SATOS DEL 6 AL 12 DE MAYO 2024
VI semana del Tiempo Pascual
Lunes, 6 DE MAYO 2024
Santo Domingo Savio
Fue un joven discípulo de san Juan Bosco que, desde la infancia, gozó de un ánimo dulce y alegre, y recorrió expeditamente el camino de la perfección cristiana, llegando a la santidad cuando todavía era un adolescente. Nació en Riva de Chieri (Turín, Italia) el 2 de abril de 1842; su padre era herrero y su madre costurera. Fue un niño superdotado y desde pequeño hizo proyectos dignos de un cristiano maduro. Al hacer la primera comunión, se propuso "antes morir que pecar". A los doce años, su padre lo presentó a Don Bosco, que quedó prendado de sus cualidades naturales y espirituales. Bajo la guía del Santo, alcanzó una madurez humana y cristiana precoz. Sus grandes devociones fueron Jesús Sacramentado, la Inmaculada Concepción de María, el Papa. Tenía una salud frágil y era de natural vivo y sensible, y tuvo que superarse y afrontar no pocas dificultades. La enfermedad lo obligó a dejar el Oratorio de Turín y trasladarse Mondonio, donde murió el 9 de marzo de 1857.
ORACIÓN
Oh Dios,
fuente de todo bien, que en santo Domingo Savio ofreces a los adolescentes un
ejemplo admirable de caridad y de pureza: concédenos también a nosotros crecer
como hijos en la alegría y en el amor hasta la plena estatura de Cristo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Martes, 7
San Agustín Roscelli
Fundador de
la Congregación de
Hermanas de
la Inmaculada Concepción
Nació en
Bargone (Génova, Italia) el año 1818 en el seno de una familia humilde y muy
cristiana. Desde niño colaboró con sus padres en tareas de labranza y de
pastoreo. Afrontando grandes dificultades económicas estudió en el seminario de
Génova y recibió la ordenación sacerdotal en 1846. Ejerció el sagrado
ministerio en diferentes destinos, edificando con su ejemplo, su entrega al
servicio de los fieles, su asiduidad al confesonario. Colaboró en la "Obra
de los pequeños artesanos", fue director espiritual de numerosos
monasterios, atendió a los encarcelados y a los condenados a la pena capital,
fue capellán de un orfanato provincial, trabajó en la atención de las madres
solteras. Entre sus colaboradoras en las escuelas-taller se fue desarrollando
el deseo de consagrarse a Dios, lo que le llevó a fundar la congregación de las
Hermanas de la Inmaculada Concepción para la formación de las jóvenes. Falleció
el 7 de mayo de 1902 en Génova. Fue canonizado por Juan Pablo II el año 2001.
ORACIÓN
( Escrita
por él mismo)
Voy de
regreso a tu casa. Y a ti me vuelvo para pedirte los medios que me permitan
acercarme a ti. Si tú me abandonas, la muerte caerá sobre mí. Pero tú no
abandonas a nadie que no te abandone. Eres el sumo bien, y nadie te buscó
debidamente sin hallarte. Y te buscó debidamente el que tú quisiste que así te
buscara. Padre, que yo te busque sin caer en el error. Que, al buscarte a ti,
nadie me salga al paso en vez de ti. Sal a mi encuentro, pues mi único deseo es
poseerte. Pido tu clemencia que me convierta plenamente a ti y destierre de mí
todas las repugnancias que a ello me opongan. Y mientras llevo sobre mí la
carga de mi cuerpo, haz que sea puro, magnánimo y prudente, perfecto conocedor
y amante de tu sabiduría, digno de habitación y habitador de tu beatísimo
reino. Te lo pido Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Miércoles, 8
San Amado Ronconi
Nació en Saludecio (Rímini, Italia)
en 1226; era el segundo hijo de Felice, de la casa de los Ronconi, y de su
esposa Santa. Muy pronto se quedó huérfano de padre y madre y pasó su juventud
con la familia de su hermano. Desde joven, Amado decidió vivir según el
Evangelio en la genuina espiritualidad franciscana. Frecuentó un pequeño
cenobio fundado por san Francisco, situado en el Monte Formosino, entre
Castello di Montegridolfo y Mondaino. Francisco de Asís se convirtió en el
inspirador de su vida penitente y caritativa y, para seguirlo más de cerca,
optó por formar parte de la Tercera Orden Franciscana.
Vivió con su hermana Clara en la casa de Monte Orciaro que su hermano mayor, Girolamo, les había concedido como parte de la herencia paterna. La casa, situada en el camino que desde Rímini, pasando por Urbino, llevaba a Roma, fue transformada en albergue para los numerosos peregrinos que pedían hospitalidad. Amado los acogía y los atendía. Trabajó en el campo de donde sacaba lo necesario para sostener el albergue y atender a los pobres. Todavía hoy, esta institución, convertida en residencia de ancianos, continúa cumpliendo el espíritu de caridad del hermano Amado para con los pobres y peregrinos. Amado realizó también largas peregrinaciones: fue a Roma y cuatro veces a Santiago de Compostela. El 10 de enero de 1292, el hermano Amado se despojó de todas sus pertenencias, y se las entregó a los monjes de san Benito para que continuaran su obra. Murió en su celda el 8 de mayo de 1292. Fue beatificado por Pío VI el 17 de marzo de 1776 y canonizado por el papa Francisco el 23 de noviembre de 2014.
ORACIÓN
Dios nuestro, que otorgaste a
san Amado Ronconi la
gracia de imitar a Cristo pobre y humilde, concédenos por sus ruegos que
viviendo con fidelidad nuestra vocación, podamos alcanzar aquella perfección
que tu Hijo nos propuso con su ejemplo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro
Señor. Amén
Jueves, 9
Santa Luisa
de Marillac
-
Cofundadora junto a S. Vicente Paúl –
> de las
Hijas de la Caridad <
Nació el
año 1591, era hija de una familia noble. Huérfana de madre muy pronto, su padre
le proporcionó una formación extraordinaria en todas las ramas del saber. Era
también sumamente piadosa y ejemplar. A los quince muere su padre, y a
instancias de sus parientes se casó con el señor Le Gras. Tuvieron un hijo al
que Luisa le tenía un amor sin límites. Esta experiencia maternal le serviría
mucho para la futura fundación. Quedó viuda a los treinta y cuatro años. El
señor Le Gras murió santamente en sus brazos. Desde entonces decidió entregarse
totalmente a Dios y a las buenas obras. El Director Espiritual de Luisa de
Marillac era Francisco de Sales, que la encaminó a Vicente de Paúl. Vicente
había empezado ya sus ingentes obras de misericordia, como las Caridades,
asociaciones al servicio de los pobres. Luisa pondrá en ellas el toque maternal
y femenino, todo su corazón. Recorría los pueblos, reanimaba las cofradías,
visitaba a los enfermos y todo quedaba renovado. Hacían falta más brazos para
atender a tantas necesidades. La miseria imperaba en ciertas regiones, donde,
según informe al Parlamento "los aldeanos se ven obligados a pacer la hierba
a manera de las bestias". Vicente y Luisa no descansan. Amplían su radio
de acción. Otras muchas jóvenes se unen a Luisa para atender a tantos
necesitados. Después de un tiempo de noviciado, Luisa y sus compañeras
pronuncian sus votos, en la fiesta de la Anunciación de 1634, fecha en que
luego renovarán sus votos en todo el mundo las Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paúl. A partir de entonces la bola de nieve se convierte en alud
arrollador. Se multiplican las obras en favor de "sus señores los
pobres", como gustan llamarlos. Visita a hospitales. Acogida de niños
expósitos. Atención a las regiones en guerra. Se extienden a Flandes y Polonia,
y luego a todo el mundo. Asilos para pobres. Establecimientos para locos y
enfermos mentales. No hay dolencia sin remedio para Luisa y sus compañeras. A
principios de 1655 quedaba canónicamente erigida la Congregación de las Hijas
de la Caridad. San Vicente les leyó las Reglas y les dijo: "De hoy en
adelante, llevaréis el nombre de Hijas de la Caridad. Conservad este título,
que es el más hermoso que podéis tener". Contrariamente a lo que ha ocurrido
a otras comunidades, también nacidas para atender a los pobres, las Hijas de la
Caridad han permanecido fieles a su carisma. La actividad desarrollada por
Santa Luisa era sobrehumana, a pesar de su débil constitución. Cayó agotada en
el surco del trabajo el 15 de marzo de 1660. Vicente, también enfermo, no pudo
acompañarla a la hora de la muerte. Le envió este recado: "Usted va
delante, pronto la volveré a ver en el cielo". Vicente, cargado de buenas
obras, no tardaría en acompañarla. Los venerables restos de Santa Luisa de
Marillac reposan en París, en la casa madre de la Congregación, en la misma
capilla de las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa
Catalina Labouré. Su fiesta se celebra cada 15 de marzo.
ORACIÓN
Oh Dios, fuente y premio de la caridad, que
por medio de tu Hijo hecho hombre entregaste a la Iglesia el mandamiento del
amor; te pedimos que, siguiendo los ejemplos de Santa Luisa de Marillac,
manifestemos tu caridad sobre la tierra y merezcamos conseguir un día el Reino
prometido a tus elegidos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Viernes, 10
Sábado,
11
Beato Ceferino Namuncurá
Nació en Chimpay (Río Negro, Argentina) el día 25 de agosto de 1886. Su padre fue él último «gran cacique» de los indios mapuches, que tuvo que rendirse al ejército argentino. Tenía 11 años cuando lo llevaron a Buenos Aires a estudiar. Ingresó en el colegio «Pío XI» de los salesianos. Fue grande su esfuerzo por insertarse en una cultura que no era la suya. Progresó en los estudios y en las prácticas de piedad, se apasionó por el catecismo y se hizo simpático a todos. Quiso seguir los pasos de Domingo Savio. Concibió el propósito de ser sacerdote para evangelizar a su pueblo, pero por entonces enfermó de tuberculosis. Lo hicieron volver a su clima natal. Empezó a estudiar en Viedma con los aspirantes al sacerdocio. El Vicario Apostólico lo envió a Italia para que prosiguiera los estudios y tuviera una mejor atención médica. Entró en el colegio salesiano de Frascati, pero el 28 de marzo de 1905 tuvo que ser internado en el hospital Fatebenefratelli de la isla Tiberina de Roma, donde murió el día 11 de mayo siguiente. Era un fruto maduro de espiritualidad juvenil salesiana, que encarnaba los sufrimientos, angustias y aspiraciones de su gente mapuche. Fue beatificado el año 2007.
ORACIÓN
Señor Jesús, te damos gracias por haber llamado a la vida y a la fe al pequeño Ceferino, hijo de los pueblos originarios de América del Sur. Él, alimentándose con el Pan de Vida, supo responderte, con un corazón entero, viviendo siempre como discípulo y misionero del Reino. Él quiso ser útil a su gente, abrazando tu Evangelio y tomando cada día su cruz para seguirte en los humildes hechos de la vida cotidiana. Te pedimos por su intercesión que te acuerdes de los que todavía peregrinamos en este mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Domingo, 12
La Ascensión del Señor
Solemnidad de la Ascensión
de nuestro Señor Jesucristo, cuando cuarenta días después de la resurrección fue elevado al cielo en
presencia de los discípulos, sentándose a la derecha del padre, hasta que venga
en su gloria a juzgar a vivos y muertos.
JORNADA MUNDIAL Y COLECTA DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
¡Es el momento en el que
Jesús regresó al Cielo con su Padre, después de haber cumplido su misión en la
tierra!
En el Evangelio de San Lucas 24, 50-53 se narra
como, después de dar las últimas instrucciones a los Apóstoles, los llevó cerca
de Betania y mientras los bendecía, alzando las manos, subió al Cielo. Los
Apóstoles lo vieron alejarse hasta que desapareció en una nube.
Con su Ascensión al Cielo, Jesús nos abre las
puertas para que podamos seguirle. La Ascensión es para todos los cristianos un
símbolo de esperanza, pues sabemos que Cristo está sentado a la derecha del
Padre, intercediendo por nosotros y que un día podremos llegar con Él a gozar
de la felicidad eterna. Por esto, celebramos la fiesta con una Misa solemne.
Durante la celebración de la Misa, puede haber una procesión solemne, con
incienso. El crucifijo se adorna de blanco, se llevan luces y flores. ¿Qué nos enseña la Ascensión?
Debemos luchar por ser perfectos y buenos para
poder ir al Cielo con Jesús. Él vivió como todos nosotros su proyecto y lo fue
perfeccionando día a día. Su proyecto no terminó con la Muerte, sino que siguió
con su Resurrección y su Ascensión. Con la Ascensión, Jesús alcanza la meta final y
es exaltado; se hace Señor y primogénito de sus hermanos. La plenitud sólo se
alcanza al final y es un don de Dios. Jesús ha ascendido al Cielo y nos espera en la
meta. Nosotros debemos trabajar para cumplir con nuestra misión en la tierra.
Hay que vivir como Él, amar como Él, buscar el Reino de Dios.
ORACIÓN
Oh Dios, cuyo Hijo asciende hoy a
los cielos en presencia de los apóstoles, concédenos, según su promesa, que
permanezca siempre con nosotros en la tierra y que nosotros merezcamos vivir
con él en el cielo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Cofeccionado por Franja
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