
Palabras del Señor Jesús en la Cruz; las procesiones con la imagen de Cristo y
de su Madre Dolorosa, entre otros.
Este día la Iglesia no celebra la Eucaristía
y ningún sacramento, a excepción de la Reconciliación y de la Unción de los
Enfermos.
La celebración litúrgica conmemora la Muerte
del Señor, se realiza también la celebración de la Palabra que concluye con la
adoración de la Cruz y con la Comunión Eucarística, consagradas el Jueves
Santo.
Hoy se invita además a acompañar al final de
la adoración de la cruz una pequeña conmemoración de la Virgen María, la Madre
dolorosa, que estuvo a los pies de la Cruz.
Es importante interiorizar el hecho de que
Jesús se entregó en la Cruz por cada uno de nosotros. Y hay que comprender que
la Cruz es un signo de victoria sobre la muerte, especialmente que es una
victoria sobre el pecado.
Con su sacrificio, Cristo pagó el precio que
la humanidad debía pagar por sus pecados. Por eso, en este día necesitamos
meditar, pensar y sentir sobre el significado de la Pasión y Muerte de
Jesucristo.
Una de las actitudes que el cristiano debe
tener durante el Viernes Santo es la reflexión porque comprenderemos y
profundizaremos en el sentido de la muerte de Cristo.
ORACIÓN
Señor Jesús, en este día en que recordamos tu
Pasión y Muerte, ayúdanos a reconocer el inmenso amor que nos tienes. Tú,
Señor, entregaste tu vida por nuestra salvación, y nos has señalado un sendero
por recorrer: solo quien entrega, podrá recibir. Ayúdame a acoger el inmenso
don de tu amor, y a seguirte en el camino de la cruz, que es paso para la
resurrección.
DÍA, 31 – SÁBADO SANTO
Jesús Descansa en el sepulcro
El Sábado
Santo es el nombre que algunas denominaciones cristianas dan al sábado de la
semana del primer plenilunio de primavera. Es el tercer día del Triduo Pascual,
que concluye con las primeras Vísperas del Domingo de Resurrección culminando
así para los cristianos la Semana Santa. Tras conmemorar el día anterior la
muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la
conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha
anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia
Pascual.
El Sábado
Santo es un día de luto, pues se trata de un día de silencio, no hay
celebración eucarística. En la Iglesia Católica también se conmemora la Soledad
de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del
Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los
fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los
Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. Hoy la Iglesia se
abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede
darse solamente como viático.
Se llamaba a este día Sábado de Gloria.
El Sábado Santo queda para los católicos más
como un día de espera, expectante por la gran celebración que tendrá lugar unas
horas más tarde. Esto se vio facilitado también por la reforma al ayuno
preparatorio a tres horas antes de comulgar. El Concilio Vaticano II
actualmente tiene fijado el ayuno en una hora antes de la comunión.
Como no puede celebrarse ningún rito oficial
durante el día, se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares
también los sacerdotes durante el día atienden confesiones.
ORACION
Padre, que iluminas esta noche santa con la
gloria de la resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu filial
para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo.
DIA, 1 – DOMINGO DE
RESURRECCION
“Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria
nuestra fe”
(I Corintios
15,14)
El Domingo de Resurrección o de
Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la
Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto
nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera
especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz
de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión,
cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho
histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas
apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo,
estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del
pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de
la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué
podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con
la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida
en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la
que gozaremos de Dios para siempre.
ORACION
Señor Dios, que este día has abierto las puertas
de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte; concédenos, al celebrar
la solemnidad de su resurrección, que, renovados por el Espíritu, vivamos en la
esperanza de nuestra resurrección futura. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Confeccionado
por Franja y Állen-Perkins
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