SANTOS DE LA SEMANA DEL 6 AL 12 DE JUNIO 2022
Semana del 6 de junio al 12 de junio
X Semana del Tiempo Ordinario
Lunes después de Pentecostés
Día 6 de junio
SANTORAL DE LA SEMANA
Lunes, 6
Bienaventurada Virgen María
Madre de lglesia
En esta
Solemnidad, elevamos "nuestro pensamiento a María". Ella estaba allí,
con los Apóstoles, cuando vino el Espíritu Santo, protagonista con la primera
Comunidad de la experiencia maravillosa de Pentecostés, y rogamos que obtenga
para la Iglesia el ardiente espíritu misionero". Estas son las palabras
que el Papa Francisco pronunció ayer a la hora del Regina Coeli, con los fieles que nuevamente pudieron
reunirse en la Plaza de San Pedro, para subrayar el profundo vínculo entre el
Espíritu y María, entre la solemnidad de Pentecostés, por lo tanto, y la
memoria de hoy de la Bienaventurada Virgen María Madre de la Iglesia. El Espíritu
Santo es el alma de la Iglesia y María es su Esposa. La Iglesia es el cuerpo
místico de Cristo, María es la Madre de Jesús que él mismo, desde la cruz,
confía a Juan, encomendando al mismo tiempo al apóstol a María.
ORACIÓN
OH,
Dios, que has elegido como Madre del Salvador
a la bienaventurada Virgen María, excelsa entre los humildes y los pobres, concédenos que, siguiendo su ejemplo, te ofrezcamos el
obsequio de una fe sincera
y pongamos en ti la esperanza de la plena
salvación.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén
Martes, 7
Beata Ana de San Bartolomé
Nació
en Almendral (Ávila, España) el año 1549. Era de familia campesina, pronto
quedó huérfana y pasó la adolescencia guardando el rebaño familiar. En 1570
entró como hermana conversa en el monasterio de las carmelitas descalzas de San
José, de Ávila, primera casa de la reforma teresiana. Después de su profesión,
santa Teresa la tomó como compañera de sus viajes y gracias a ella aprendió a
escribir. Asistió hasta su muerte a la Santa, que expiró en sus brazos en Alba
de Tormes el año 1582. Ana continuó su vida conventual en Ávila, Madrid y
Ocaña. En 1604 se trasladó a Francia con un grupo de monjas para iniciar allí
la descalcez carmelitana. Por obediencia, Ana pasó de hermana conversa a
hermana de coro. Fue priora de Pontoise y de Tours. En 1611 pasó por París y se
trasladó a Flandes. Estuvo en Mons y fundó luego el monasterio de Amberes, en
el que permaneció hasta su muerte, acaecida el 7 de junio de 1626. Discípula y
colaboradora de santa Teresa, fue rica en dones místicos extraordinarios, de
los que nos dejó testimonio en su Autobiografía.
ORACIÓN
“Dios Padre, tú que
hiciste de la beata Ana de San Bartolomé compañera inseparable de santa Teresa
de Jesús, ejemplo de servicio, de entrega fiel y generosa, y con todo amor
atendiste a lo largo de su vida sus peticiones a favor de los necesitados y
enfermos, te suplicamos escuches nuestra petición y concedas a esta insigne
carmelita la gloria de la canonización. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Miércoles, 8
San Santiago Berthieu
Nació en Monlogis (Francia), diócesis de Saint-Flour, el
año 1838. Después de estudiar en el seminario diocesano, se ordenó de sacerdote
en 1864, y estuvo ejerciendo el ministerio parroquial hasta que, en 1873,
ingresó en los jesuitas. Dos años después lo enviaron como misionero a
Madagascar. Ejerció su ministerio en varias misiones y se encontró con las
dificultades añadidas provenientes de los problemas políticos. Las guerras
franco-malgaches lo obligaron a ir cambiando de campo de apostolado. Durante
años hizo una magnífica labor misionera. En la paz y en la guerra anunció con
entereza sola y exclusivamente el mensaje de Cristo. En 1894 fue capturado por
los insurgentes en Andrainarivo cuando acompañaba a sus cristianos evacuados de
los poblados. Lo presionaron repetidas veces para que abandonara su fe,
propuesta que él rechazó siempre, y los fetichistas, irritados por su negativa,
lo sometieron a una muerte cruel en Ambiatibé (Madagascar), el 8 de junio de
1896, y arrojaron su cadáver el río Manarana. Canonizado el 21-X-2012.
ORACIÓN
Te
damos gracias, oh Padre, por San Jacques Berthieu que vivió la fe hasta el extremo. Su fe nos
inspira para amar y honrar al Sagrado Corazón de Jesús, para santificar nuestras familias a través del
sacramento del matrimonio, para resaltar la pureza en el corazón y el cuerpo, y
promover la justicia. Haremos todo lo posible para cambiar las obras del mal,
aun a costa de nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Jueves, 9
Jesucristo
Sumo y Eterno Sacerdote
El primer jueves
después de Pentecostés celebramos la festividad litúrgica de Jesucristo Sumo y
Eterno Sacerdote.
Vivimos momentos de pasión de la Iglesia. Se exhibe en
picota la infidelidad y aberraciones de unos ministros-¿infiltrados?
¿vividores?- indignos, como paradigma generalizado y abominable del sacerdocio,
que es excelso porque encarna en la tierra al mismo Cristo. Decía, admirado,
Pedro de Blois: «Dios, que no ha querido tener ningún cooperador en la obra de
la Creación, quiere tenerlo en la obra de la Redención». Y este coadjutor es el
sacerdote.
Esta festividad sacrosanta ha de ser para todos los católicos un día intensamente sacerdotal. Un día para amar el sacerdocio de Jesucristo prolongado en sus ministros. Para agradecer a Cristo este don inestimable. Ha de ser una jornada de santidad sacerdotal que nos reúna a todos: pastores y seglares, con un solo corazón y una sola alma, para pedir muchos y santos sacerdotes. Y ha de ser un día para agradecer a los sacerdotes su entrega absoluta. El sacerdote actúa en la persona de Cristo... Perdona con el perdón de Dios, lleva su Palabra que se encarna en su propia palabra, perpetúa la presencia real de Cristo entre nosotros... Si a veces nos defrauda su insuficiencia personal, pensemos que a Dios no le ha estorbado. Consideremos el peso de la dignidad divina que lleva dentro. Y ¡cuántas veces no habremos ayudado a tal o cual sacerdote a superarse! ¡Cuántas lo habremos hundido más aún en el aislamiento, con la incomprensión y la maledicencia!
Es momento de hablar con valentía de la vida sacerdotal como de un valor inestimable y una forma de vida espléndida y privilegiada, porque se funda en la Palabra irrevocable de Dios. Porque el sacerdote está al servicio de todos los hombres. Y porque -parafraseando al cardenal Juan M. Lustiger- su acción no tiene por límite su propia capacidad de obrar, sino que se inscribe en la acción de Dios que obra a través de él. Querríamos hacer llegar a todos los sacerdotes del mundo el testimonio de nuestro apoyo, de nuestra solidaridad, de nuestro amor... A todos les decimos: ¡Gracias, queridos sacerdotes!
ORACION
Oh
Jesús Tu nos has dejado el recuerdo vivo de tu Pasión oculto bajo los velos de
este Sacramento, concédenos te pedimos venerar de tal manera estos sagrados
misterios de tu Cuerpo y Sangre, que podamos siempre gozar de los frutos de tu
Redención. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Viernes. 10
Beato
Eduardo Poppe
Nació en Temsche
(Bélgica) el año 1890 en el seno de una familia modesta. Estudió en Gante y en
Lovaina, y recibió la ordenación sacerdotal en 1916. En el seminario asimiló la
doctrina mariana de san Luis M. Griñón de Monfort, y empezó a ser apóstol y
catequista de la devoción a la Virgen y a la Eucaristía. En la pastoral
parroquial difundió la práctica de la comunión frecuente, dio vida a diferentes
obras de apostolado y escribió algunos libros. Instituyó la «Liga de la
comunión frecuente» entre los niños y las trabajadoras. Para los niños de la
«Cruzada eucarística Pío X» publicó un semanario. Cuando la enfermedad lo
inmovilizó, escribió sus obras más notables: «Dirección espiritual de los
niños» (1920), «Salvemos a los obreros» (1923), «Apostolado eucarístico»
(1923). Murió en Moerzeke-lez-Termonde, cerca de Gante (Bélgica), el 10 de
junio de 1924, a la edad de 34 años. Lo beatificó Juan Pablo II en 1999.
ORACIÓN
Dios nuestro,
que has puesto a los santos como ejemplo y ayuda para facilitar a los débiles
el camino de la salvación,¡ al celebra la fiesta del Beato Eduardo
Poppe concédenos bondadosamente que,
siguiendo sus pasos, caminemos hacia ti. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amen
Sábado,
11
San Bernabé
- Apóstol -
Nació en Chipre, y fue uno de los primeros fieles de
Jerusalén. «Hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe», gozó de la
confianza de los apóstoles, que lo enviaron a Antioquía de Siria para
informarse de la marcha de aquella comunidad cristiana, integrada sobre todo
por fieles no judíos, procedentes de la gentilidad. De allí partió para Tarso
en busca de Saulo, y en cuanto lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Bernabé y
Saulo fueron enviados a Jerusalén, para llevar ayuda a aquella iglesia. Al
regreso, Bernabé acompañó a Saulo en su primer viaje apostólico por Chipre y
Asia Menor. Después estuvieron los dos en el Concilio de Jerusalén, donde
explicaron su modo de proceder entre los gentiles. Luego Bernabé volvió a su
patria, donde predicó el Evangelio, y allí murió.
ORACIÓN
Señor, tú mandaste que
san Bernabé, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, fuera designado para llevar
a las naciones tu mensaje de salvación; concédenos, te rogamos, que el
Evangelio de Cristo, que él anunció con tanta firmeza, sea siempre proclamado
en la Iglesia con fidelidad, de palabra y de obra. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
Domingo,
12
Solemnidad de la Santísima Trinidad
- Jornada Pro Orantibus –
Después de este tiempo de Pascua, donde hemos estado repitiendo la misma acción salvadora del Señor y recordando su salvación que nos ofrece en su Misterio Pascual, la Iglesia nos invita a contemplar este domingo una gran fiesta, es el Día de Dios, el Día de la Santísima Trinidad, el día en el que Él se nos manifiesta como el único Dios verdadero en el que hay tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y nos envía a esa misión con un espíritu nuevo, con el Espíritu Santo que recibimos en Pentecostés para hacernos partícipes de la misión que Él tiene para este mundo, anunciar la salvación y ofrecerla a toda la humanidad. En este día recordamos la vida consagrada en esa dimensión contemplativa, monjes y monjas que en todo el mundo sostienen a la Iglesia con su oración.
El misterio de la Santísima Trinidad nos dice que en Dios hay tres personas, el Padre que es completamente Dios, el Hijo que se encarnó en Jesucristo y que es Dios todopoderoso y el Espíritu Santo que hace visible esa relación de amor entre el Padre y el Hijo que también es Dios todopoderoso. Estas tres personas son el único y verdadero Dios. Es un misterio que podemos describir, pero que no podemos acoger en nuestra cabeza y al que hemos llegado simplemente por revelación de Dios. Jesucristo, cuando se encarna, hace visible su divinidad, Él mismo es Dios y nos dice que hay un Padre con el que se relaciona y tiene una relación filial que a nosotros nos hace heredar y nos hace hijos en el Hijo. La relación que Él tiene con su Padre es la que nos tiene transferir a cada uno de nosotros. Y también Jesús nos habla del Espíritu Santo, que nos va a consolar en los momentos de prueba. Por tanto en Dios hay tres personas y en cada una de ellas hay Dios completamente, uno y trino. Nosotros hemos tenido relación personal con Jesucristo que se ha hecho uno de los nuestros para que nosotros nos hagamos uno de los suyos y alcancemos la Gloria de Dios.
Celebramos también la Jornada Pro Orantibus, la fiesta en la que recordamos a todos aquellos que sostienen a la Iglesia con su oración, la vida contemplativa. Hoy es un buen día para rezar por la vida contemplativa y pedir por abundantes vocaciones. Esos monasterios que con su oración sostienen la misión de la Iglesia en todo el mundo.
En las Lecturas el Señor nos hace ver que somos miembros
de su pueblo. En el libro del Deuteronomio Moisés hace una pregunta retórica:
“¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?;
¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando
desde el fuego, y haya sobrevivido?”. La hace Moisés a su pueblo y vale la pena
que nos la repitamos de vez en cuando. Somos parte de este pueblo de Dios y en
el salmo repetiremos todos: “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como
heredad”.
Hay una
referencia muy importante darnos cuenta. Esto que nosotros vivimos, el
Señor nos lo ha transmitido no para que la vivamos con exclusividad. El
ser miembros del pueblo de Dios es un don, pero también una misión, todos
nosotros estamos llamados a ser parte de los que anuncian a todos los pueblos
la salvación. La voluntad de Dios es que todos los pueblos se salven y que
lleguen al conocimiento de la Verdad. Y esa es la misión que Dios nos ha
confiado, tenemos que ir a todos los pueblos a anunciar al Dios, uno y trino.
Es verdad que podemos pensar que esta misión es demasiada asfixiante, sin
embargo podemos contarlo a la persona que tienes cerca, a tu amigo, a tu
pariente, a tu compañero que no conoce a Dios. Esta es la misión que Él nos confía, alegrarnos por ser parte de
su pueblo y compartir esa alegría con quien tenemos cerca.
ORACIÓN
Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio; concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su unidad todopoderosa. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén
Confeccionado
por Franja y Állen-Perkins
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