Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Contemplar el Evangelio
de hoy
Evangelio de hoy
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Día litúrgico: Martes
XXVIII del tiempo ordinario
Santoral 11 de Octubre:
Santa Soledad Torres Acosta, religiosa
Texto del Evangelio (Lc
11,37-41): En aquel tiempo,
mientras Jesús hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando,
pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había
omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros,
los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro
estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no
hizo también el interior? Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas
las cosas serán puras para vosotros».
Comentario del
Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez
(Rubí, Barcelona, España)
«Dad más bien en limosna
lo que tenéis,
y así todas las cosas serán puras para vosotros»
Hoy, el evangelista sitúa
a Jesús en un banquete: «Un fariseo le rogó que fuera a comer con él» (Lc
11,37). ¡En buena hora tuvo tal ocurrencia! ¡Qué cara debió poner el anfitrión
cuando el invitado se saltó la norma ritual de lavarse (que no era un precepto
de la Ley, sino de la tradición de los antiguos rabinos) y además les censuró
contundentemente a él y a su grupo social!. El fariseo no acertó en el día, y
el comportamiento de Jesús, como diríamos hoy, no fue “políticamente correcto”.
Los evangelios nos
muestran que al Señor le importaba poco el “qué dirán” y lo “políticamente
correcto”; por eso, pese a quien pese, ambas cosas no deben ser norma de
actuación de quien se considere cristiano. Jesús condena claramente la
actuación propia de la doble moral, la hipocresía que busca la conveniencia o
el engaño: «Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato,
mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad» (Lc 11,39). Como siempre,
la Palabra de Dios nos interpela sobre usos y costumbres de nuestra vida
cotidiana, en la que acabamos convirtiendo en “valores” patrañas que intentan
disimular los pecados de soberbia, egoísmo y orgullo, en un intento de
“globalizar” la moral en lo políticamente correcto, para no desentonar y no
quedar marginados, sin que importe el precio a pagar, ni como ennegrezcamos
nuestra alma, pues, a fin de cuentas, todo el mundo lo hace.
Decía san Basilio que «de
nada debe huir el hombre prudente tanto como de vivir según la opinión de los
demás». Si somos testigos de Cristo, hemos de saber que la verdad siempre es y
será verdad, aunque lluevan chuzos. Esta es nuestra misión en medio de los
hombres con quienes compartimos la vida, procurando mantenernos limpios según
el modelo de hombre que Dios nos revela en Cristo. La limpieza del espíritu
pasa por encima de las formas sociales y, si en algún momento nos surge la
duda, recordemos que los limpios de corazón verán a Dios. Que cada uno elija el
objetivo de su mirada para toda la eternidad.
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