Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
SANTOS
DEL 25 DE AL 31 DE MAYO 2015
► Octava Semana del Tiempo
Ordinario ◄
LUNES, 25
San Beda el Venerable
►Presbítero y doctor de la Iglesia
Nació junto al monasterio benedictino de
Wearmouth, que tiene al lado el filial de Jarrow (Inglaterra), el año 673. Fue
educado por san Benito Biscop, abad de aquel monasterio, en el que Beda ingresó
muy joven. Allí consagró su vida a las observancias de la Regla, a la
convivencia fraterna, a la celebración del culto litúrgico, a la meditación de
las Sagradas Escrituras y de los Santos Padres, y la actividad literaria.
Escribió obras teológicas e históricas de gran fervor y erudición; entre ellas
cabe destacar su Historia eclesiástica de Inglaterra, al final de la cual
escribe: «He pasado toda mi vida dentro del claustro, repartiendo el tiempo
entre el estudio de las Sagradas Escrituras, la observancia de la disciplina
monástica y el diario oficio de cantar en el coro. Todas mis delicias eran
aprender, enseñar o escribir... Desde mi admisión al sacerdocio hasta el año
presente, en que cuento 59 años de edad, me he ocupado en redactar para mi uso
y el de mis hermanos algunas notas sobre la Sagrada Escritura, sacadas de los
Santos Padres o en conformidad con su espíritu e interpretación». Murió el año
735.
ORACIÓN
Señor
Dios, que has iluminado a tu Iglesia con la sabiduría de san Beda el Venerable,
concede a tus siervos la gracia de ser constantemente orientados por las
enseñanzas de tu santo presbítero y ayudados por sus méritos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
MARTES, 26
Nació
en Florencia el año 1515 y pronto marchó a Roma. Estudió filosofía y teología y
fue preceptor de los hijos de una familia acomodada. Crecía su vida interior y
su dedicación al apostolado y a las obras de caridad. En 1548 fundó una
cofradía asistencial. Impulsado por su director espiritual y superada su propia
humildad, por fin se ordenó de sacerdote en 1551. Fundó la Congregación del
Oratorio para sacerdotes seculares dedicados a la predicación y al
confesionario. Se dedicó en especial al cuidado de los jóvenes y los niños, en
los que, con su estilo de vida, su bondad, su alegría y demás virtudes no menos
simpáticas que exigentes, ejerció una gran influencia. Fundó también una
asociación para atender a los pobres. Su celebración de la misa era una
singular experiencia mística, tenía una capacidad extraordinaria para el
contacto humano y popular, promovió nuevas formas de catequesis, arte y
cultura, difundía en torno a sí una alegría que brotaba de su unión con Dios y
de su buen humor. Fue gran amigo de san Carlos Borromeo y del capuchino san
Félix de Cantalicio. Murió en Roma el 26 de mayo de 1595.
ORACIÓN
Señor Dios, que no cesas de enaltecer a
tus siervos con la gloria de la santidad, concédenos que el Espíritu Santo nos
encienda con aquel mismo fuego con que abrasó el corazón de san Felipe Neri.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
San Agustín de
Canterbury, obispo
El año 596, cuando Agustín era prior del monasterio benedictino
de San Andrés en Roma, fue enviado por el papa san Gregorio Magno, al mando de
unos cuarenta monjes, a evangelizar Inglaterra. Desembarcó en Thanet y mandó
aviso de su llegada al rey Etelberto de Kent. El rey, que se había casado con
Berta, princesa cristiana de la familia real de los francos, les permitió que
se acomodaran en Canterbury, capital de su reino, y les dio libertad para
predicar. Pronto se convirtió el rey, que se bautizó en junio del 597. La
Iglesia se iba consolidando y Agustín marchó a Arlés (Francia) para ser
consagrado arzobispo de la nación británica con sede en Canterbury. Con ayuda
del rey Etelberto, Agustín y sus monjes convirtieron a muchos a la fe cristiana
y fundaron iglesias y monasterios, sobre todo en el reino de Kent; entre los
monasterios, el de los santos Pedro y Pablo. Para consolidar lo alcanzado y
proseguir la expansión de la Iglesia, Agustín creó los nuevos obispados de
Londres y Rochester y nombró los correspondientes obispos. Murió el 26 de mayo
del año 604 ó 605
ORACIÓN:
Señor Dios, que por la
predicación de tu obispo san Agustín de Canterbury llevaste a los pueblos de
Inglaterra la luz del Evangelio, concédenos que el fruto de su trabajo
apostólico perdure en tu Iglesia con perenne fecundidad. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Festividad
litúrgica de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
El primer jueves después de
Pentecostés celebramos la festividad litúrgica de Jesucristo Sumo y Eterno
Sacerdote.
Vivimos momentos de pasión de
la Iglesia. Se exhibe en picota la infidelidad y aberraciones de unos
ministros-¿infiltrados? ¿vividores?- indignos, como paradigma generalizado y
abominable del sacerdocio, que es excelso porque encarna en la tierra al mismo
Cristo. Decía, admirado, Pedro de Blois: «Dios, que no ha querido tener ningún
cooperador en la obra de la Creación, quiere tenerlo en la obra de la Redención».
Y este coadjutor es el sacerdote.
Esta festividad sacrosanta ha
de ser para todos los católicos un día intensamente sacerdotal. Un día para
amar el sacerdocio de Jesucristo prolongado en sus ministros. Para agradecer a
Cristo este don inestimable. Ha de ser una jornada de santidad sacerdotal que
nos reúna a todos: pastores y seglares, con un solo corazón y una sola alma,
para pedir muchos y santos sacerdotes.
Y ha de ser un día para
agradecer a los sacerdotes su entrega absoluta. El sacerdote actúa en la
persona de Cristo... Perdona con el perdón de Dios, lleva su Palabra que se
encarna en su propia palabra, perpetúa la presencia real de Cristo entre
nosotros... Si a veces nos defrauda su insuficiencia personal, pensemos que a
Dios no le ha estorbado. Consideremos el peso de la dignidad divina que lleva
dentro. Y ¡cuántas veces no habremos ayudado a tal o cual sacerdote a
superarse! ¡Cuántas lo habremos hundido más aún en el aislamiento, con la
incomprensión y la maledicencia!
Es momento de hablar con
valentía de la vida sacerdotal como de un valor inestimable y una forma de vida
espléndida y privilegiada, porque se funda en la Palabra irrevocable de Dios.
Porque el sacerdote está al servicio de todos los hombres. Y porque
-parafraseando al cardenal Juan M. Lustiger- su acción no tiene por límite su
propia capacidad de obrar, sino que se inscribe en la acción de Dios que obra a
través de él.
Querríamos hacer llegar a
todos los sacerdotes del mundo el testimonio de nuestro apoyo, de nuestra
solidaridad, de nuestro amor... A todos les decimos: ¡Gracias, queridos
sacerdotes!
ORACIÓN
Dios nuestro, que para Gloria tuya y salvación de todos los
hombres constituiste Sumo y Eterno Sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a
quienes Él ha elegido como ministros suyos y administradores de sus sacramentos
y de su Evangelio, la gracia de ser fieles en el cumplimiento de su ministerio.
Por nuestro Señor Jesucristo. AMÉN
Santa Úrsula Ledóchowska
Nació el año 1865 en Loosdorf (Austria), de familia noble y muy
religiosa. Entre sus hermanos, María Teresa, fundadora de las Claverianas, fue
beatificada por Pablo VI, y Vladimiro fue superior general de la Compañía de
Jesús. En 1883 la familia se trasladó a Polonia. A sus 21 años, entró ella en
las Ursulinas de Cracovia. Destacó por su amor al Señor, su talento educativo y
su sensibilidad ante las necesidades de los jóvenes en las difíciles
circunstancias de su tiempo. Con la bendición de san Pío X, emprendió, en medio
de grandes dificultades, su trabajo apostólico en Rusia, Finlandia, Suecia y
Dinamarca. Durante su estancia en Escandinavia, trabajó en la promoción del
compromiso ecuménico. Con la aprobación de la Santa Sede transformó su convento
en la nueva congregación de Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante,
centrada en la contemplación del amor salvífico de Cristo y en la labor
educativa y de servicio a los indigentes. Murió en Roma el 29 de mayo de 1939.
Juan Pablo II la canonizó el año 2003.
ORACIÓN
Señor y Dios nuestro,
te pedimos que santa Úrsula Ledóchowska, virgen, tu fiel esposa, encienda en
nuestro corazón la llama de la caridad divina que ella suscitó en otras
vírgenes, para gloria perpetua de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
SÁBADO,
30
San Fernando III, «el Santo»,
►
Rey de León y de Castilla ◄
hijo de
Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, nació el año 1198 en el reino
leonés, probablemente cerca de Valparaíso (Zamora). Tradicionalmente se afirma
que perteneció a la Tercera Orden franciscana. Fue el rey de la reconquista del
sur de España. Su visión política de altas miras es reconocida por los
historiadores, y las gentes de toda clase y condición bendijeron su reinado
sabio, ecuánime, prudente. En los territorios reconquistados por él, nunca hubo
vencedores y vencidos. Con razón es proclamado «señor de la convivencia de
cristianos, musulmanes y judíos». Contrajo dos matrimonios sucesivos, que
fueron felices, y de ambos tuvo en conjunto trece hijos. Fue hombre de óptimos
sentimientos y limpias costumbres. Además de administrar con sabiduría sus
reinos, promovió las artes y las ciencias, y colaboró en la propagación de la
fe. Vivió rodeado del respecto y afecto de unos y otros, y su muerte fue
llorada por todos. Murió en Sevilla el 30 de mayo de 1252.
Primo carnal de S. Luis Rey de Francia. Sus madres eran hermanas y españolas.
Primo carnal de S. Luis Rey de Francia. Sus madres eran hermanas y españolas.
ORACIÓN
Oh Dios, que elegiste al rey san Fernando como
defensor de tu Iglesia en la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo que te
pide tenerlo como protector en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DOMINGO, 31
Solemnidad de la Santísima
Trinidad
La Santísima Trinidad es el término empleado para significar la doctrina central de la religión Cristiana: la verdad que en
la unidad del Altísimo, hay Tres Personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu
Santo, estas Tres Personas siendo verdaderamente distintas una de la otra. De
este modo, en palabras del Credo Atanasio: "El Padre es Dios, el Hijo es
Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y, sin embargo, no hay tres Dioses sino uno
solo". En esta Trinidad de Personas, el Hijo proviene del Padre por una
generación eterna, y el Espíritu Santo procede por una procesión eterna del
Padre y el Hijo. Sin embargo y a pesar de esta diferencia, en cuanto al orígen,
las Personas son co-eternas y co-iguales: todos semejantes no creados y
omnipotentes. Esto, enseña la Iglesia, es la revelación en relación a la
naturaleza de Dios, donde Jesucristo, el Hijo de Dios, vino al mundo a
entregarla al mundo: y la cual, la Iglesia, propone al hombre como el
fundamento de todo su sistema dogmático. En las Escrituras, aún no hay ningún
término por el cual las Tres Personas Divinas sean denotadas juntas. La
palabras trias ( de la cual su traducción latina es trinitas) fué primeramente
encontrada en Teófilo de Antioquía cerca del año 180 D.C. El habla de "la
Trinidad de Dios (el Padre), su Palabra y su Sabiduría ("Ad. Autol.",
II, 15). El término, desde era usado antes de su tiempo. Más tarde, aparece en
su forma Latina de trinitas en Tertuliano ("De pud". C. XXI). En el
siglo siguiente, la palabra tiene uso general. Se encuentra en muchos pasajes
de Orígenes ("In Ps. XVII", 15). El primer credo en el cual aparece
es aquel del pupilo de Orígenes, Gregorio Thaumaturgus. En su Ekthesis tes
pisteos compuesto entre los años 260 and 270, escribe: Por lo tanto, no hay
nada creado, nada sujeto a otro en la Trinidad: tampoco hay nada que haya sido
añadido como si alguna vez no hubiera existido, pero que ingresó luego: por lo
tanto, el Padre nunca ha estado sin el Hijo, ni el Hijo sin el Espíritu: y esta
misma Trinidad es inmutable e inalterable por siempre. (P.G.,X, 986). Es
evidente que un dogma tan misterioso, presupone una revelación Divina. Cuando
el hecho de la revelación, entendida en su sentido total como el discurso de
Dios al hombre, ya no es admitida, el rechazo a la doctrina le sigue como
consecuencia necesaria. Por esta razón, no tiene lugar en el Protestantismo
Liberal de hoy. Los escritores de esta escuela sostienen que la doctrina de la
Trinidad, como profesada por la Iglesia, no está contenida en el Nuevo
Testamento, sino que fué formulada por primera vez en el siglo II recibiendo
aprobación final en el siglo cuarto, como resultado de las controversias
Arianas y Macedonias. En virtud de esta aserción es necesario considerar con
algún detalle, la evidencia entregada por las Sagradas Escrituras. Recientemente,
se han hecho algunos intentos por aplicar las teorías más extremas de
religiones comparativas para la doctrina de la Trinidad y responder a ella a
través de una ley natural imaginaria que urge a los hombres a agrupar los
objetos de su adoración en tres. Parece innecesario dar más referencia a estos
extravagantes puntos de vista, los cuales pensadores serios de cada escuela
rechazan como carentes de fundamento.
ORACIÓN
Dios Padre, que has enviado al mundo la Palabra, de verdad y el Espíritu
de santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos
que, al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad
y adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.
Confeccionado por Franja y Álen-Perkins.
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