jueves, 30 de junio de 2016

SANTOS DEL 4 AL 10 DE JULIO 2016

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

SANTOS DEL 4 AL 10 DE JULIO 2016

XIV  Semana  del Tiempo Ordinario

SANTOS DE LA SEMANA

LUNES, 4


Santa Isabel de Portugal
Hija de Pedro III de Aragón y de Constanza de Sicilia, nació hacia 1270 en Zaragoza o en Barcelona; era nieta de Jaime I el Conquistador y sobrina de santa Isabel de Hungría, que le sirvió de modelo. Muy joven fue dada en matrimonio al rey de Portugal, don Dionís, del que tuvo dos hijos. Fortalecida con la oración y la práctica de las obras de misericordia, soportó con paciencia y humildad las infidelidades de su esposo y las tribulaciones provenientes, sobre todo, de los enfrentamientos entre sus familiares. Al morir su marido, a quien atendió personalmente con todo cariño en su última enfermedad, distribuyó sus bienes entre los pobres y quiso retirarse a un convento de clarisas; no pudo hacerlo por los problemas familiares y tomó el hábito de la Orden Tercera de San Francisco. Murió en Estremoz el 4 de julio de 1336, cuando viajaba tratando de establecer la paz entre su hijo y su nieto, reyes de Portugal y de Castilla respectivamente.

ORACIÓN

Oh Dios, que creas la paz y amas la caridad, tú que otorgaste a santa Isabel de Portugal la gracia de conciliar a los hombres enfrentados, muévenos, por su intercesión, a poner nuestros esfuerzos al servicio de la paz, para que merezcamos llamarnos hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MARTES, 5


San Antonio María Zaccaría

Nació en Cremona (Italia) el año 1502. Estudió medicina en Padua, profesión que empezó a ejercer, pero que pronto dejó para prepararse y recibir la ordenación sacerdotal. Ordenado de sacerdote en 1528, se fue a Milán en 1530 y allí fundó la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo, santo que era el norte y guía de su vida, también llamados Barnabitas por su casa madre en Milán (San Bernabé), y que tenía por finalidad promover la reforma del clero y de los laicos siguiendo las directrices del Concilio de Trento. Fundó también la comunidad de las Angélicas de San Pablo y la de Los Casados de San Pablo para comprometer a los seglares en el apostolado. Se le puede considerar como el precursor de san Calos Borromeo en la reforma católica. Murió en su ciudad natal el 5 de julio de 1539.

ORACIÓN

Concédenos, Señor, crecer, según el espíritu de san Pablo, apóstol, en el conocimiento incomparable de tu Hijo Jesucristo, que impulsó a san Antonio María Zaccaría a proclamar en tu Iglesia la palabra de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MIÉRCOLES, 6


Santa María Goretti

Nació en Corinaldo (Ancona, Italia) el año 1890, de una familia pobre que pronto se trasladó a Agro Pontino. Huérfana de padre a los diez años y analfabeta, se ocupaba del cuidado de la casa y de sus cuatro hermanos más pequeños, así como de otros niños, cuando sus familiares tenían que ir a trabajar al campo. A los once años hizo la primera comunión y maduró el propósito de morir antes que pecar. En una alquería a diez kilómetros de Nettuno (Lazio), donde su familia cultivaba un campo en alquiler, fue repetidamente asediada por un vecino, Alejandro Serenelli, un joven de 18 años, que se había enamorado de ella y que, el 5 de julio de 1902, tras varios intentos de violentarla, exasperado ante su resistencia, la agredió con un punzón causándole las heridas a consecuencia de las cuales murió al día siguiente en el hospital de Nettuno, después de perdonar a su asesino. Fue canonizada por Pío XII en 1950.

ORACIÓN

Señor, fuente de la inocencia y amante de la castidad, que concediste a tu sierva María Goretti la gracia del martirio en plena adolescencia, concédenos a nosotros, por su intercesión, firmeza para cumplir tus mandamientos, ya que le diste a ella la corona del premio por su fortaleza en el martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

JUEVES, 7


San Fermín, obispo

Fue un misionero cristiano, primer obispo de Amiens, cuya iglesia mandó construir. Fue decapitado a los 31 años de edad. Es patrón de Amiens, Lesaca, y copatrón de Navarra junto con san Francisco Javier.
Según la leyenda, nació en el siglo III, en Pompaelo (la actual Pamplona). Era hijo de un senador pagano de nombre Firmo, probablemente un alto funcionario de la administración romana de Pamplona y de una noble dama de nombre Eugenia. La predicación de Honesto, quien había marchado a la península tras ser milagrosamente liberado de su prisión en Carcasona, conmovió a sus padres, quienes sin embargo no se convirtieron hasta oír a san Saturnino de Tolosa. El santo habría bautizado a Fermín y a sus padres en el lugar que hoy se llama popularmente pocico de San Cernín.
Bajo la tutela de Honesto el joven Fermín aprendió la religión y el arte de la evangelización. A los 18 años fue enviado a Tolosa, donde sería ordenado. Tras predicar en Navarra, marchó a la Galia (actual Francia), y se asentó en Amiens. Después de organizar la iglesia local, fue nombrado obispo a los 24 años. La oposición oficial a la doctrina cristiana le granjeó la cárcel, donde, tras negarse a cesar su prédica, fue decapitado.
En 1186 el obispo Pedro de París llevó de Amiens a Pamplona una reliquia de la cabeza de Fermín.
Actualmente su santoral se celebra el 7 de julio. En Pamplona se conmemora con unas fiestas de fama internacional, los Sanfermines, en las que destacan los encierros.
Es además patrono de las cofradías de boteros, vinateros y panaderos

ORACION

Glorioso mártir San Fermín, por el gran amor que has tenido a Jesús y a María, alcanzanos la gracia de conocer, amar y servir a Dios como tú lo hiciste. Por la singular limpieza de corazón y alma con que viviste, enséñanos a huir de todo pecado. Por tu dichosa muerte, alcánzanos la gracia de vivir y morir cristianamente. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


VIERNES, 8


Santa María Herminia de Jesús y Compañeras
Mártires de China

Santa María Herminia y sus compañeras fueron martirizadas el 9 julio de 1900, pero su memoria se celebra también el 8 de julio. Son siete Franciscanas Misioneras de María que compartieron en Taiyuanfu (China), con san Gregorio Grassi y sus compañeros, la palma del martirio. Todas ellas se llaman María: María Herminia, María de la Paz, María Clara, María de Santa Natalia, María de San Justo, María Amandina y María Adolfina. Son las protomártires de su Congregación y habían llegado el año anterior a la misión de Taiyuanfu, donde inmolaron sus vidas en testimonio de la fe en Cristo. Fueron canonizadas por Juan Pablo II el año 2000.

ORACIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que el ejemplo de tus santas nos estimule a una vida más perfecta, y, al celebrar la memoria de María Herminia, María de la Paz, María Clara, María de Santa Natalia, María de San Justo, María Amandina y María Adolfina, sepamos imitarlas en nuestras obras. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

SÁBADO, 9


Santos Agustín Zhao Rong, Pedro Sans i Jordá,
Obispo y compañeros, mártires

Que en diversos lugares de China, y en distintos tiempos, fueron valerosos testigos del Evangelio de Cristo con sus palabras y sus obras, y caídos víctimas de persecución por haber predicado y confesado la fe, merecieron pasar al banquete eterno de la gloria.
“Conságralos en la verdad; tu palabra es la verdad».
Esta invocación, que reproduce la voz de la oración sacerdotal de Cristo elevada al Padre en la Última Cena, parece subir de la muchedumbre de santos y bienaventurados que el Espíritu Santo suscita en su Iglesia a lo largo de los siglos. Dos mil años después del comienzo de la obra de la redención, hacemos nuestra esa invocación, con los ojos fijos en el ejemplo de santidad de Agustín Zhao Rong y sus ciento diecinueve compañeros mártires en China. Dios Padre los consagró en su amor, escuchando la oración de su Hijo que le adquirió un pueblo santo al extender sus brazos en la cruz para destruir la muerte y manifestar la resurrección.
La Iglesia da gracias al Señor porque la bendice y derrama en ella la luz con el resplandor de la santidad de estos hijos e hijas de China. La jovencita Ana Wang, de catorce años, resistió las amenazas del verdugo que la invitaba a apartarse de la fe de Cristo, diciendo mientras se preparaba con ánimo sereno a ser decapitada: «La puerta de los cielos ha sido abierta a todos», y con susurros invocó tres veces a Jesús; Xi Guizi, un joven de dieciocho años, dijo impávido a quienes le acababan de cortar el brazo derecho y se esforzaban por arrancarle la piel cuando todavía estaba vivo: «Cada trozo de mi carne, cada gota de mi sangre traerá a vuestra memoria que soy cristiano».
Con la misma fortaleza y alegría, otros ochenta y cinco chinos dieron testimonio, hombres y mujeres de toda edad y condición, sacerdotes, religiosas y laicos que, con la entrega de la vida, confirmaron su indefectible fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Esto sucedió en diversas épocas y tiempos difíciles y angustiosos de la historia de la Iglesia en China.
En esta multitud de mártires resplandecen también treinta y tres misioneros y misioneras que, dejando su patria, intentaron insertarse en las costumbres y mentalidad chinas, adoptando con gran amor las particularidades de aquellas tierras, seducidos por el deseo de anunciar a Cristo y de servir a ese pueblo. Sus sepulcros todavía se conservan allí para mostrar que pertenecen a aquella patria a la que, a pesar de la flaqueza humana, amaron con sincero corazón, consagrando a ella todas sus energías. «A nadie hemos perjudicado sino que hemos servido a muchos», dijo el obispo Francisco Fogolla al gobernador que se disponía a matarlo con su propia espada.

ORACIÓN

Dios nuestro, que por san Agustín Zhao Rong y Pedro Sans i Jordá,  llamaste a los pueblos paganos de las tinieblas a la luz de la verdad y con sus compañeros mártires, concedenos por su intercesión, perseverar firmes en la fe y ser constantes en la esperanza del Evangelio que ellos predicaron. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

DOMINGO  26
XIII  DEL  Tiempo  Ordinario


Santa Verónica Giuliani

Es una de las grandes místicas de la Iglesia. Nacida en Mercatello (Marcas, Italia) el año 1660, fue de niña caprichosa y vivaracha, a la vez que piadosa y de buen corazón. Era la menor de siete hermanas y su madre, que les dio una esmerada educación cristiana, falleció prematuramente. A los 16 años entró en el monasterio de clarisas capuchinas de Città di Castello (Umbría), en el que ejerció todos los cargos domésticos y fue muchos años maestra de novicias y abadesa. Destacó por su vida de oración y alta contemplación, acompañada de fenómenos místicos extraordinarios, incluso físicos, relacionados especialmente con la Pasión de Cristo. En el «Diario» que escribió por orden de sus confesores nos ha dejado un elocuente testimonio de sus experiencias místicas. Murió en su convento el 9 de julio de 1727. La Familia franciscana celebra su memoria el 10 de julio.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que hiciste admirable por las señales de la pasión de tu Hijo a tu virgen santa Verónica; haz que, por su intercesión y ejemplo, aceptemos humildemente la cruz de Cristo para llegar a la gloria de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Confeccionado por Franja y Állen-Perkins

miércoles, 29 de junio de 2016

Evangelio de hoy Jueves XIII del tiempo ordinario 30-06-2016

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Evangelio de hoy
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Día litúrgico: Jueves XIII del tiempo ordinario



Texto del Evangelio (Mt 9,1-8): En aquel tiempo, subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.

«Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa»
Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous
(Barcelona, España)

Hoy encontramos una de las muchas manifestaciones evangélicas de la bondad misericordiosa del Señor. Todas ellas nos muestran aspectos ricos en detalles. La compasión de Jesús misericordiosamente ejercida va desde la resurrección de un muerto o la curación de la lepra, hasta perdonar a una mujer pecadora pública, pasando por muchas otras curaciones de enfermedades y la aceptación de pecadores arrepentidos. Esto último lo expresa también en parábolas, como la de la oveja descarriada, la didracma perdida y el hijo pródigo.

El Evangelio de hoy es una muestra de la misericordia del Salvador en dos aspectos al mismo tiempo: ante la enfermedad del cuerpo y ante la del alma. Y puesto que el alma es más importante, Jesús comienza por ella. Sabe que el enfermo está arrepentido de sus culpas, ve su fe y la de quienes le llevan, y dice: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados» (Mt 9,2).

¿Por qué comienza por ahí sin que se lo pidan? Está claro que lee sus pensamientos y sabe que es precisamente esto lo que más agradecerá aquel paralítico, que, probablemente, al verse ante la santidad de Jesucristo, experimentaría confusión y vergüenza por las propias culpas, con un cierto temor a que fueran impedimento para la concesión de la salud. El Señor quiere tranquilizarlo. No le importa que los maestros de la Ley murmuren en sus corazones. Más aun, forma parte de su mensaje mostrar que ha venido a ejercer la misericordia con los pecadores, y ahora lo quiere proclamar.

Y es que quienes, cegados por el orgullo se tienen por justos, no aceptan la llamada de Jesús; en cambio, le acogen los que sinceramente se consideran pecadores. Ante ellos Dios se abaja perdonándolos. Como dice san Agustín, «es una gran miseria el hombre orgulloso, pero más grande es la misericordia de Dios humilde». Y en este caso, la misericordia divina todavía va más allá: como complemento del perdón le devuelve la salud: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (Mt 9,6). Jesús quiere que el gozo del pecador convertido sea completo.

Nuestra confianza en Él se ha de afianzar. Pero sintámonos pecadores a fin de no cerrarnos a la gracia.

martes, 28 de junio de 2016

Solemnidad de San Pedro y San Pablo 29 de junio

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Cada 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ante todo es una fiesta de la catolicidad.





El día 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, celebramos el Día del Papa y la colecta llamada desde los primeros siglos Óbolo de San Pedro.



En esta Jornada del Papa estamos invitados, de manera especial, a meditar en el ministerio del Sucesor de Pedro, el Papa Benedicto XVI, a orar por él y a contribuir con nuestras limosnas y donativos a su misión evangelizadora y de caridad.

El Romano Pontífice, como Sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles. Es Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Es el Vicario de Cristo.

Ya en la primera hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba insistentemente a Dios por él (cfr. Hc 12, 59). Hoy toda la Iglesia tiene el deber de orar por el Papa Benedicto XVI. Cuando oramos por el Sucesor de Pedro, que “preside la caridad de todas las Iglesias”, como afirmó San Ignacio de Antioquia, pedimos que la Iglesia se mantenga fiel a su magisterio, para que, como los primeros cristianos, vivamos como hermanos arraigados firmemente en el amor y en la caridad.

Junto con la oración y el agradecimiento, esta Jornada es una llamada a colaborar con nuestras limosnas y donativos a la colecta especial. A través de ella ayudamos al Papa para que pueda realizar su misión a favor de la Iglesia Universal y de los más pobres de la tierra.

Desde esta carta pastoral doy las gracias a todos los fieles y pido un año más la generosa y amplia colaboración económica de todos los diocesanos, para que el Santo Padre pueda cumplir su ministerio. Que el Señor os lo premie y que vuestro comportamiento exprese el cariño, la obediencia y el amor que sentís por el Papa.


Autor: Mons. Vicente Jiménez Zamora, Obispo de Santander


Evangelio de hoy Martes XIII del tiempo ordinario 28-06-2016

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Día litúrgico: Martes XIII del tiempo ordinario

Santoral 28 de Junio: San Ireneo de Lyon, obispo y mártir

Texto del Evangelio (Mt 8,23-27): En aquel tiempo, Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero Él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?».


«Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar,
 y sobrevino una gran bonanza»
Comentario por 
Fray Lluc TORCAL
Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet
(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)

Hoy, Martes XIII del tiempo ordinario, la liturgia nos ofrece uno de los fragmentos más impresionantes de la vida pública del Señor. La escena presenta una gran vivacidad, contrastando radicalmente la actitud de los discípulos y la de Jesús. Podemos imaginarnos la agitación que reinó sobre la barca cuando «de pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas» (Mt 8,24), pero una agitación que no fue suficiente para despertar a Jesús, que dormía. ¡Tuvieron que ser los discípulos quienes en su desesperación despertaran al Maestro!: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» (Mt 8,25).

El evangelista se sirve de todo este dramatismo para revelarnos el auténtico ser de Jesús. La tormenta no había perdido su furia y los discípulos continuaban llenos de agitación cuando el Señor, simplemente y tranquilamente, «se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza» (Mt 8,26). De la Palabra increpatoria de Jesús siguió la calma, calma que no iba destinada sólo a realizarse en el agua agitada del cielo y del mar: la Palabra de Jesús se dirigía sobre todo a calmar los corazones temerosos de sus discípulos. «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» (Mt 8,26).

Los discípulos pasaron de la turbación y del miedo a la admiración propia de aquel que acaba de asistir a algo impensable hasta entonces. La sorpresa, la admiración, la maravilla de un cambio tan drástico en la situación que vivían despertó en ellos una pregunta central: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» (Mt 8,27). ¿Quién es el que puede calmar las tormentas del cielo y de la tierra y, a la vez, las de los corazones de los hombres? Sólo quien «durmiendo como hombre en la barca, puede dar órdenes a los vientos y al mar como Dios» (Nicetas de Remesiana).

Cuando pensamos que la tierra se nos hunde, no olvidemos que nuestro Salvador es Dios mismo hecho hombre, el cual se nos acerca por la fe.

sábado, 25 de junio de 2016

Evangelio de hoy Domingo XIII (C) del tiempo ordinario 26-06-2016

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Evangelio de hoy
Día litúrgico: Domingo XIII (C) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 9,51-62): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Jesús se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.

Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». Él respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».


Pbro. José MARTÍNEZ Colín
(Culiacán, México)
«Sígueme»

Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar sobre nuestro seguimiento de Cristo. Importa saber seguirlo como Él lo espera. Santiago y Juan aún no habían aprendido el mensaje de amor y de perdón: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?» (Lc 9,54). Los otros convocados aún no se desprendían realmente de sus lazos familiares. Para seguir a Jesucristo y cumplir con nuestra misión, hay que hacerlo libres de toda atadura: «Nadie que (...) mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios» (Lc 9,62).

Con motivo de una Jornada Misionera Mundial, Juan Pablo II hizo un llamamiento a los católicos a ser misioneros del Evangelio de Cristo a través del diálogo y el perdón. El lema había sido: «La misión es anuncio de perdón». Dijo el Papa que sólo el amor de Dios es capaz de hermanar a los hombres de toda raza y cultura, y podrá hacer desaparecer las dolorosas divisiones, los contrastes ideológicos, las desigualdades económicas y los violentos atropellos que oprimen todavía a la Humanidad. Mediante la evangelización, los creyentes ayudan a los hombres a reconocerse como hermanos.

Si nos sentimos verdaderos hermanos, podremos comenzar a comprendernos y a dialogar con respeto. El Papa ha subrayado que el empeño por un diálogo atento y respetuoso es una condición para un auténtico testimonio del amor salvífico de Dios, porque quien perdona abre el corazón a los demás y se hace capaz de amar. El Señor nos lo dejó dicho en la Última Cena: «Que os améis los unos a los otros, así como Yo os he amado (...). En esto reconocerán todos que sois discípulos míos» (Jn 13,34-35).

Evangelizar es tarea de todos, aunque de modo diferente. Para algunos será acudir a muchos países donde aún no conocen a Jesús. A otros, en cambio, les corresponde evangelizar a su alrededor. Preguntémonos, por ejemplo, si quienes nos rodean saben y viven las verdades fundamentales de nuestra fe. Todos podemos y debemos apoyar, con nuestra oración, sacrificio y acción, la labor misionera, además del testimonio de nuestro perdón y comprensión para con los demás.

viernes, 24 de junio de 2016

SANTOS DEL 27 DE Junio al 3 de Julio 1016

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SANTOS DEL 27 DE Junio al 3 de Julio 1016


XIII Semana del Tiempo Ordinario

SANTOS DE LA SEMANA

LUNES, 27


San Cirilo de Alejandría
Obispo y Doctor de la Iglesia

Nació el año 370 en Alejandría de Egipto de familia distinguida. Era sobrino del patriarca Teófilo de Alejandría. Abrazó primero la vida monástica, pero, ordenado de sacerdote, acompañó a su tío obispo en sus viajes, y el año 412 le sucedió en el patriarcado, en una de las épocas más difíciles de la Iglesia de Oriente. Era una persona de carácter entero, emprendedor e imperativo, firme en sus convicciones. Combatió con energía las herejías de su tiempo y en especial la de Nestorio, que enseñaba la existencia de dos personas en Cristo, separando en Él la naturaleza divina de la humana, y negando la divina maternidad de María, que sería madre únicamente del hombre Jesús. Cirilo fue figura principal en el Concilio de Éfeso del año 431, en el que se definió que Jesús, Dios y hombre, es uno y el mismo, una sola persona, la divina, y que María es la madre de Dios. Escribió importantes tratados teológicos y numerosas homilías. Murió el año 444.

ORACIÓN
Señor, tú que hiciste de tu obispo san Cirilo de Alejandría un defensor invicto de la maternidad divina de la Virgen María, concédenos a cuantos la proclamamos verdadera Madre de Dios llegar, por la encarnación de tu Hijo, a la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MARTES, 28


San Ireneo de Lyon

Nació hacia el año 130 y se educó en Esmirna (Turquía), donde fue discípulo de San Policarpo, obispo de aquella ciudad y que había sido discípulo del apóstol san Juan, por lo que enlazó con los tiempos apostólicos. Pero emigró, y el año 177 era presbítero en Lyon (Francia); poco después fue nombrado obispo de dicha ciudad. Se encontró con una Iglesia diezmada por las persecuciones. Aprendió las lenguas de los nativos para poder evangelizarlos. Gran apologista y buen pastor, escribió varias e importantes obras en las que combate las herejías de aquel tiempo y expone la recta doctrina: valoración del Antiguo Testamento a la luz del Nuevo; Cristo, nuevo Adán; la Eucaristía, símbolo y prenda de la resurrección. Fue hombre pacífico y conciliador, que medió eficazmente en el enfrentamiento entre el Papa y las iglesias de Asia Menor por la cuestión de la pascua, evitando un posible cisma. Recibió la palma del martirio, según refiere la tradición, alrededor del año 200.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que otorgaste a tu obispo san Ireneo la gracia de mantener incólume la doctrina y la paz de la Iglesia, concédenos, por su intercesión, renovarnos en fe y en caridad y trabajar sin descanso por la concordia y la unidad entre los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MIÉRCOLES, 29

Solemnidad San Pedro y San Pablo - apóstoles



San Pedro, Príncipe de los Apóstoles

Es Simón, a quien Jesús cambió el nombre por el de «Cefas» o Pedro. Era de Betsaida, aldea marinera situada a la ribera del mar de Galilea, donde ejercía el oficio de pescador junto con su padre y su hermano Andrés, también apóstol. Fue éste quien lo llevó a Jesús, el cual les dijo: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Estaba casado y tenía un carácter noble, franco y vehemente, como puso de manifiesto en repetidas ocasiones. Estando por Cesarea de Filipo, a preguntas de Jesús, Pedro le respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», y el Maestro le prometió entonces el Primado: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Pedro, en la noche más negra de la historia, negó por tres veces a Jesús; pero enseguida lloró su pecado, volvió al grupo y corrió la mañana de la Resurrección al sepulcro de Cristo, quien, cuando se les apareció más tarde en Galilea, le otorgó el Primado: «Apacienta mis ovejas». Después de Pentecostés, ejerció su apostolado en Jerusalén, Antioquía de Siria y luego en Roma como primer obispo de la misma. Allí fue crucificado, cabeza abajo como los esclavos, durante la persecución de Nerón, el año 64.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, tú que entregaste a la Iglesia las primicias de tu obra de salvación, mediante el ministerio apostólico de san Pedro y san Pablo, concédenos, por su intercesión y sus méritos, los auxilios necesarios para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




San Pablo
Apóstol de los gentiles

Nació en Tarso (Turquía) y estudió en la escuela de Gamaliel en Jerusalén. Ferviente fariseo, presenció y aprobó el martirio de san Esteban y, llevado de su celo por la ley mosaica, persiguió a los cristianos. Convertido a Cristo en el camino de Damasco, hecho que celebramos el 25 de enero, se retiró al desierto y más tarde visitó a los Apóstoles y se incorporó a la comunidad cristiana. Con algunos compañeros recorrió, en tres largos viajes, amplias regiones de Asia Menor y Europa Oriental fundando numerosas comunidades cristianas. Su acción fue esencial para la extensión de la Iglesia a todas las gentes, más allá del pueblo judío. Sus cartas a las iglesias locales son alimento sustancial del que se nutre la Iglesia en todos los tiempos. Acusado de traicionar la Tradición de sus mayores, los judíos lo entregaron a la autoridad romana para acabar con él, pero Pablo, ciudadano romano, apeló al César, y fue trasladado a Roma. Allí permaneció dos años evangelizando con libertad, hasta que el año 67, durante la persecución de Nerón, fue decapitado en la Vía Ostiense.

ORACIÓN

Señor, tú que nos llenas de santa alegría en la celebración de la fiesta de san Pedro y san Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquellos que fueron fundamento de nuestra fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

JUEVES, 30

Santos Protomártires de la Iglesia Romana

«En el circo de Nerón, el año 64 después de Cristo, un número indeterminado de cristianos, pertenecientes a la población residente en Roma, acusados del incendio de la ciudad, fueron quemados vivos, o echados como pasto a las fieras, a causa de su fe. No conocemos sus nombres, pero su memoria permaneció viva en la comunidad creyente de Roma con este único título: “Los primeros mártires: protomártires”. Celebramos su fiesta el 30 de junio, al día siguiente de la memoria de los Santos Pedro y Pablo, porque ellos perecieron en la misma persecución, como primer fruto de la predicación de los Apóstoles y del Obispo de Roma, Pedro» (Juan Pablo II, 21-IV-85).

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que santificaste los comienzos de la Iglesia romana con la sangre abundante de los mártires, concédenos que su valentía en el combate nos infunda el espíritu de fortaleza y la santa alegría de la victoria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


* * *   MES DE JULIO   * * *
VIERNES, 1
Primer Viernes de mes

Santos Justino Orona Madrigal y Atilano Cruz Alvarado

Eran el párroco y el coadjutor de Cuquío (Jalisco, México) y fueron martirizados en el Rancho de las Cruces (Guadalajara) el 1 de julio de 1928. 

Justino REONA nació en Atoyac el año 1877. Estudió en el seminario de Guadalajara y se ordenó de sacerdote en 1904. Trabajó en diversas parroquias y en 1916 lo nombraron párroco de Cuquío. Fueron años de apostolado fecundo en los que también colaboró con el seminario y contribuyó a la fundación de las Clarisas del Sagrado Corazón dedicadas a recoger niñas huérfanas y pobres. 

Atilano nació el año 1901 en Ahuetiche de Abajo. Estudió en los seminarios de Totaliche y Guadalajara, y en casas particulares tras el cierre de los seminarios. Recibió la ordenación sacerdotal en la clandestinidad en 1927, y enseguida lo destinaron a Cuquío. Era humilde y celoso.- Encontrándose el párroco en el Rancho, mandó llamar al coadjutor. 
Estuvieron hablando largamente de la pastoral parroquial y rezaron juntos. 
A las dos de la madrugada llegaron los soldados y golpearon la puerta. Les abrió el párroco, y lo acribillaron a balazos mientas gritaba: ¡Viva Cristo Rey! Luego balearon al coadjutor en su habitación, mientras rezaba con el crucifijo y el rosario en sus manos.

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno que otorgaste a los santos Justino Orona y Atilano Cruz la gracia de dar la vida por amor a Cristo; ven en ayuda de nuestra debilidad con tu poder divino para que, así como ellos no vacilaron en morir por ti, nosotros podamos confesarte valientemente con el testimonio de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SABADO, 2


San Bernardino Realino

Nació en Carpi, provincia de Módena (Italia), el año 1630, en el seno de una familia acomodada. 
Estudió primero en su casa, y luego en Módena y Bolonia, donde sacó el doctorado en ambos derechos. Ejerció diversos cargos en la administración civil. 
El fallecimiento de su prometida le provocó una crisis sobre su vocación. Se trasladó a Nápoles, como lugarteniente del virrey, y allí conoció a los jesuitas. 
Ingresó en la Compañía de Jesús en 1564 y en 1567 recibió la ordenación sacerdotal. 
Estuvo trabajando en un colegio de Nápoles hasta que en 1574 lo destinaron a Lecce, donde pasó el resto de su vida. Realizó una muy grande labor apostólica en la ciudad como predicador, confesor y director de las congregaciones marianas, y atrajo a multitud de personas a la vida cristiana. Fue ilustre por su caridad y su benignidad; había despreciado los honores del mundo y se entregó al cuidado pastoral de los presos y de los enfermos, y al ministerio de la palabra y del sacramento de la penitencia. Murió el 2 de julio de 1616.

ORACIÓN
Dios nuestro, que otorgaste a san Bernardino Realino la gracia de imitar a Cristo pobre y humilde, concédenos por sus ruegos que viviendo con fidelidad nuestra vocación, podamos alcanzar aquella perfección que tu Hijo nos propuso con su ejemplo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


DOMINGO, 3 

XIV del  Tiempo  Ordinario

Jornada de Responsabilidad del Tráfico


SANTO TOMÁS, apóstol.

En los Evangelios recibe el sobrenombre de Dídimo o Mellizo. Se hizo famoso en las apariciones de Jesús resucitado a los Apóstoles. Su incredulidad cuando le hablaron de la primera aparición, que tuvo lugar estando él ausente, desapareció a la vista de Cristo en la segunda, cuando Jesús le mostró su costado traspasado por la lanza y sus manos llagadas por los clavos. Entonces acabó proclamando: «¡Señor mío y Dios mío!». San Juan nos refiere otras actuaciones de Tomás: cuando los otros temían acompañar a Cristo, él dijo resuelto: «Vayamos también nosotros y muramos con él». Y en la Última Cena, cuando Jesús les anuncia su partida, Tomás le pregunta: «No sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino?», a lo que Jesús responde: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Tomás es símbolo del hombre en su lento pero decidido caminar hacia la fe. Según la tradición, evangelizó los pueblos de Persia y de la India, donde murió mártir.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, concédenos celebrar con alegría la fiesta de tu apóstol santo Tomás; que él nos ayude con su protección, para que tengamos en nosotros vida abundante por la fe en Jesucristo, tu Hijo, a quien tu apóstol reconoció como su Señor y su Dios. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Confeccionado por Franja y Álen-Perkins

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