martes, 31 de mayo de 2016

Evangelio de hoy 31 de Mayo: La Visitación de la Virgen

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

 

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Evangelio de hoy
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Día litúrgico: 31 de Mayo: La Visitación de la Virgen

Texto del Evangelio (Lc 1,39-56): En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

«Saltó de gozo el niño en mi seno»
Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí
Obispo Emérito de Lleida
(Lleida, España)

Hoy contemplamos el hecho de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel. Tan pronto como le ha sido comunicado que ha sido escogida por Dios Padre para ser la Madre del Hijo de Dios y que su prima Isabel ha recibido también el don de la maternidad, marcha decididamente hacia la montaña para felicitar a su prima, para compartir con ella el gozo de haber sido agraciadas con el don de la maternidad y para servirla.

El saludo de la Madre de Dios provoca que el niño, que Isabel lleva en su seno, salte de entusiasmo dentro de las entrañas de su madre. La Madre de Dios, que lleva a Jesús en su seno, es causa de alegría. La maternidad es un don de Dios que genera alegría. Las familias se alegran cuando hay un anuncio de una nueva vida. El nacimiento de Cristo produce ciertamente «una gran alegría» (Lc 2,10).

A pesar de todo, hoy día, la maternidad no es valorada debidamente. Frecuentemente se le anteponen otros intereses superficiales, que son manifestación de comodidad y de egoísmo. Las posibles renuncias que comporta el amor paternal y maternal, asustan a muchos matrimonios que, quizá por los medios que han recibido de Dios, debieran ser más generosos y decir “sí” más responsablemente a nuevas vidas. Muchas familias dejan de ser “santuarios de la vida”. El Papa San Juan Pablo II constata que la anticoncepción y el aborto «tienen sus raíces en una mentalidad hedonista e irresponsable respecto a la sexualidad y presuponen un concepto egoísta de la libertad, que ve en la procreación un obstáculo al desarrollo de la propia personalidad».

Isabel, durante cinco meses, no salía de casa, y pensaba: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor» (Lc 1,25). Y María decía: «Engrandece mi alma al Señor (...) porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,46.48). La Virgen María e Isabel valoran y agradecen la obra de Dios en ellas: ¡la maternidad! Es necesario que los católicos reencuentren el significado de la vida como un don sagrado de Dios a los seres humanos.

Mes del Corazón de Jesús. Intenciones de los días 1, 2, 3, 4 y 5

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Mes del Corazón de Jesús. 
Intenciones de los días 1, 2, 3, 4 y 5




JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Una reflexión para cada día del mes de junio.

Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.
Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.
Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.
Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.


P. León Dehón, 
Gran devoto del Corazón de Jesús


Día 1.- EL DIVINO CORAZÓN DE JESÚS

¡El Corazón de Jesús! Una herida, una corona de espinas, una cruz, una llama.,"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres". ¿Quién nos ha dado aquel Corazón? Jesús mismo. Él nos había dado todo: su doctrina, sus milagros, sus dones de Eucaristía, su Madre divina. Pero el hombre permanece todavía insensible a tantos dones. Su soberbia les hace olvidar el Cielo, sus pasiones les hacen descender al fango. Fue entonces cuando Jesús mismo dirigió una mirada piadosa sobre la humanidad; se apareció a su hija predilecta, Margarita María, para manifestarle los tesoros de su corazón.

1 -Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo 
en el seno de la Virgen María, 
ten piedad de nosotros.
27 de junio, 1982



1. Así rezamos en las letanías al Sacratísimo Corazón. Esta invocación se refiere directamente al misterio que meditamos, al rezar el Angelus Domini: por obra del Espíritu Santo fue formada en el seno de la Virgen de Nazaret la Humanidad de Cristo, Hijo del Eterno Padre.

¡Por obra del Espíritu Santo fue formado en esta Humanidad el Corazón! El Corazón, que es el órgano central del organismo humano de Cristo y, a la vez, el verdadero símbolo de su vida interior: del pensamiento, de la voluntad, de los sentimientos. Mediante este Corazón la Humanidad de Cristo es, de modo particular, "el templo de Dios" y, al mismo tiempo, mediante este Corazón, está incesantemente abierta al hombre y a todo lo que es "humano". "Corazón de Jesús de cuya plenitud todos hemos recibido".

2. El mes de junio está dedicado, de modo especial, a la veneración del Corazón divino. No sólo un día, la fiesta litúrgica que, de ordinario, cae en junio, sino todos los días. Con esto se vincula la devota práctica de rezar o cantar cotidianamente las letanías al Sacratísimo Corazón de Jesús.

Las letanías del Corazón de Jesús se inspiran abundantemente en las fuentes bíblicas y, al mismo tiempo, reflejan las experiencias más profundas de los corazones humanos. Son, a la vez, oración de veneración y de diálogo auténtico. Hablamos en ellas del corazón y, al mismo tiempo, dejamos a los corazones hablar con este único Corazón, que es "fuente de vida y de santidad" y "deseo de los collados eternos". Del Corazón que es "paciente y lleno de misericordia" y "generoso para todos los que le invocan".

Esta oración, rezada y meditada, se convierte en una verdadera escuela del hombre interior: la escuela del cristiano.

La solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús nos recuerda, sobre todo, los momentos en que este Corazón fue "traspasado por la lanza" y, mediante esto, abierto de manera "Visible" al hombre y al mundo.

Al rezar las letanías - y en general al venerar al Corazón Divino -conocemos el misterio de la redención en toda su divina y, a la vez, humana profundidad. Simultáneamente, nos hacemos sensibles a la necesidad de reparación. Cristo nos abre su Corazón para que nos unamos con El en su reparación por la salvación del mundo. Hablar del Corazón Traspasado es decir toda la verdad de su Evangelio y de la Pascua.

Tratemos de captar cada vez mejor este lenguaje. Aprendámoslo.


Día 2.- FUENTE DE SALVACIÓN

En cada página del evangelio, el Corazón de Jesús habla de la fe. Por la fe Jesús cura las almas, sana los cuerpos y resucita a los muertos. Cada uno de los milagros es el fruto de la fe; cada palabra suya es una incitación a la fe
La fe es necesaria como el pan que comes, como el aire que respiras. Con la fe eres todo; sin la fe no eres nada. Con frecuencia nuestra fe es lánguida como una llama a punto de extinguirse. Cuando en los campos, en las casas, en las oficinas, en las tiendas, se mofan de tu fe ¿sientes el coraje de defenderla sin sonrojarte, sin respeto humano? Cuando las pasiones te asaltan ferozmente ¿Te acuerdas que con un acto de fe resultas invencible porque Dios combate por ti y contigo?

Día 3. -LA CORONA DE ESPINAS

Si observas al Corazón de Jesús, pruebas un sentimiento de pena. Es coronado de espinas, mana sangre, es traspasado su Corazón. Es el símbolo de la vida de Jesús. Nacido en medio de sufrimientos, abraza al dolor, abraza una cruz, la lleva al Calvario, muere crucificado.
Jesús valora el dolor y crea una escuela: "Quien quiera venir en pos de mí, tome su cruz" (Mt.16,24). Es una frase un poco amarga, un poco triste, pero es así. El dolor cristiano está para purificar, para santificar las almas.
La cruz que Él te da es aquella que es buena para ti. Trata de tener devoción a tu cruz; ámala, como la amaron los Santos, como la amó Jesús.

4.-EL AMOR DE DIOS

Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama!. He venido -dice Jesús- a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego encienda?
Mírate a ti mismo.¿ Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?
A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?

5.-LOS MANDAMIENTOS DE DIOS

Jesús habló claramente: "Si me amas, guarda mis mandamientos"¿Quieres salvarte? Observa mis mandamientos. Aquí no hay escapatoria: para querer bien a Jesús y para salvarte, es necesario que hagas lo que Él te manda: observar sus santos mandamientos.

A ti no te queda mas que obedecer. Sí, es necesario obedecer. Pero la obediencia debe ser completa; observarlos todos y siempre.

Dios no ha dado ni cinco ni siete mandamientos, sino diez; y al infierno se va lo mismo por transgredir uno que los diez. A la cárcel no se va por cometer muchos delitos; basta un solo delito.



viernes, 27 de mayo de 2016

Evangelio de hoy Sábado VIII del tiempo ordinario 28-05-2016

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Evangelio de hoy
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Día litúrgico: Sábado VIII del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mc 11,27-33): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?». Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme».

Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Pero, ¿vamos a decir: ‘De los hombres’?». Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta. Responden, pues, a Jesús: «No sabemos». Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

«¿Con qué autoridad haces esto?»
Mn. Antoni BALLESTER i Díaz
(Camarasa, Lleida, España)

Hoy, el Evangelio nos pide que pensemos con qué intención vamos a ver a Jesús. Hay quien va sin fe, sin reconocer su autoridad: por eso, «se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: ‘¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?’» (Mc 11,27-28).

Si no tratamos a Dios en la oración, no tendremos fe. Pero, como dice san Gregorio Magno, «cuando insistimos en la oración con toda vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista perdida». Si tenemos buena disposición, aunque estemos en un error, viendo que la otra persona tiene razón, acogeremos sus palabras. Si tenemos buena intención, aunque arrastremos el peso del pecado, cuando hagamos oración Dios nos hará comprender nuestra miseria, para que nos reconciliemos con Él, pidiendo perdón de todo corazón y por medio del sacramento de la penitencia.

La fe y la oración van juntas. Nos dice san Agustín que, «si la fe falta, la oración es inútil. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza de la fe». Si tenemos buena intención, y acudimos a Jesús, descubriremos quién es y entenderemos su palabra, cuando nos pregunte: «El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?» (Mc 11,30). Por la fe, sabemos que era del cielo, y que su autoridad le viene de su Padre, que es Dios, y de Él mismo porque es la segunda Persona de la Santísima Trinidad.

Porque sabemos que Jesús es el único salvador del mundo, acudimos a su Madre que también es Madre nuestra, para que deseando acoger la palabra y la vida de Jesús, con buena intención y buena voluntad, tengamos la paz y la alegría de los hijos de Dios.

jueves, 26 de mayo de 2016

Evangelio de hoy, Viernes VIII del tiempo ordinario. 27-05-2016

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Evangelio de hoy 

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Día litúrgico: 
Viernes VIII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 11,11-25): En aquel tiempo, después de que la gente lo había aclamado, Jesús entró en Jerusalén, en el Templo. Y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.

Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!». Y sus discípulos oían esto.

Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: ‘Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes?’.¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!». Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.

Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz. Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca». Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas».

 «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca». 

Comentario por

Fra. Agustí BOADAS Llavat OFM
(Barcelona, España)

«Todo cuanto pidáis en la oración, 
creed que ya lo habéis recibido»

Hoy, fruto y petición son palabras clave en el Evangelio. El Señor se acerca a una higuera y no encuentra allí frutos: sólo hojarasca, y reacciona maldiciéndola. Según san Isidoro de Sevilla, “higo” y “fruto” tienen la misma raíz. Al día siguiente, sorprendidos, los Apóstoles le dicen: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca» (Mc 11,21). En respuesta, Jesucristo les habla de fe y de oración: «Tened fe en Dios» (Mc 11,22).

Hay gente que casi no reza, y, cuando lo hacen, es con vista a que Dios les resuelva un problema tan complicado que ya no ven en él solución. Y lo argumentan con las palabras de Jesús que acabamos de escuchar: «Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Mc 11,24). Tienen razón y es muy humano, comprensible y lícito que, ante los problemas que nos superan, confiemos en Dios, en alguna fuerza superior a nosotros.

Pero hay que añadir que toda oración es “inútil” («vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo»: Mt 6,8), en la medida en que no tiene una utilidad práctica directa, como —por ejemplo— encender una luz. No recibimos nada a cambio de rezar, porque todo lo que recibimos de Dios es gracia sobre gracia.

Por tanto, ¿no es necesario rezar? Al contrario: ya que ahora sabemos que no es sino gracia, es entonces cuando la oración tiene más valor: porque es “inútil” y es “gratuita”. Aun con todo, hay tres beneficios que nos da la oración de petición: paz interior (encontrar al amigo Jesús y confiar en Dios relaja); reflexionar sobre un problema, racionalizarlo, y saberlo plantear es ya tenerlo medio solucionado; y, en tercer lugar, nos ayuda a discernir entre aquello que es bueno y aquello que quizá por capricho queremos en nuestras intenciones de la oración. Entonces, a posteriori, entendemos con los ojos de la fe lo que dice Jesús: «Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Jn 14,13)



SANTOS DEL 30 DE MAYO AL 5 DE JUNIO 2016

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SANTOS DEL 30 DE MAYO AL 5 DE JUNIO 2016

IX  SEMANA  DEL TIEMPO ORDINARIO

SANTOS DE LA SEMANA

LUNES, 30


San Fernando
Fernando III, «el Santo»

Rey de León y de Castilla, hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, nació el año 1198 en el reino leonés, probablemente cerca de Valparaíso (Zamora). Tradicionalmente se afirma que perteneció a la Tercera Orden franciscana. Fue el rey de la reconquista del sur de España. Su visión política de altas miras es reconocida por los historiadores, y las gentes de toda clase y condición bendijeron su reinado sabio, ecuánime, prudente. En los territorios reconquistados por él, nunca hubo vencedores y vencidos. Con razón es proclamado «señor de la convivencia de cristianos, musulmanes y judíos». Contrajo dos matrimonios sucesivos, que fueron felices, y de ambos tuvo en conjunto trece hijos. Fue hombre de óptimos sentimientos y limpias costumbres. Además de administrar con sabiduría sus reinos, promovió las artes y las ciencias, y colaboró en la propagación de la fe. Vivió rodeado del respecto y afecto de unos y otros, y su muerte fue llorada por todos. Murió en Sevilla el 30 de mayo de 1252.

ORACIÓN
Oh Dios, que elegiste al rey san Fernando como defensor de tu Iglesia en la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo que te pide tenerlo como protector en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén


MARTES, 31


La Visitación de la Virgen María

Esta fiesta mariana celebra el episodio narrado por el evangelista san Lucas: Lc 1,39-56. En la Anunciación, el ángel dijo a María que su pariente Isabel estaba en el sexto mes de embarazo. Días después, María marchó presurosa de Nazaret a una ciudad de la montaña de Judá, Ain Karem, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando ésta oyó el saludo de María, saltó de gozo el hijo que llevaba en su seno y, llena de Espíritu Santo, dijo a María: «Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. Dichosa tú que has creído». María le respondió con las palabras que conocemos como el Magníficat: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador...». María permaneció con Isabel unos tres meses y luego se volvió a Nazaret.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

* * *   MES  DE  JUNIO   * * *

MIÉRCOLES, 1


San Justino

Nació a principios del siglo II en la actual Naplus (Israel) de padres paganos. Se entregó al estudio de los filósofos griegos, sobre todo Platón, y luego se centró en los profetas de Israel, y éste fue el camino que le llevó a la fe cristiana; recibió el bautismo en Éfeso hacia el año 130. Tras su conversión, encontró en la cruz la incomparable sabiduría de Cristo, y puso a disposición de sus discípulos su saber, organizó catecumenados de preparación para el bautismo, así como encuentros con los no cristianos interesados por el Evangelio. Escribió diversas obras en defensa del cristianismo, entre ellas el «Diálogo con Trifón» y dos «Apologías». Fue un evangelizador en los ambientes cultos. Abrió en Roma una escuela de filosofía en la que sostenía discusiones públicas. Acusado de ser cristiano, fue decapitado en Roma durante la persecución de Marco Aurelio, hacia el año 165.

ORACIÓN
Señor, tú que has enseñado a san Justino a encontrar en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Cristo, concédenos, por intercesión de tu mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos firmes en la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


JUEVES, 2


Santos Marcelino y Pedro

Marcelino era sacerdote y Pedro exorcista, y ambos fueron mártires. El papa san Dámaso es quien nos ha dejado las noticias de su muerte que oyó de boca del mismo verdugo. Fueron condenados a muerte en Roma durante la persecución de Diocleciano, a comienzos del siglo IV, seguramente el año 304. Para su ejecución los llevaron a un bosque fuera de la ciudad, a fin de que se desconociera el lugar de su sepultura. Allí los obligaron a cavar con sus manos su propia fosa, en la que los enteraron después de haberlos decapitado. Pero una piadosa matrona romana, llamada Lucilia, consiguió localizar los restos de los mártires, los recogió y los sepultó en el cementerio llamado Ad duas lauros, en la Vía Labicana de Roma donde, después de la paz de Constantino, su madre, santa Elena, hizo construir una basílica.

ORACIÓN
Señor, tú has hecho del glorioso testimonio de tus mártires san Marcelino y san Pedro nuestra protección y defensa; concédenos la gracia de seguir sus ejemplos y de vernos continuamente sostenidos por su intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


VIERNES, 3



Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
Primer Viernes de mes

La devoción al Corazón de Jesús es de origen medieval, siendo los escritos de santa Matilde de Hackeborn, santa Gertrudis de Helfta y santa Ángela de Foligno los testimonios más antiguos. Sin embargo, la fuente más importante de la devoción, en la forma en que la conocemos actualmente, es santa Margarita María Alacoque de la Orden de la Visitación de Santa María, a quien Jesús se le apareció. En dichas apariciones, Jesús le dijo que quienes oraran con devoción al Sagrado Corazón, recibirían muchas gracias divinas. Ya hemos indicado que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de Iglesia. Sin embargo, hay una fecha concreta en que esta devoción pasó a vivirse con un enfoque determinado; enfoque que lo dio el mismo Jesús a santa Margarita María de Alacoque el 27 de diciembre de 1673. El confesor de santa Margarita María Alacoque fue san Claudio de la Colombière, quien, creyendo en las revelaciones místicas que ella recibía, propagó la devoción. Los jesuitas extendieron la devoción por el mundo a través de los miembros de la Compañía, y los libros de los jesuitas Juan Croisset y José de Gallifet fueron fundamentales para esta difusión. A pesar de controversias y de opositores, como los jansenistas, los fieles confiaron en la promesa que Jesús hizo a la santa: "Mi Corazón reinará a pesar de mis enemigos".
El padre Mateo Crawley-Boevey, SS.CC. ideó un movimiento de regeneración de las familias y de la sociedad a través de una cruzada moral, y para ello fundó la Obra de la Entronización del Sagrado Corazón en los Hogares, con repercusiones en todo el orbe. Uno de sus intereses fue conseguir el establecimiento del Reinado Social. A mediados del siglo XX, el capuchino Italiano san Pío de Pietrelcina y el beato León Dehon promovieron y revivieron el concepto de la oración dirigida al Sagrado Corazón de Jesús. La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras:
"Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."

ORACIÓN
Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


* * *   EL MISMO DÍA   * * *




SAN JUAN XXIII,
Papa de 1958 a 1963

Angelo Giuseppe Roncalli nació en Soto il Monte (Bérgamo) el año 1881 en el seno de una modesta familia campesina. A los 11 años entró en el seminario diocesano y después fue alumno del Pontificio Seminario Romano. Recibió la ordenación sacerdotal en 1904. Fue secretario de su obispo G. M. Tedeschi hasta que, en 1921, inició su servicio a la Santa Sede en las Obras Pontificias de la Propagación de la Fe. Después el Papa lo nombró representante de la Santa Sede en Bulgaria, en Turquía y Grecia, en 1944 Nuncio Apostólico en Francia y en 1953 Patriarca de Venecia. El año 1958, a la muerte de Pío XII, fue elegido Papa. Durante su pontificado convocó el Sínodo Romano, instituyó la Comisión para la revisión del Código de Derecho Canónico y sobre todo convocó el Concilio Vaticano II. Hombre sencillo y amigo de todos, que cautivó por la bondad de su corazón, el «Papa bueno», trató de infundir en todos la caridad cristiana y de promover la paz entre los pueblos. Profesó una gran devoción a san Francisco de Asís y era terciario franciscano. Murió el 3 de junio de 1963 y fue canonizado el 27-IV-2014. Su memoria se celebra el 11 de octubre, aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.

ORACIÓN
Dios Todopoderoso y eterno, que en el beato Juan XXIII, papa, has hecho resplandecer para todo el mundo el ejemplo de un buen pastor, concédenos, por su intercesión, difundir con alegría la plenitud de la caridad cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SÁBADO, 4


Inmaculado Corazón de María

La fiesta del Inmaculado Corazón de María se celebra el sábado después de Corpus Christi. La Fiesta del Sagrado Corazón es el día anterior (viernes). La Iglesia celebra las dos fiestas en días consecutivos para manifestar que estos dos corazones son inseparables.  María siempre  nos lleva a Jesús.
Historia
Ya San Juan Eudes, en el siglo XVII, había difundido esta devoción.  En 1942, en plena II Guerra Mundial, el Papa Pío XII consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María. La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María “la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes“.
El Papa Juan Pablo II declaró que la conmemoración del Inmaculado Corazón de María, será de naturaleza “obligatoria” y no “opcional“. Es decir, por primera vez en la Iglesia, la liturgia para esta celebración debe de realizarse en todo el mundo Católico.

ORACIÓN
Señor Dios nuestro: te damos gracias por el amor con que colmaste el Corazón de María, a Madre de tu Hijo y también Madre nuestra.
Por tu gran bondad nos la has dado a nosotros para que abramos nuestros corazones a tu palabra y a tu amor, de forma que podamos buscar siempre tu voluntad en todo lo que proyectamos y hacemos.
Que ella también toque nuestros corazones y los haga sensibles a las necesidades de los hermanos, en sus tristezas y preocupaciones.Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


DOMINGO  5
X  DEL  TIEMPO  ORDINARIO



SAN BONIFACIO

Nació en Inglaterra el año 673. Primero profesó la Regla benedictina en el monasterio de Exeter, del que pasó al de Nursling, y se dedicó al estudio, la oración, la docencia y la predicación. Después se convirtió en uno de los mayores misioneros de la Edad Media. El año 719 marchó a Alemania a predicar la fe cristiana a los paganos de Hesse, Baviera, Westfalia, Turingia y Wurtemberg, lo que hizo con notable éxito. Como gesto simbólico hizo talar la encina de Geismar, sagrada para los paganos. Tres veces viajó a Roma para hablar con el Papa y, en el segundo viaje, fue consagrado obispo, con sede en Maguncia. El Papa lo autorizó a consagrar obispos por toda Germania y le confió la reforma de la Iglesia franca. Con ayuda de varios compañeros llegados de Inglaterra, fundó iglesias y monasterios, entre ellos el de Fulda, congregó diversos concilios y promulgó leyes. Contó con el apoyo de Carlos Martel e invistió del poder real a Pipino. Durante una expedición apostólica por Frisia, un grupo de paganos acabó con su vida y la de sus compañeros en Dokkum el 5 de junio del año 754.

ORACIÓN
Concédenos, Señor, la intercesión de tu mártir san Bonifacio, para que podamos defender con valentía y confirmar con nuestras obras la fe que él enseñó con su palabra y rubricó en el martirio con su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Confeccionado por Franja y Álen Perkins

JUEVES DE CORPUS CHRISTI

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Para dónde se celebre el dìa de hoy, 

JUEVES DE CORPUS CHRISTI



Día litúrgico: 
Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo (B)

EVANGELIO

 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 14, 12-16.22-26

El primer día de ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

--¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

Él envió a dos discípulos diciéndoles:

--Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: “El maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

--Tomad, esto es mi cuerpo.

Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo:

--Esta es mi sangre, sangre de alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.

Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos.

Palabra del Señor

 Evangelio

Custodia de Arfe-Toledo.
La Más espectacular de las Custodias del mundo entero




“ATRÉVETE CUANTO PUEDAS”
Por Javier Leoz
Solemnidad del Corpus Christi y, con ella, la seguridad de que el Señor –lejos de abandonarnos- se ha quedado en este Misterio de fraternidad, amor, generosidad, pasión, muerte y resurrección que es la Eucaristía.

1.- Qué bien lo expresó el Papa Emérito, Benedicto XVI, en el siguiente texto: "¿Qué significa Corpus Christi para mí? En primer lugar, el recuerdo de un día de fiesta, en el que se tomaba al pie de la letra la expresión que acuñó Santo Tomás de Aquino en uno de sus himnos eucarísticos: «Quantum potes tantum aude» —atrévete cuanto puedas a alabarle como merece—. Estos versos recuerdan además una frase que el mártir Justino ya había formulado en el siglo II... El día de Corpus Christi toda la comunidad se siente llamada a cumplir esa tarea: atrévete cuanto puedas. Todavía siento el aroma que desprendían las alfombras de flores y el abedul fresco, los ornamentos en las ventanas de las casas, los cantos, los estandartes; todavía oigo la música de los instrumentos de viento de la banda del pueblo, que en aquel día a veces se atrevía con más de lo que podía; y oigo el ruido de los petardos con los que los muchachos expresaban su barroca alegría de vivir, pero saludando a Cristo en las calles del pueblo como a una autoridad de la ciudad, como a la autoridad suprema, como al Señor del mundo..."

2.- Hoy, desgraciadamente, nuestras calles no rezuman aroma a fraternidad o justicia. Nuestros ojos, en cuanto saltamos a ellas, se encuentran con dramas en mil rostros y pobreza que reclaman nuestra atención. Hoy, Jesús el “pobre” (tal vez disimulado en custodia) avanza por plazas y cuestas, calles y encrucijadas de nuestros pueblos y ciudades para dejarse aclamar pero, también, para que no olvidemos que la Eucaristía es fuerza que nos impulsa hacia el bien. Pero no es una fuerza cualquiera. No es solidaridad simple y a veces interesada. El Corpus Christi nos hace caer en la cuenta de que el amor cristiano no entiende de colores ni de ideologías y que, incluso también hacia el ingrato enemigo, ha de ir volcado nuestro amor porque también Cristo, en su primera custodia de madera (la mesa de Jueves Santo) quiso que su afecto llegase incluso al que más tarde le traicionó. Esa es la diferencia entre solidaridad y caridad. La solidaridad, centrada en el humanismo, tiende a doblegarse, cansarse y agotarse. La caridad, sustentada en el amor divino, es (como dice San Pablo) un amor sin límites, que a veces cuesta ofrendarlo pero que –cuando se da- más se aumenta y más satisfacción produce. Hoy, al llevar a Cristo Sacramentado por nuestras calles, decimos al mundo que somos muchos los que creemos en un amor sin más adjetivo que DIVINO. Por eso cantamos, festejamos, adoramos y hasta nos emocionamos: ¡ES EL AMOR QUE PASA!

3.- A punto de iniciarse el Año de la Misericordia (convocado por el Papa Francisco para el día de la Inmaculada) creo que el Corpus Christi nos centra en el auténtico valor y pureza de esa misericordia. Los cristianos no podemos quedarnos en meros gestos o detalles. La misericordia de Cristo, envuelta hoy en históricas custodias y cobijada bajo palio, nos reclama también un punto de atención: es Misterio. La tocamos y, a la vez, la sentimos lejos. La ofrecemos, y en muchos momentos, nos abre las carnes. Hablamos de ella pero, en algunos instantes, la constituimos sólo en poesía, canción o palabrería. ¡Qué distinta la misericordia del Señor que avanza por nuestras calles en este día del Corpus Christi! Es Él mismo quien se ofrece.
En una coyuntura con tantas soledades y sufrimientos. En una realidad mundial tan compleja y con tantos frentes abiertos, el Corpus Christi nos invita a mirar más allá de nosotros mismos. A buscar esa potencia escondida y misteriosa que en un altar se hace presente y que, cuando se comulga, nos convierte en personas invencibles y constantes en el amor y por el amor.

4.- Hoy, en multitud de parroquias, catedrales, comunidades religiosas, pueblos y ciudades desfilarán custodias con el Amor de los Amores. ¿Estamos dispuestos luego nosotros a ser “templetes de carne y hueso” que hagan presente a Cristo en esas otras calles donde es marginado y despreciado, silenciado o blasfemado? Sí; en esas otras calles y plazas que son nuestros puestos de trabajo, el campo donde se toman decisiones, la familia, la educación o nuestras conversaciones diarias. Es fácil, aunque, en estos tiempos, muy meritorio, salir en procesión en un mundo secularizado y habituado a la zafiedad en su asfalto, pero luego nos queda la asignatura pendiente: proclamar el reino de la vida, el Señor de la Eucaristía, allá donde pensamos, vivimos, trabajamos o descansamos como cristianos.



 ¡ATRÉVETE CUÁNTO PUEDAS!

¡VIVA JESÚS SACRAMENTADO!

QUE  ME ATREVA, SEÑOR
A dar la cara por Ti cuando,  tantos rostros,
dicen ser de los tuyos y se  esconden
a la hora de ser signo de tu  presencia.
A ser custodia, de carne y  hueso,
que –cuando es mirada-
destella rayos de que Tú  eres mi luz
de que, Tú, eres el motor de  mis paso
de que, Tú, eres el secreto  de mis palabras.

QUE  ME ATREVA, SEÑOR
A ser pétalo de tu Evangelio
dejando, allá por donde  pase,
un exponente de que soy de  los tuyos
Un síntoma de que, tu Cuerpo  y tu Sangre,
se funden en mis entrañas
y me empujan a ser un templo  vivo
allá donde existe la muerte  o el llanto.

QUE  ME ATREVA, SEÑOR
Y, con mis fuerzas, cuanto  pueda
a darte alabanza y honor
aun a riesgo de ser centro  de la diana
de burlas y mofas
cuando, ante otros dioses de  madera y cartón
no doblego lo más santo y  fuerte que poseo: Tú.

QUE  ME ATREVA, CUÁNTO PUEDA SEÑOR
A rendirme a tus pies
pero nunca rendirme de lo  que pienso y creo:
Tú eres Rey, Tú eres Amor de  amores
Tú eres cielo en la tierra y  Palabra certera
en tantas noches oscuras
Tú mereces la gloria, sólo  Tú,
cuando lo que nos rodea
nos invita a centrarnos sólo  en la nuestra

QUE ME ATREVA, CUÁNTO PUEDA  SEÑOR
A ser incienso de un Dios  que no defrauda
Mano tendida para el que  llama a mi puerta
Voz que anuncia y denuncia
Silencio que conforte en mil  duelos

QUE  ME ATREVA, CUÁNTO PUEDA SEÑOR
A manifestar, en este vacío  mundo,
que Tú lo puedes llenar todo
cuando, el hombre y la mujer  de este tiempo,
busque en la profundidad (y  no en la superficialidad)
el Agua Viva que calma la  sed de una vez por todas.

¡VIVA JESÚS SACRAMENTADO!
¡Bendito, Señor, sea tu  nombre!
¡Bendita, Señor, sea tu  presencia!
¡Grande, Señor, sea tu  reinado en el corazón del hombre!
¡Única y para Ti, Señor, sea  nuestra adoración!
¡VIVA JESÚS SACRAMENTADO!
Tuyos, siempre tuyos Señor,
en este día en el que tu Cuerpo  y tu Sangre
hacen de innumerables  rincones de nuestra tierra
un inmenso altar desde el  cual hablas,
miras, callas, observas,  lloras y bendices.

¡QUE ME ATREVA, CUÁNTO PUEDA SEÑOR!

P. Javier Leoz
http://evangeli.net/evangelio



Por el Rvdo. Sr. D. Guillermo Juan Morado

La solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo nos empuja a expresar nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía; a “expresar”, es decir, a manifestarla con palabras, miradas o gestos. La fe tiene su raíz en la acción de la gracia en nuestro corazón, pero abarca la totalidad de lo que somos y, por consiguiente, como la alegría o el amor, necesita ser expresada.

La Iglesia no ahorra las palabras, no silencia la emoción que suscita la presencia del Señor en el Santísimo Sacramento y acude a la Escritura Santa para hacer resonar, en el canto del Aleluya de la Misa, la afirmación del mismo Jesús: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; quien coma de este pan vivirá para siempre” (cf Jn 6,51-52). En uno de los prefacios proclama: “Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica”. Y en el himno eucarístico compuesto por Santo Tomás se dice que la lengua cante el misterio del glorioso Cuerpo de Cristo: “Pange, lingua, gloriosi Corporis mysterium”.

La mirada del creyente de asombra y se admira ante esta singular manera en la que Cristo ha querido hacerse presente en su Iglesia. Y los ojos, que sólo alcanzan a ver el signo del pan y del vino, piden ayuda a la fe para creer, basados en la autoridad de Dios, que no miente, que Jesucristo, nuestro, Señor es el “Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias”. La mirada se vuelve entonces adoración: “A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte”.

Pero también el lenguaje corporal, la gestualidad del hombre, se siente comprometida a expresar la fe en la presencia real. Por esa razón nos arrodillamos ante el Santísimo Sacramento o hacemos la genuflexión cuando pasamos delante del sagrario. Todos los elementos sensibles que rodean la conservación de la Eucaristía o su presentación a la adoración de los fieles han subrayar y manifestar, por la nobleza de sus materiales y de sus formas, la grandeza de esta Presencia: el sagrario, el copón, la custodia o el palio con el que honramos, en la procesión eucarística, el paso del Señor. En esta lógica de una fe que se expresa se inserta, como un elemento destacado, la procesión del Corpus Christi, la proclamación pública de reconocimiento de la presencia real, permanente y sustancial de Jesucristo en el Santísimo Sacramento.

La ofrenda de pan y de vino de Melquisedec prefigura la ofrenda que la Iglesia, unida a Cristo, hace del Cuerpo y la Sangre del Señor (cf Gn 14,18-20). Celebrando el memorial de su sacrificio, de su Cuerpo entregado y de su Sangre derramada (cf 1 Co 11,23-26), la Iglesia alaba al Padre en acción de gracias “por todo lo que Dios ha hecho de bueno, de bello y de justo en la creación y en la humanidad” (Catecismo 1359). La Eucaristía es el banquete sobreabundante, que Cristo ha prefigurado en la multiplicación de los panes y de los peces (cf Lc 9,11-17), para que todos podamos comer y saciarnos.

En lugar de su forma visible, que ya no permanece entre nosotros desde la Ascensión, el Señor quiso darnos su presencia sacramental; ya que se ofreció por nosotros en la Cruz, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado “hasta el fin”. Como resume el Catecismo: “en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros, y se queda bajo los signos que expresan y comunican ese amor” (n.1380).

Que a la vez que manifestamos nuestra fe en su presencia seamos también testigos que comunican su amor. ¡Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del altar! Amén.


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