Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
La
generación que construyó España
Como acabo de poner en el blog la Fábula de
la gallinita y los granos de trigo...me han enviado en un correo un artículo
sobre la generación de "gallinitas" que construyeron España.
¿Algún
día entenderemos y cambiaremos?
Franja
Si os fijáis...comían poco y solo unas botellas para ahorrar para los nietos
“¿Quiénes son los
pobres? Los nietos de los ricos”.
Aforismo castellano
Cuando
analizas lo que ocurre en una empresa o una sociedad, debes buscar las causas
que provocan su situación, porque sólo trabajando sobre las causas, puedes
cambiar los efectos. Y no tengo ninguna duda de que una de las principales
causas de la prosperidad que vivimos en los años pasados fue la actitud de la
generación de nuestros padres, y una de las principales causas de la crisis, es
haber perdido esa actitud.
Recuerdo
que hace años, un empresario brillante que viajó a China para hacer negocios,
me comentaba: “China va a ser imparable. Cuando llegas allí el ambiente te
recuerda la España de los años 70. Todo el mundo quiere trabajar mucho,
ahorrar, comprarse su casa, su coche, que sus hijos vayan a la universidad…
Cuando una generación está así centrada,
no hay
quien la pare” Este pensamiento me hizo reflexionar entonces y me ha vuelto a
la memoria al contemplar a las tres generaciones que convivimos.
La
generación que construyó España
Como acabo de poner en el blog la Fábula de
la gallinita y los granos de trigo...me han enviado en un correo un artículo
sobre la generación de "gallinitas" que construyeron España.
¿Algún
día entenderemos y cambiaremos?
Mis
padres tienen en torno a 70 años, y siempre han sido un ejemplo de trabajo,
honradez, austeridad, previsión y generosidad. Pertenecen a una generación que,
como dice mi padre, les tocó el peor cambio: de jóvenes trabajaron para sus
padres y de casados para sus hijos.
Son gente
que veían el trabajo como una oportunidad de progresar, como algo que les abría
a un futuro mejor, y se entregaron a ello en condiciones muy difíciles. Son una
generación que compraba las cosas cuando podía y del nivel que se podía
permitir, que no pedía prestado más que por estricta necesidad, que pagaban sus
facturas con celo, y ahorraban un poco “por si pasaba algo”, que gastaban en
ropa y lujos lo que la prudencia les dictaba y se bañaban en ríos cercanos,
disfrutando de tortillas de patata y embutidos, en domingos veraniegos de
familia y amigos.
El
Ayuntamiento de Los Blázquez en colaboración
con la asociación de mujeres
“Prados de las Esparragosas”
celebra el día de la mujer con un café tertulia.
¿Os fijáis en el derroche del evento?
Ahora en los tiempos de crisis se celebra por todo lo alto
Fotos de Internet
Y tan
sensatos, prudentes y trabajadores fueron, que constituyeron casi todas las
empresas que hoy conocemos, y que dan trabajo a la mayoría de los españoles.
Sabían
que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez formaba parte del patrimonio de
cada familia. Se podía ser pobre, pero nunca dejar de ser honrado.
La
democracia significaba libertad y posibilidades y seguir viviendo en armonía y
respeto.
Y
cometieron los dos peores errores imputables a esa generación:
1) “Que mis hijos no trabajen tanto como
trabajé yo”. Nos
cargamos
la cultura del esfuerzo y del mérito de un plumazo,
convirtiendo
el trabajo en algo a evitar.
2) “Como tenemos unos ahorrillos, hijo, tu
gasta, que para eso están tus padres”. Con lo que mi generación empezó a pensar
que el dinero nacía en las cuentas corrientes de sus padres, que daban la
impresión de ser inagotables y que los bancos eran unas fuentes inagotables de
hipotecas, rehipotecas y contrarehipotecas.
Y
entonces, eclosionó nuestra generación (yo soy del 67).
La
generación de los nuevos ricos, la generación de “los pelotazos”, del gasto
continuo, de la especulación, de la ingeniería financiera, de la exhibición del
derroche, la de lo quiero todo y lo quiero ya, la de “papá dame”.
Y todos
nos volvimos ricos (en apariencia), todos nos convertimos en gastro-horteras.
¿Conocéis a alguien que se atreva a comer un bocata de chorizo? Le corren a
gorrazos por paleto. Ahora hay que comer hamburguesas deconstruidas al aroma de
los almendros al atardecer. ¿Y qué decir del vino? Pasamos del Don Simón con
Casera, al Vega Sicilia sin fase de descompresión. El vino ya no está “bueno”,
ahora tiene matices a fruta del bosque, con un retrogusto alcohólico, que
adolece de un cierto punto astringente, con demasiada presencia de roble.
Esto, por
supuesto, a golpe de docenas de euro, que para ser un “enterao” hay que pasar
por taquilla. ¡Y es que pocas cosas cuestan tanto, como ocultar la ignorancia!
Somos la
generación de “endeudarse para demostrar que eres rico”.
Increíble
pero cierto.
- ¿Sólo debes 500.000 €? Es que eres un
cutre. Mira, nosotros debemos ya 2.000.000 y nos están estudiando una operación
por otros 2 más.
- Vosotros sí que sabéis sacar provecho
al sistema… Ojalá yo algún día pueda deber esas cantidades. ¡Cuánto envidio tus
préstamos!
En
Alemania no daban abasto a fabricar Mercedes, Audis, BMW para los españoles.
Irrumpió
Europa en nuestras vidas y llegó en forma de mega infraestructuras que
producían mega comisiones para todos los involucrados. ¡Viva el cazo! ¡Viva el
yerno del Rey! ¡Que se besen los padrinos! Además llovían las subvenciones, nos
daban una fortuna por plantar viñas y luego a los dos años otra fortuna por
arrancarlas. Que llegaba un momento que no sabías si tenías que plantar o
arrancar. A propósito, ¿Qué toca este año?
Para los que quieren el cambio?...
Si algún
“tarao” dice que hay que parar esto, se le lapida y “que no pare la fiesta”. Por supuesto que
todos estamos de acuerdo que esto es imposible que se sostenga, pero hay que
empezar a recortar por el vecino, que lo mío son todo derechos esculpidos en
piedra en la sacrosanta constitución.
De la
siguiente generación mejor no hablar (lo dejaré para otro post).
Esa es la
generación que dice el aforismo que será pobre, por ser nieta de ricos.
Si somos
incapaces de volver a los valores con los que se construye una sociedad
sostenible, nos hundiremos, eso sí, cargados de reivindicaciones.
En mi
casa siempre he tenido un ejemplo vivo de cordura, honradez y esfuerzo. Y no
han sido menos felices que nosotros. Los psiquiatras, de hecho, dicen que al
revés, que han sido bastante más. Debe ser que la sencilla tortilla, el melón
fresquito, comprar el sofá cuando se podía, poner las cortinas cosidas por
nuestra madre, con ayuda de la abuela, trabajar y echarle huevos para emprender
(aunque no lo llamaban así) no debía ser mala receta.
Desde
aquí quiero dar las gracias a mis padres y a toda esa generación que nos
regalaron un país cojonudo, que nos hemos encargado de arruinar (entre todos,
que todos hemos aplaudido la locura), y que sólo con que nos descuidemos un
poquito más, le vamos a dejar a nuestros hijos un protectorado chino, donde
serán unos esclavos endeudados y tendrán unas historias legendarias sobre la
prosperidad que crearon sus abuelos, empeñaron sus padres y son incapaces de
imaginar los nietos..
Las manos de los que trabajaron
Estamos a
tiempo de cambiarlo, pero cada vez tenemos menos. Podemos encontrar maestros en
casa.
y
¡Cuánta
razón tienes desconocido amigo!
Confeccionado por Franja
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