Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Contemplar
el Evangelio de hoy
Evangelio
de hoy
Día
litúrgico: Sábado V del tiempo ordinario
Santoral
11 de Febrero: La Virgen de Lourdes
Texto
del Evangelio (Mc 8,1-10): En aquel tiempo, habiendo de nuevo mucha gente con
Jesús y no teniendo qué comer, Él llama a sus discípulos y les dice: «Siento
compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no
tienen qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el
camino, y algunos de ellos han venido de lejos». Sus discípulos le
respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?».
Él les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos le respondieron: «Siete».
Entonces
Él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y
dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los
sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos pocos pececillos.
Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran.
Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas.
Fueron unos cuatro mil; y Jesús los despidió. Subió a continuación a la barca
con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
«No
tienen qué comer»
Rev.
D. Carles ELÍAS i Cao
(Barcelona,
España)
Hoy,
tiempo de inclemencia y desasosiego, también Jesús nos llama para decirnos que
siente «compasión de esta gente» (Mc 8,2). Hoy, con la paz en crisis, puede
abundar el miedo, la apatía, el recurso a la banalidad y a la evasión: «No
tienen qué comer».
¿A
quién llama el Señor? Dice el texto: «A sus discípulos» (Mc 8,1), es decir, me
llama a mí, para no despedirlos en ayunas, para darles algo. Jesús se ha
compadecido —esta vez en tierra de paganos— porque también tienen hambre.
¡Ah!,
y nosotros —refugiados en nuestro pequeño mundo— decimos que nada podemos
hacer. «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?» (Mc
8,4). ¿De dónde sacaremos una palabra de esperanza cierta y firme, sabiendo que
el Señor estará con nosotros cada día hasta el fin de los tiempos? ¿Cómo decir
a los creyentes y a los incrédulos que la violencia y la muerte no son
solución?
Hoy,
el Señor nos pregunta, simplemente, cuántos panes tenemos. Los que sean, ésos
necesita. El texto dice «siete», símbolo para paganos, como doce era símbolo
para el pueblo judío. El Señor quiere llegar a todos —por eso la Iglesia se
quiere reconocer a sí misma desde su catolicidad— y pide tu ayuda. Dale tu
oración: ¡es un pan! Dale tu Eucaristía vivida: ¡es otro pan! Dale tu decisión
por la reconciliación con los tuyos, con los que te han ofendido: ¡es otro pan!
Dale tu reconciliación sacramental con la Iglesia: ¡es otro pan! Dale tu pequeño
sacrificio, tu ayuno, tu solidaridad: ¡es otro pan! Dale tu amor a su Palabra,
que te da consuelo y fuerza: ¡es otro pan! Dale, en fin, lo que Él te pida,
aunque creas que sólo es un poco de pan.
Como
nos dice san Gregorio de Nisa, «el que parte su pan con los pobres se
constituye en parte de aquél que, por nosotros, quiso ser pobre. Pobre fue el
Señor, no temas la pobreza».
No hay comentarios:
Publicar un comentario