SANTOS DE LA SEMANA SANTA 2023
Santos de la Semana del 3 al 9 de Abril 2023
Lunes, 3
San Ricardo de Chichester
- Obispo -
Nació en Wych (Droitwich), condado de Worcester (Inglaterra), hacia 1197. Estudió en Oxford, París y Bolonia. En 1235 volvió a Oxford y lo nombraron rector de la Universidad. Acompañó al arzobispo de Canterbury a Francia y lo asistió en su muerte. En seguida estudió teología y en 1242 se ordenó de sacerdote, después de lo cual volvió a su patria donde ejerció el apostolado parroquial. Tres años más tarde fue elegido obispo de Chichester; el rey Enrique III le impidió dos años tomar posesión de su sede. Fue asiduo en la predicación y en la visita pastoral, cuidó mucho la formación y la conducta del clero, fue atento a las necesidades de los fieles, lleno de comprensión y particularmente sensible a los sufrimientos de los enfermos y los ancianos, se volcó en obras de caridad para con los pobres. Luchó por el celibato del clero y la administración gratuita de los sacramentos, así como por la digna celebración de la misa. Murió en Dover el año 1253, cuando predicaba la cruzada. Fue canonizado por Urbano IV en 1262.
Murió en la casa-asilo -"Mas-Dieu"- para sacerdotes pobres y peregrinos, a los 55 años.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que pusiste a san San Ricardo de Chichester como guía de tu pueblo para servirlo con la palabra y el ejemplo, por su intercesión, protege a los pastores de tu Iglesia junto al rebaño que les has confiado, y condúcelos por el camino de la salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Martes, 4
San Ambrosio
- Obispo y doctor de la Iglesia -
Nació en Tréveris (Alemania) hacia el año 340 de familia romana cristiana. Estudió en Roma derecho y retórica, y comenzó una brillante carrera en la administración civil del Imperio. El año 374, siendo Prefecto de Milán, intervino para impedir tumultos, y, cuando todavía era catecúmeno y se preparaba para el bautismo, fue aclamado obispo de la ciudad; rápidamente fue bautizado, instruido, y por último ordenado de obispo el 7 de diciembre. Por sus dotes personales y por la formación que adquirió, fue consejero de emperadores, apóstol de la caridad, reformador litúrgico, formador de almas (convirtió y bautizó a san Agustín), comentarista de la Escritura, defensor de la doctrina católica frente al arrianismo y de la libertad de la Iglesia. Murió el 4 de abril del año 397. Su fiesta se celebra el 7 de diciembre, día de su ordenación episcopal.
ORACIÓN
Señor y Dios nuestro, tú que hiciste al obispo san Ambrosio doctor esclarecido de la fe católica y ejemplo admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu pueblo hombres que, viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con sabiduría y fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Miércoles, 5
San Vicente Ferrer
Nació en Valencia (España) el año 1350. En 1367 ingresó en la Orden de Predicadores. Se ordenó de sacerdote en 1379 y poco después lo nombraron prior de su convento. Fue confesor, capellán y penitenciario de Benedicto XIII. Enseñó teología, pero sobre todo dedicó su vida a la difusión del mensaje evangélico, no sólo entre los cristianos, sino también entre los judíos, los musulmanes y los herejes, cátaros o valdenses, recorriendo los pueblos de España y los de varias naciones europeas. Como predicador arrastró grandes masas de pueblo y produjo mucho fruto, tanto en la defensa de la verdadera fe como en la reforma de las costumbres. Trabajó por la solución del cisma de Occidente. Intervino como mediador o pacificador en graves conflictos de soberanos o naciones, como sucedió en el llamado Compromiso de Caspe referente a la sucesión en la corona aragonesa. Dejó varios escritos entre los que destaca su Tratado de la vida espiritual. Murió en Vannes (Francia) el 5 de abril de 1419.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, tú que elegiste a san Vicente Ferrer ministro de la predicación evangélica, concédenos la gracia de ver glorioso en el cielo a nuestro Señor Jesucristo, cuya venida a este mundo, como juez, anunció san Vicente en su predicación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Jueves, 6
- Jueves Santo -
La Semana Santa ya ha llegado un año más. Se trata de la fiesta más importante del cristianismo y el momento en el que la religión católica conmemora los últimos días de la vida de Jesucristo.
Estas fechas se inician con el Jueves Santo, una festividad anual y tradicional que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección. En concreto, este día se celebra la fiesta cristiana que abre el Triduo Pascual, el periodo durante el cual la liturgia católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico.
Este día se celebra la fiesta cristiana que abre el Triduo Pascual, el periodo durante el cual la liturgia católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
La Semana Santa ya ha llegado un año más. Se trata de la fiesta más importante del cristianismo y el momento en el que la religión católica conmemora los últimos días de la vida de Jesucristo.
Estas fechas se inician con el Jueves Santo, una festividad anual y tradicional que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección. En concreto, este día se celebra la fiesta cristiana que abre el Triduo Pascual, el periodo durante el cual la liturgia católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico.
La Última Cena
En el Jueves Santo el cristianismo conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, el lavatorio de los pies y la oración en el huerto de Getsemaní. Según relata la Biblia, la Última Cena fue el momento en el que Jesús se reunió con los doce apóstoles para despedirse de ellos antes de su muerte. Además, durante esta cena les anunció que uno de ellos le traicionaría, dando a entender que era Judas Iscariote.
Los Evangelios narran asimismo que durante esta reunión Jesús realizó un lavatorio de pies a todos sus compañeros, un gesto que para la Iglesia es un símbolo de entrega a los demás. No obstante, el momento más relevante de la Última Cena es el que la Iglesia considera como la institución de la Eucaristía, uno de los siete sacramentos para los católicos.
Institución de la Eucaristía
Este hecho se produce cuando Jesús toma el pan, lo parte y lo reparte entre los comensales diciendo: "Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros". A continuación toma un cáliz lleno de vino y dice: "Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados". Y concluyó: "Haced esto en conmemoración mía". Esta última frase es interpretada por la Iglesia como la institución del Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos.
De esta manera, la misa del Jueves Santo se consagra al éxito en la muerte de Cristo, que habría dado su vida para salvar a la humanidad de sus pecados. Según detalla la agencia de noticias católicas Aciprensa, esta fecha se debe celebrar "lo más solemnemente posible, pero, en los cantos, en el mensaje, en los signos, no debe ser ni tan festiva ni tan jubilosamente explosiva como la Noche de Pascua".
ORACIÓN
Señor Dios nuestro, nos has convocado hoy (esta tarde) para celebrar aquella misma memorable Cena en la que tu Hijo, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el banquete de su amor, el sacrificio nuevo de la alianza eterna; te pedimos que la celebración de estos santos misterios nos lleve a alcanzar plenitud de amor y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Viernes Santo, 7
- Primer viernes de mes –
* * * Día de Ayuno y Abstinencia * * *
El Viernes Santo no tiene una fecha fija dentro del calendario de días festivos. La Semana Mayor se conmemora el día de la primera luna llena de primavera en el hemisferio norte, en base al calendario lunar que seguía el pueblo judío.
Es una fecha de intensa actividad litúrgica en la que se conmemoran los hechos protagonizados por Jesucristo en Jerusalén y que se encuentran detallados en las escrituras bíblicas.
El Viernes Santo ocurrieron los sucesos más ilustrados de las escrituras bíblicas. Jesús es entregado por Judas Iscariote, le apresan y es llevado ante Poncio Pilato, quien, para ese momento, era el prefecto de la provincia de Judea.
Jesús ante Poncio Pilato
Jesús es presentado ante Pilato, quien se da cuenta de que el Hijo de Dios carece, en realidad, de culpa, sin embargo, los líderes religiosos, sacerdotes y ancianos claman por su condena a muerte.
Pilato pone ante la multitud a Jesús y a Barrabás, la multitud persuadida por los líderes religiosos decide liberar a Barrabás. Pilato, entonces, decide lavarse las manos para eximirse de la responsabilidad en la condena de Cristo.
Procesión de Jesús
Luego de esto, Jesús el Nazareno, es despojado de sus ropas, es azotado y escupido por la multitud. Durante su procesión hacia un lugar llamado Gólgota, en las afueras de Jerusalén, le es puesta una corona de espinas y le hacen cargar su propia cruz.
Jesús es crucificado
Al ser puesto en la cruz, Jesús es rodeado por dos ladrones, en el evangelio de Nicodemo y el evangelio de Lucas se les conoce como Dimas el buen ladrón, puesto a la derecha de Jesús, y, el mal ladrón de nombre Gestas: quien es puesto a su izquierda.
Muerte de Jesús
Más tarde Jesús expira, y ocurre, según las escrituras, el oscurecimiento del cielo, la rotura del velo del templo y un temblor en toda la tierra. Ya muerto Jesús, el cuerpo es reclamado por José de Arimatea ante Pilato, es envuelto en un manto y llevado a una cueva sellada con una piedra, de la que más tarde saldría resucitado.
ORACIÓN
Señor Jesús, en este día en que recordamos tu Pasión y Muerte, ayúdanos a reconocer el inmenso amor que nos tienes. Tú, Señor, entregaste tu vida por nuestra salvación, y nos has señalado un sendero por recorrer: solo quien entrega, podrá recibir.
Sábado Santo, 8
El Sábado Santo rememora especialmente a María tras la pérdida de su hijo, por lo que es un día de dolor y tristeza, destinado al silencio, luto, y reflexión, así como lo hicieron en el sepulcro María y los discípulos. Durante esta jornada, la comunidad cristiana vela junto al sepulcro.
Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos y esperando en la oración y el ayuno su resurrección.
«Hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva ...» (1 P 4, 6). El descenso a los infiernos es el pleno cumplimiento del anuncio evangélico de la salvación.
Es la última fase de la misión mesiánica de Jesús, fase condensada en el tiempo, pero inmensamente amplia en su significado real de extensión de la obra redentora a todos los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares porque todos los que se salvan se hacen partícipes de la Redención.
ORACIÓN
Señor todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén
* * * Comienza la Octava de Pascua * * *
Domingo, 9
De Pascua de la Resurrección del Señor
“¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!”
(Lc 24,34).
Con esta fórmula resume Lucas la afirmación decisiva de nuestra fe. El movimiento de Jesús hubiera concluido con el fracaso de la cruz y la dispersión de sus seguidores si no hubiera sido por ese acontecimiento excepcional con el cual todo comenzó de nuevo. La proclamación de la resurrección de Jesús es absolutamente fundamental y sin ella no habría fe cristiana. Y es en la veracidad de esta afirmación donde nuestra fe se juega su ser o no ser. Porque, como señaló ya en los primeros tiempos el apóstol Pablo, si Jesús no hubiese resucitado la predicación sería vana y seríamos los hombres más dignos de compasión
(1 Cor 15, 14.19).
La resurrección de Jesús es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas.
Se trata, ciertamente, de un acontecimiento único, difícil de reducir a esquemas o conceptos conocidos. Pero, pese a todo, dejó huellas que aún podemos reconocer y que nos permiten afirmar que nuestra fe en la resurrección de Jesús no es irracional, sino que se puede fundamentar sólidamente de un modo racional. Vamos a reflexionar brevemente sobre algunas huellas, signos y testimonios que nos pueden servir para fundamentar racional y críticamente nuestra fe en la resurrección de Jesús.
Con la muerte de la primera generación de cristianos desaparecieron los testigos directos de la resurrección, lo que debió contribuir a que surgieran dudas entre los nuevos seguidores, a las que se dedica la conocida admonición “dichosos los que no han visto y han creído” (Jn 20,29). Sin embargo, y pese a los dos mil años transcurridos todavía es posible hoy, sin que ello contravenga nuestra inteligencia, gritar con júbilo como aquellos primeros discípulos “¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado! “.
ORACIÓN
OH, Dios, que en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede, a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Confeccionado por Franja y Állen-Perkins,
el amigo fiel
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