Santos
del 30 de Octubre al 5 Noviembre 2023
XXX Semana del Tiempo Ordinario
Santoral de la semana
Lunes, 30
Santos Claudio, Lupercio y Victorico
- hermanos mártires –
Los tres santos fueron hermanos, hijos de san Marcelo. Igual que su padre, no temieron dar la cara por Cristo ante los jueces. También al igual que él fueron degollados por proclamar el Evangelio A fin de reafirmar la procedencia leonesa de San Marcelo, las interpolaciones en su passio suponen una extensa familia leonesa de doce hijos de Marcelo, entre los que están los santos mártires Claudio, Lupercio y Victorico. En el antifonario mozárabe de la catedral de Toledo, hay una interpolación del siglo XI, que menciona los nombres de los santos que han sido hallados en el archivo de Toledo: Claudio, Lupercio (Lupercum) y Victorico de León… y los relaciona con Marcelo, el padre, que la ciudad de Tánger aún retiene…
Más verosímil es la tesis que sostiene que los tres mártires –seguramente eran soldados– fueron martirizados en León, sede de la romana Legio VII gemina. A finales del siglo III o principios del siglo IV, la persecución arreció con gran crueldad en España. Y los tres soldados, al declararse cristianos, fueron condenados a muerte en León. En el lugar de su martirio se erigió el monasterio benedictino de San Claudio. A mediados del siglo XI, Fernando I ordenó que fueran llevados los restos de los tres mártires leoneses a la iglesia de San Isidoro que él había reconstruido. Allí fueron venerados hasta 1173, año en el que se consagró la iglesia dedicada a los tres mártires, cuyas reliquias fueron colocadas en el altar mayor. En 1834, tras la destrucción de esta iglesia, los restos mortales de Claudio, Lupercio y Victorico fueron trasladados a la iglesia de San Marcelo.
ORACIÓN
Concédenos, Señor, que
nuestras oraciones nos sirvan de alegría y ayuda, para que, al celebrar la
fiesta anual de los santos mártires Claudio, Lupercio y Victorico imitemos
su constancia en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Martes,
31
San Alonso
Rodríguez
- Hermano coadjutor de la Compañía
de Jesús -
Nació en Segovia en 1531 y murió en Palma de Mallorca en 1617. A los 10 años de edad conoció a Pedro Fabro, quien en 1541 se encontraba en Alcalá de Henares, donde Alonso realizaba sus estudios. A la muerte de su padre, en 1545, debió abandonar sus estudios y regresar a Segovia a ponerse al frente del comercio familiar. Contrajo matrimonio con María Juárez, de quien enviudó en 1562, dejándole un hijo que falleció al poco tiempo. Durante este periodo de su vida, que él llamó "de su conversión", lo ayudó el sabio consejo del padre Luis de Santander, quien también dirigió a santa Teresa de Jesús, y quien, en 1559 entró en Segovia con otros tres religiosos de la Compañía de Jesús con el fin de fundar un colegio. Debido a su edad, 38 años, y a su precario estado de salud, le fue negada la admisión en la Compañía. San Alonso, sin desanimarse, continuó sus estudios y, finalmente, el padre provincial Antonio Cordesses, por inspiración divina, falló la cuestión diciendo: "Vaya, recibámosle para santo". La vida de Rodríguez no se presta a relatos históricos una vez realizado su anhelo de ingresar a la Compañía. Sin embargo, una intensísima vitalidad sobrenatural es lo que constituye lo más esencial de la santidad de Rodríguez. La fama de santo de que gozaba atraía no sólo a niños y jóvenes del colegio Monte Sion, en Mallorca, sino a seglares, jesuitas, teólogos, sacerdotes y religiosos, quienes acudían al "teólogo de Dios" en busca de ayuda o consejo. Entre sus discípulos descuella el gran apóstol de los negros, san Pedro Claver, quien trató con el santo portero durante los tres años que estudió filosofía en Palma de Mallorca, y gracias a su consejo solicitó las misiones de las Indias. Alonso Rodríguez fue beatificado por León XII en 1825 y canonizado por León XIII el 15 de enero de 1888, a la par que su discípulo espiritual san Pedro Claver.
ORACIÓN
Oh Dios, que concediste a San Alonso
Rodríguez el don de imitar con fidelidad a tu Hijo Jesucristo,
siendo un humilde y sencillo portero de colegio, concédenos
también a nosotros, por su intercesión, la gracia que, viviendo fielmente
nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona
de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo, por los siglos de los
siglos. Amén.
* * *
EMPIEZA EL MES DE NOVIEMBRE * *
*
- Mes de las ánimas –
Miércoles, 1
Todos los Santos – Solemnidad
La Iglesia celebra esta solemnidad en honor de todos los santos, o sea, de todos los fieles que murieron en Cristo y con Él han sido ya glorificados en el cielo. Esta fiesta nos recuerda, pues, los méritos de todos los cristianos, de cualquier lengua, raza, condición y nación, que están ya en la casa del Padre, aunque no hayan sido canonizados ni beatificados; nos invita a pedirles su ayuda e intercesión ante el Señor; y nos estimula a seguir su ejemplo, múltiple y variado, en nuestra vida cristiana.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y
eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos
los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada
abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Jueves, 2
+ Conmemoración
de todos los fieles difuntos +
Los fieles que visiten devotamente el cementerio u oren solo mentalmente por los fieles difuntos se les concede la indulgencia plenaria (aplicable solamente a las almas del purgatorio) en cada uno de los días del 1 al 8 de noviembre, e indulgencia parcial en los demás días del año. En el día de la conmemoración de los fieles difuntos, en todas las iglesias y oratorios se puede lucrar de indulgencia plenaria. La Iglesia, después de celebrar ayer la fiesta de todos sus hijos bienaventurados ya en el cielo, se interesa hoy ante el Señor en favor de las almas de todos cuantos nos precedieron en el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, para que, purificados de toda mancha de pecado, puedan gozar de la felicidad eterna. Celebramos, pues, la victoria de Cristo, y de nosotros con Él, sobre la muerte. Y hacemos memoria de cuantos, habiendo compartido ya la muerte de Jesucristo, están llamados a compartir también con Él la gloria de la resurrección. El primer prefacio de difuntos nos enseña que «en Cristo brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad; porque la vida de los que creemos en el Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo». Mientras nosotros pedimos por los difuntos, ellos interceden por nosotros.
ORACIÓN
Oh Dios, gloria de los fieles y vida de los justos, nosotros los redimidos por la muerte y resurrección de tu Hijo, te pedimos que acojas con bondad a tus siervos difuntos, y pues creyeron en la resurrección futura, merezcan alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Viernes,
3
* * * Primer viernes de
mes * * *
San Martín de Porres
- Religioso dominico –
Nació en Lima (Perú) el año 1579, de un funcionario real español, Juan de Porres, y de una joven de origen africano, Ana Velázquez, que no se casaron: Martín era mulato e hijo ilegítimo, lo que le causó muchas dificultades. Fue educado cristianamente por su madre y aprendió de joven el oficio de barbero-cirujano. En 1603 fue admitido en la Orden de los dominicos como hermano converso, después de vivir ocho años en el convento como donado. Desde el principio se le confió el oficio de enfermero que ejerció, con gran competencia y mayor caridad, en favor de los frailes y de los numerosos pobres que acudían al convento; además instituyó varias obras caritativas. Supo conjugar la incesante actividad asistencial con el recogimiento de un contemplativo. Llevó una vida de mortificación y de humildad, y tuvo una gran devoción a la Eucaristía. Murió en Lima el 3 de noviembre de 1639.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has querido conducir a san Martín de Porres por el camino de la humildad a la gloria del cielo, concédenos la gracia de seguir sus ejemplos, para que merezcamos ser coronados con él en la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Sábado, 4
San Carlos Borromeo, Cardenal
Arzobispo de Milán
Nació en Arona
(Lombardía, Italia) el año 1538, en el seno de una familia noble y piadosa.
Abrazó la vida eclesiástica de jovencito y, terminados los estudios en Pavía,
su tío materno, el papa Pío IV, lo llamó a Roma y lo creó cardenal, haciéndolo
Secretario de Estado. En la medida que le fue posible impulsó la culminación
del Concilio de Trento y la puesta en práctica de sus decretos. Elegido
arzobispo de Milán en 1565, fue un verdadero pastor de almas. Realizó una gran
obra legislativa, organizativa, pastoral, litúrgica y devocional. Recorrió
muchas veces la diócesis entera, convocó sínodos, decretó muchas disposiciones
orientadas a la formación del clero y a la reforma de costumbres, para actuar
así las ordenaciones pastorales del Concilio de Trento. Fundó seminarios y
edificó hospitales y hospicios. Utilizó las riquezas de su familia en favor de
los pobres. Murió en Milán el 3 de noviembre de 1584.
ORACIÓN
Conserva, Señor, en tu
pueblo el espíritu que infundiste en san Carlos Borromeo, para que tu Iglesia
se renueve sin cesar y, transformada en imagen de Cristo, pueda presentar ante
el mundo el verdadero rostro de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén.
Domingo, 5
XXXI del Tiempo Ordinario
Santa Ángela ( Sor Angelita) de la Cruz
Nació en Sevilla el
año 1846, en el seno de una familia numerosa y pobre, trabajadora y piadosa.
Desde muy joven trabajó en un taller de zapatería, a la vez que se entregaba al
servicio de los más pobres y marginados. Bajo la guía de un experto confesor,
el P. Torres, intentó hacerse religiosa, hasta que comprendió que el Señor la
llamaba a fundar una congregación, la Compañía de las Hermanas de la Cruz que,
viviendo en gran austeridad, atendían a enfermos y menesterosos. Mujer de vida
contemplativa y de una gran actividad, gozó de carismas extraordinarios. A
pesar de no tener estudios, dejó escritos de gran profundidad. Fue terciaria
franciscana y su vida y espiritualidad tienen rasgos franciscanos muy marcados.
Juan Pablo II la canonizó el año 2003.
ORACIÓN
Oh Dios, que
iluminaste a Santa Angela virgen con la sabiduría de la cruz, para que
reconociese a Cristo, tu Hijo, en los pobres y en los enfermos, y los sirviese
como humilde esclava, concédenos que, imitando el ejemplo de su caridad,
podamos llegar a ti, junto con nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
Confeccionado por Franja y Álen-Perkins, el amigo
fiel
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