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viernes, 7 de junio de 2019

Santos del 10 al 16 de Junio 2019

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona 

Santos del 10 al 16 de Junio 2019

X Semana del Tiempo Ordinario

Santoral de la semana

LUNES, 10



‘Virgen María, Madre de la Iglesia’
La Memoria de la bienaventurada Virgen María, madre de la Iglesia, a quien Cristo encomendó a sus discípulos para que, perseverando en la oración al Espíritu Santo, cooperan en el anuncio del Evangelio.
La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer (cf. Gál 4,4), la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia.
Esto estaba ya de alguna manera presente en el sentir eclesial a partir de las palabras premonitorias de san Agustín y de san León Magno. El primero dice que María es madre de los miembros de Cristo, porque ha cooperado con su caridad a la regeneración de los fieles en la Iglesia; el otro, al decir que el nacimiento de la Cabeza es también el nacimiento del Cuerpo, indica que María es, al mismo tiempo, madre de Cristo, Hijo de Dios, y madre de los miembros de su cuerpo místico, es decir, la Iglesia. Estas consideraciones derivan de la maternidad divina de María y de su íntima unión a la obra del Redentor, culminada en la hora de la cruz.                             
En efecto, la Madre, que estaba junto a la cruz (cf. Jn 19, 25), aceptó el testamento de amor de su Hijo y acogió a todos los hombres, personificados en el discípulo amado, como hijos para regenerar a la vida divina, convirtiéndose en amorosa nodriza de la Iglesia que Cristo ha engendrado en la cruz, entregando el Espíritu. A su vez, en el discípulo amado, Cristo elige a todos los discípulos como herederos de su amor hacia la Madre, confiándosela para que la recibieran con afecto filial.
María, solícita guía de la Iglesia naciente, inició la propia misión materna ya en el cenáculo, orando con los Apóstoles en espera de la venida del Espíritu Santo (cf. Hch 1,14). Con este sentimiento, la piedad cristiana ha honrado a María, en el curso de los siglos, con los títulos, de alguna manera equivalentes, de Madre de los discípulos, de los fieles, de los creyentes, de todos los que renacen en Cristo y también «Madre de la Iglesia», como aparece en textos de algunos autores espirituales e incluso en el magisterio de Benedicto XIV y León XIII.
De todo esto resulta claro en qué se fundamentó el beato Pablo VI, el 21 de noviembre de 1964, como conclusión de la tercera sesión del Concilio Vaticano II, para declarar  va la bienaventurada Virgen María «Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa», y estableció que «de ahora en adelante la Madre de Dios sea honrada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título».
Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos.

ORACIÓN
OH, Dios, Padre de misericordia, cuyo Unigénito, clavado en la cruz, proclamó a santa María Virgen, su Madre, como Madre también nuestra, concédenos, por su cooperación amorosa, que tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad de sus hijos y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo.

MARTES, 11


San Bernabé - Apóstol
Nació en Chipre, y fue uno de los primeros fieles de Jerusalén. «Hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe», gozó de la confianza de los apóstoles, que lo enviaron a Antioquía de Siria para informarse de la marcha de aquella comunidad cristiana, integrada sobre todo por fieles no judíos, procedentes de la gentilidad. De allí partió para Tarso en busca de Saulo, y en cuanto lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Bernabé y Saulo fueron enviados a Jerusalén, para llevar ayuda a aquella iglesia. Al regreso, Bernabé acompañó a Saulo en su primer viaje apostólico por Chipre y Asia Menor. Después estuvieron los dos en el Concilio de Jerusalén, donde explicaron su modo de proceder entre los gentiles. Luego Bernabé volvió a su patria, donde predicó el Evangelio, y allí murió.

 ORACIÓN
Señor, tú mandaste que san Bernabé, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, fuera designado para llevar a las naciones tu mensaje de salvación; concédenos, te rogamos, que el Evangelio de Cristo, que él anunció con tanta firmeza, sea siempre proclamado en la Iglesia con fidelidad, de palabra y de obra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MIÉRCOLES, 12


San Juan de Sahagún
Su nombre era Juan González de Castrillo Martínez, pero tomó el de Juan de Sahagún cuando profesó en los Agustinos. Nació en Sahagún de Campos (León, España) hacia 1430 de familia noble y se educó en los benedictinos. Rechazó el beneficio eclesiástico que le procuraron con miras sobre todo económicas. Entró al servicio del ilustre obispo de Burgos, Alfonso de Cartagena, que lo tomó como su familiar y camarero, y lo ordenó de sacerdote. Insatisfecho con la vida de la curia, marchó a Salamanca a estudiar, y allí se acreditó como predicador celoso y elocuente. En 1463 ingresó en los Ermitaños de San Agustín, profesando al año siguiente. Los superiores le confiaron cargos de responsabilidad. Tuvo una gran devoción a la Eucaristía. Humilde y sincero, fue un promotor incansable de la paz y la convivencia social, y defendió los derechos de los obreros. Logró con sus virtudes y sus buenos modos la concordia entre las banderías ciudadanas. Murió en Salamanca en 1479.

ORACIÓN
Dios nuestro, que otorgaste a San Juan de Sahagún la gracia de imitar a Cristo pobre y humilde, concédenos por sus ruegos que viviendo con fidelidad nuestra vocación, podamos alcanzar aquella perfección que tu Hijo nos propuso con su ejemplo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

JUEVES, 13


Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Cuando Dios elige ministros suyos, deja a su Hijo la elección. Porque han de continuar sus mismos misterios
 "Os he llamado amigos, porque os he manifestado todo lo que he oído a mi Padre. No me habéis elegido vosotros a mí, soy yo quien os he elegido y os he destinado a que os pongáis en camino y deis fruto, y un fruto que dure" (Jn 15,15).
Jesús entrega su amistad y pide la nuestra. Ha dejado de ser el Maestro para convertirse en amigo. Escuchad como dice: Vosotros sois mis amigos... No os llamo siervos, os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer…En aras de esa amistad, que es entrañable, que es verdadera y ardorosa, desea atajar a los que aún pudieran no hacerle caso. "No sois vosotros -les dice- los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido".
Es un compañero deseoso de salvar, de alegrar y de llenar de amor, de gozo y de paz a sus amigos. "Os he hablado para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud". El Maestro está con los brazos abiertos de la amistad tendidos hacia nosotros. Y con la alegría como promesa y como ofrenda. Nunca se ha visto un Dios igual. Camina ahora mismo y por cualquier calle. Por la acera de tu casa, seguro. Y está diciendo que es amigo tuyo, que te quiere igual que a su Padre y que desea llenarte de alegría. Lo va repitiendo al paso, según se acerca a tu puerta

ORACIÓN
Oh, Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a tu Hijo único sumo y eterno Sacerdote, concede, por la acción del Espíritu Santo, a quienes él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.

VIERNES, 14


San Eliseo
 Profeta del Antiguo Testamento 
Vivió en los siglos IX y VIII antes de Cristo en Samaria o Sebaste (Palestina). Su nombre significa «Dios es mi salvación». Siguiendo la llamada divina cuando estaba detrás del arado y los bueyes, se unió al profeta Elías al que siguió y sirvió, y de quien recibió su manto y su espíritu cuando Elías fue arrebatado en el carro de fuego. Fue un verdadero hombre de Dios, dedicado a la causa de la religión, que combatió con firmeza el culto a Baal y de los ídolos. Tomó parte activa en los acontecimientos políticos de su pueblo. No nos dejó profecías escritas, pero con sus numerosos milagros, también a favor de los extranjeros, anunció la futura salvación que había de llegar a todos los hombres. La Biblia recuerda una larga serie de los prodigios realizados por Eliseo: extendiendo el manto de Elías dividió las aguas del Jordán, volvió potable el agua de Jericó, devolvió a la vida al hijo de la sunamita que lo hospedaba, multiplicó los panes para un centenar de hambrientos, etc. Murió hacia el año 790 antes de Cristo.

ORACIÓN
Dios nuestro, sólo tú eres santo y nadie puede ser bueno fuera de ti, por la intercesión de san Eliseo, profeta, danos la gracia de vivir de tal manera que nunca nos veamos privados de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SÁBADO, 15


Santa María Micaela del Santísimo Sacramento
 Fundadora de Las Adoratrices 
Nació en Madrid de familia noble el año 1809. Recibió una esmerada educación y tuvo que llevar una vida de sociedad acorde con su rango, que sabía armonizar con una intensa vida religiosa. El amor a Cristo en la Eucaristía y a la Virgen fue el alma de su vida y de su obra. Renunció a las grandezas nobiliarias y a su porvenir como Vizcondesa de Jorbalán, para consagrarse a la educación de la juventud inadaptada socialmente. Fundó la Congregación de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Realizó un bien inmenso a la juventud extraviada o en riesgo de extraviarse. Murió en Valencia, víctima de su caridad, al atender a los enfermos de cólera, el 24 de agosto de 1865. Fue canonizada en 1934.

ORACIÓN
Oh Dios, que amas a los hombres y concedes a todos tu perdón, suscita en nosotros un espíritu de generosidad y de amor que, alimentado y fortalecido por la eucaristía, a imitación de santa María Micaela, nos impulse a encontrarte en los más pobres y en los más necesitados de tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

DOMINGO,16
“Domingo de la Santísima Trinidad”
Es justo el domingo después de Pentecostés. La Santísima Trinidad es ciertamente un misterio, una verdad de fe que Dios nos ha ido revelando poco a poco. El Espíritu Santo es distinto del Padre y del Hijo, pero consustancial, igual y coeterno con ellos... un sólo Dios en tres personas distintas. Esta fiesta comenzó a celebrarse hacia el año 1000, y fueron los monjes los que asignaron el domingo después de pentecostés para su celebración. El Domingo de la Santísima Trinidad fue instituído relativamente tarde, pero fue precedido por siglos de devoción al misterio que celebra. Fue en 1334 cuando el papa Juan XXII la introdujo como fiesta oficialmente en la Iglesia.
Celebrar esta solemnidad tiene sentido, puesto que por el Espíritu Santo llegamos a creer y a reconocer la Trinidad de personas en el único Dios verdadero. La Santísima Trinidad es ciertamente un misterio, pero un misterio en el cual nosotros estamos inmersos. Un océano que no podemos esperar abarcar en esta vida.

ORACIÓN
Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio; concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su unidad todopoderosa. Por nuestro Señor Jesucristo.

Confeccionado por Franja y Allen Perkins






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