Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
SANTOS DEL 25 DE JUNIO AL 1 DE JULIO 2018
XII SEMANA DEL
TIEMPO ORDINARIO
Santoral de la semana
San Próspero de Aquitania
Nació en
Limoges (Francia) a finales del siglo IV. Fue un hombre docto en filosofía y
letras. Contrajo matrimonio y llevó una vida virtuosa con su mujer. Después se
hizo monje en Marsella, pero no sacerdote. Vio que entre los monjes se difundía
el pelagianismo, doctrina según la cual el hombre es capaz de querer el bien y
de salvarse con su sola voluntad, de suerte que la gracia divina es preciosa,
pero no indispensable. Ante el peligro que esto significaba para la fe, se
dedicó a defender la doctrina católica tal como la enseñaba san Agustín, autor
de varias obras sobre el tema y con quien estuvo en estrecha relación. Mucho
tuvo que trabajar para explicar la recta doctrina agustiniana sobre la gracia,
la perseverancia, la predestinación, y conseguir que la aceptaran. El año 440
acompañó a Roma al que iba a ser el papa san León Magno, quien lo nombró
canciller y escribano suyo. Fue un gran trabajador, que escribió también sobre
la historia romana y la salvación de los no cristianos. Murió en Roma en torno
al año 463.
ORACIÓN
Dios
nuestro, que has puesto a los santos como ejemplo y ayuda para facilitar a los
débiles el camino de la salvación, al celebrar la fiesta de san Próspero de
Aquitania, concédenos bondadosamente que, siguiendo sus pasos, caminemos hacia
ti. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San
Pelayo (o Pelagio),
Es
el mártir de la castidad en el umbral de la juventud. Nació el año 912 en
Galicia (España), al parecer en Albeos, provincia de Pontevedra, no lejos de
Tuy, donde era obispo su tío paterno, san Hermogio, quien cuidó de su formación
cristiana. El año 920 los árabes vencieron a los cristianos en Valdejunquera y
se llevaron a Córdoba como rehenes a muchos cristianos, entre ellos al obispo
de Tuy. Su hermano, el padre de Pelayo, fue a Córdoba con su hijo para rescatar
a Hermogio. No fue posible llegar a un acuerdo con los árabes, y los dos
hermanos volvieron a su tierra para reunir el rescate que se les pedía,
mientras Pelayo quedaba en Córdoba como rehén. No consiguieron los musulmanes
que apostatara de su fe y abrazara la de ellos. El califa Abderramán III se
sintió atraído por su figura y, al no poder doblegar su virtud, lo hizo
martirizar, a los trece años de edad, el 26 de junio del año 925. Su cuerpo fue
trasladado a León, y más tarde a Oviedo, donde se venera en el monasterio
benedictino que lleva su nombre.
ORACIÓN
Señor, Padre nuestro, que prometiste
a los limpios de corazón la recompensa de ver tu rostro, concédenos tu gracia y
tu fuerza, para que, a ejemplo de san Pelayo, mártir, antepongamos tu amor a
las seducciones del mundo y guardemos el corazón limpio de todo pecado. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Nació
en Barbastro (Huesca, España) en 1902. Recibió la ordenación sacerdotal en
Zaragoza el año 1925, y en 1927 se trasladó a Madrid para hacer el doctorado en
Derecho Civil; su celo apostólico le puso en contacto con gentes de todos los
ambientes y, en particular, con las de las barriadas periféricas. El 2 de
octubre de 1928 nació el Opus Dei: durante un retiro espiritual ve la
misión que el Señor quiere confiarle: abrir en la Iglesia un nuevo camino
vocacional, dirigido a difundir la búsqueda de la santidad y la realización del
apostolado mediante la santificación del trabajo ordinario en medio del mundo
sin cambiar de estado. Y se entregó en cuerpo y alma a su misión. Comenzaron a
seguirle personas de todas las condiciones sociales, en particular, grupos de
universitarios. En 1934 publicó su libro Camino. Aunque no faltaron
dificultades, la Obra se afianzó, y en 1950 recibió de Pío XII la aprobación
definitiva. Se multiplicaron los proyectos: escuelas, universidades, colegios,
hospitales, publicaciones, etc. Murió en Roma el 26 de junio de 1975 y Juan
Pablo II lo canonizó el 2002.
ORACIÓN
Señor y Dios
nuestro, que elegiste a san Josemaría, presbítero, para anunciar en la Iglesia
la vocación universal a la santidad y al apostolado: concédenos, por su
intercesión y su ejemplo, que, realizando fielmente el trabajo cotidiano según
el Espíritu de Cristo, seamos configurados a tu Hijo y, en unión con la
Santísima Virgen María, sirvamos con ardiente amor a la obra de la Redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San Cirilo de Alejandría
► Obispo y
doctor de la Iglesia ◄
Nació el año
370 en Alejandría de Egipto de familia distinguida. Era sobrino del patriarca
Teófilo de Alejandría. Abrazó primero la vida monástica, pero, ordenado de
sacerdote, acompañó a su tío obispo en sus viajes, y el año 412 le sucedió en
el patriarcado, en una de las épocas más difíciles de la Iglesia de Oriente.
Era una persona de carácter entero, emprendedor e imperativo, firme en sus
convicciones. Combatió con energía las herejías de su tiempo y en especial la
de Nestorio, que enseñaba la existencia de dos personas en Cristo, separando en
Él la naturaleza divina de la humana, y negando la divina maternidad de María,
que sería madre únicamente del hombre Jesús. Cirilo fue figura principal en el
Concilio de Éfeso del año 431, en el que se definió que Jesús, Dios y hombre,
es uno y el mismo, una sola persona, la divina, y que María es la madre de
Dios. Escribió importantes tratados teológicos y numerosas homilías. Murió el
año 444.
ORACIÓN
Señor, tú que hiciste de tu obispo san Cirilo de
Alejandría un defensor invicto de la maternidad divina de la Virgen María,
concédenos a cuantos la proclamamos verdadera Madre de Dios llegar, por la
encarnación de tu Hijo, a la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
San Ireneo de Lyon
► Obispo y
mártir ◄
Nació hacia
el año 130 y se educó en Esmirna (Turquía), donde fue discípulo de San
Policarpo, obispo de aquella ciudad y que había sido discípulo del apóstol san
Juan, por lo que enlazó con los tiempos apostólicos. Pero emigró, y el año 177
era presbítero en Lyon (Francia); poco después fue nombrado obispo de dicha
ciudad. Se encontró con una Iglesia diezmada por las persecuciones. Aprendió
las lenguas de los nativos para poder evangelizarlos. Gran apologista y buen
pastor, escribió varias e importantes obras en las que combate las herejías de
aquel tiempo y expone la recta doctrina: valoración del Antiguo Testamento a la
luz del Nuevo; Cristo, nuevo Adán; la Eucaristía, símbolo y prenda de la
resurrección. Fue hombre pacífico y conciliador, que medió eficazmente en el
enfrentamiento entre el Papa y las iglesias de Asia Menor por la cuestión de la
pascua, evitando un posible cisma. Recibió la palma del martirio, según refiere
la tradición, alrededor del año 200.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que otorgaste a tu obispo
san Ireneo la gracia de mantener incólume la doctrina y la paz de la Iglesia,
concédenos, por su intercesión, renovarnos en fe y en caridad y trabajar sin
descanso por la concordia y la unidad entre los hombres. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
San Pedro
► Príncipe de
los Apóstoles ◄
Es Simón, a
quien Jesús cambió el nombre por el de «Cefas» o Pedro. Era de Betsaida, aldea marinera
situada a la ribera del mar de Galilea, donde ejercía el oficio de pescador
junto con su padre y su hermano Andrés, también apóstol. Fue éste quien lo
llevó a Jesús, el cual les dijo: «Venid conmigo, y os haré pescadores de
hombres». Estaba casado y tenía un carácter noble, franco y vehemente, como
puso de manifiesto en repetidas ocasiones. Estando por Cesarea de Filipo, a
preguntas de Jesús, Pedro le respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
vivo», y el Maestro le prometió entonces el Primado: «Sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia». Pedro, en la noche más negra de la historia, negó por
tres veces a Jesús; pero enseguida lloró su pecado, volvió al grupo y corrió la
mañana de la Resurrección al sepulcro de Cristo, quien, cuando se les apareció
más tarde en Galilea, le otorgó el Primado: «Apacienta mis ovejas». Después de
Pentecostés, ejerció su apostolado en Jerusalén, Antioquía de Siria y luego en
Roma como primer obispo de la misma. Allí fue crucificado, cabeza abajo como
los esclavos, durante la persecución de Nerón, el año 64.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, tú que entregaste a la
Iglesia las primicias de tu obra de salvación, mediante el ministerio
apostólico de san Pedro y san Pablo, concédenos, por su intercesión y sus
méritos, los auxilios necesarios para nuestra salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
► Apóstol de
los gentiles ◄
Nació en
Tarso (Turquía) y estudió en la escuela de Gamaliel en Jerusalén. Ferviente
fariseo, presenció y aprobó el martirio de san Esteban y, llevado de su celo
por la ley mosaica, persiguió a los cristianos. Convertido a Cristo en el
camino de Damasco, hecho que celebramos el 25 de enero, se retiró al desierto y
más tarde visitó a los Apóstoles y se incorporó a la comunidad cristiana. Con
algunos compañeros recorrió, en tres largos viajes, amplias regiones de Asia
Menor y Europa Oriental fundando numerosas comunidades cristianas. Su acción
fue esencial para la extensión de la Iglesia a todas las gentes, más allá del
pueblo judío. Sus cartas a las iglesias locales son alimento sustancial del que
se nutre la Iglesia en todos los tiempos. Acusado de traicionar la Tradición de
sus mayores, los judíos lo entregaron a la autoridad romana para acabar con él,
pero Pablo, ciudadano romano, apeló al César, y fue trasladado a Roma. Allí
permaneció dos años evangelizando con libertad, hasta que el año 67, durante la
persecución de Nerón, fue decapitado en la Vía Ostiense.
ORACIÓN
Señor, tú que nos llenas de santa alegría en la
celebración de la fiesta de san Pedro y san Pablo, haz que tu Iglesia se
mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquellos que fueron fundamento de
nuestra fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Santos Protomártires de la Iglesia Romana
«En el circo
de Nerón, el año 64 después de Cristo, un número indeterminado de cristianos,
pertenecientes a la población residente en Roma, acusados del incendio de la
ciudad, fueron quemados vivos, o echados como pasto a las fieras, a causa de su
fe. No conocemos sus nombres, pero su memoria permaneció viva en la comunidad
creyente de Roma con este único título: "Los primeros mártires:
protomártires". Celebramos su fiesta el 30 de junio, al día siguiente de
la memoria de los Santos Pedro y Pablo, porque ellos perecieron en la misma
persecución, como primer fruto de la predicación de los Apóstoles y del Obispo
de Roma, Pedro» (Juan Pablo II, 21-IV-85).
ORACIÓN
Señor, Dios
nuestro, que santificaste los comienzos de la Iglesia romana con la sangre
abundante de los mártires, concédenos que su valentía en el combate nos infunda
el espíritu de fortaleza y la santa alegría de la victoria. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
* * *
MES DE JULIO
* * *
DÍA, 1 – DOMINGO
XIII DEL
TIEMPO ORDINARIO
Santos Justino Orona Madrigal y Atilano Cruz Alvarado
Justino Orona Madrigal nació en
Atoyac, Jalisco, México, el 14 de abril de 1877, en un hogar sumido en la
pobreza; desde muy temprana edad manifestó su inclinación por el sacerdocio. Su
familia se opuso porque contaban con su mano de obra para obtener recursos;
finalmente pudo ingresar al Seminario Conciliar de Guadalajara en octubre de
1894.
Fue
ordenado sacerdote por su arzobispo, Don José de Jesús Ortiz, el 7 de agosto de
1904 y fue asignado a diferentes parroquias, hasta que el 19 de octubre de
1916, se le confió la Parroquia de Cuquío, con un especial encargo de atender
la preceptoría del Seminario establecida en esa población. Los vecinos de
Cuquío se distinguía por su apatía a las prácticas religiosas y aún por
actitudes anticlericales; lo cual, lejos de intimidar al pastor, le sirvió de
estímulo. Sobrellevó con dignidad las muestras gratuitas de odio que le fueron
proferidas por su condición de consagrado, inclusive murmuraciones calumniosas
acerca de su vida privada.
Sus
virtudes, en especial la esperanza, le permitieron afrontar la adversidad con
entereza: cuantas mayores eran los trabas, más aumentaba su ahínco para ganar
adeptos a la causa de Cristo. Quienes lo trataron afirmaron que su vida fue
ejemplar, edificante y entregada, sin tasa ni medida; en su trato habitual era
amable y bondadoso, especialmente con los pobres. No supo límites en la cura de
almas, y durante los tiempos de persecución religiosa aprovechó al máximo la
oportunidad de ejercitar su fortaleza, sufrió con heroicidad las agresiones
contra su ministerio de parte de agentes del gobiernos civil. Cuando la
persecución arrecio, san Justino se alejó de la cabecera parroquial pero sin
abandonar a los suyos.
A partir de
agosto de 1926 ejerció su ministerio en aldeas, ranchos y no pocas veces a
campo abierto, entre muchas limitaciones, a veces con los perseguidores pisando
sus huellas. Así se mantuvo casi dos años hasta el día de su sacrificio. En
1928 las tropas gubernamentales se posesionaron de Cuquío. El sábado 30 de
junio, sin angustias ni aflicciones, el Padre Justino presintió su muerte, y
refiriéndose a la escasez de lluvia que inquietaba a los campesinos en las
Cruces les dijo: «No se preocupen, yo pronto iré con mi Madre Santísima y les
mando la lluvia».
Atilano Cruz Alvarado nació en
Ahuentia de Abajo, aldea de Teocaltiche, Jalisco, el 5 de octubre de 1901. Sus
padres, José Isabel Cruz y Máxima Alvarado, conformaban una familia cristiana,
pero de una precaria situación económica, por lo que durante su infancia se
ocupó de cuidar ganado. Después de mucho insistir, obtuvo el permiso de sus
padres para cursar la instrucción primaria en el Colegio llamado de Los
Dolores, en Teocaltiche.
Inició
su vida clerical durante los peores años de la persecución religiosa y pese a
ello, se mantuvo firme en su convicción de ser sacerdote, por lo que recibió
presbiterado de manos de su obispo, don Francisco Orozco y Jiménez, en algún
lugar de la Barranca de San Cristóbal, el 24 de julio de 192
A
partir de la suspensión del culto público, el 1° de agosto de 1926, pertenecer
al clero llegó a convertirse en sinónimo de proscripción. El 11 de enero de
1927, pocos meses antes de la ordenación de nuestros santo, el gobernador de
Jalisco había girado una circular telegráfica confidencial a los presidentes
municipales, en cuya parte final ordena; «...sírvase asimismo aprehender desde
luego a todos los sacerdotes católicos, es a comprensión de su mando y
remitirlos esta Capital, disposición Ejecutivo».
Desde
entonces fueron asesinados algunos sacerdotes por su condición de ministros del
culto. Tales antecedentes, lejos de amedrentar a Atilano, lo decidieron a
afrontar con valor sus riesgos. Su vida fue muy breve, vivió solo 27 años, de
los cuales sólo uno fue sacerdote, por lo que tuvo un único nombramiento, como
Vicario Cooperador de la Parroquia de Cuquío, a donde llegó en el mes de
septiembre de 1927, luego de haber sido ordenado sacerdote. Ejerció su
ministerio en calidad de fugitivo: administrado los Sacramentos a salto de mata
en los ranchos donde el párroco le indicaba; a fin de sortear los peligros,
vestía el humilde atuendo de los campesinos, calzón blanco, huaraches y
sombrero de falda ancha.
Entonces,
el muncipio de Cuquío se encontraba bajo la férula de José Ayala, personaje de
poca solvencia moral, quien atribuyéndose facultades amplísimas que desbordaban
su autoridad, puso precio a la vida de los sacerdotes que atendían Cuquío, les
tendió un cerco. La noche del 30 de junio fue denunciado el paradero de los
sacerdotes gracias a la indiscreción de Simplicio Gómez. Un nutrido contingente
salió de Cuquío, capitaneado por José Ayala, el capitán Vega y Gregorio
Gonzáles Gallo, quienes llegaron a las Cruces a las 2:00 horas, sitiando la
vivienda donde pernoctaban los clérigos. Los soldados, haciendo alarde de
fuerza, despertaron a golpes y gritos a sus ocupantes; al abrir la puerta de su
aposento, el párroco alzó la voz y exclamó: «¡Viva Cristo Rey!». En respuesta
José Ayala, el capitán Vega y Gregorio Gonzáles Gallo, lo tirotearon dejándolo
muerto en el dintel de la puerta, la cual remataron asesinando a los indefensos
presbíteros Atilano Cruz y a José María Orona. Los asesinos se enfilaron a
Cuquío llevando como carga los cadáveres, que exhibieron en la plaza del pueblo
durante cuatro o cinco horas, ya que una muchedumbre cerró filas en torno a los
muertos.
Algunos
vecinos, desafiando el mandato, lavaron, vistieron y colocaron en ataúdes los
restos de las víctimas, a fin de proceder al sepelio, que convocó a muchísimas
personas. Los restos mortales, veneradas reliquias, descansan ahora en el
templo parroquial de San Felipe, de Cuquío.
► Fueron canonizados el 21 de mayo del 2000 ◄
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que diste a los
santos mártires Justino Orona Madrigal y Atilano Cruz Alvarado, la gracia de
entregar su vida por amor a tu Palabra y por el testimonio de Jesús; te pedimos
que, por la fuerza del Espíritu Santo, nos enseñes a permanecer fieles en la fe
y fuertes en la confesión de tu nombre.
Por
Jesucristo nuestro Señor. Amen
Confeccionado por Franja y
Állen-Perkins
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