sábado, 27 de marzo de 2021

Santos del 29 DE MARZO AL 4 DE ABRIL 2021

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

SANTOS DEL 29 DE MARZO AL 4 DE ABRIL 2021 
Semana Santa
  
Ha terminado la cuaresma, el tiempo de conversión interior y de penitencia, ha llegado el momento de conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Después de la entrada triunfal en Jerusalén, ahora nos toca asistir a la institución de la Eucaristía, orar junto al Señor en el Huerto de los Olivos y acompañarle por el doloroso camino que termina en la Cruz.
    Durante la semana santa, las narraciones de la pasión renuevan los acontecimientos de aquellos días; los hechos dolorosos podrían mover nuestros sentimientos y hacernos olvidar que lo más importante es buscar aumentar nuestra fe y devoción en el Hijo de Dios.
    La Liturgia dedica especial atención a esta semana, a la que también se le ha denominado “Semana Mayor” o “Semana Grande”, por la importancia que tiene para los cristianos el celebrar el misterio de la Redención de Cristo, quien por su infinita misericordia y amor al hombre, decide libremente tomar nuestro lugar y recibir el castigo merecido por nuestros pecados.
    Para esta celebración, la Iglesia invita a todos los fieles al recogimiento interior, haciendo un alto en las labores cotidianas para contemplar detenidamente el misterio pascual, no con una actitud pasiva, sino con el corazón dispuesto a volver a Dios, con el ánimo de lograr un verdadero dolor de nuestros pecados y un sincero propósito de enmienda para corresponder a todas las gracias obtenidas por Jesucristo.
    Para los cristianos la semana santa no es el recuerdo de un hecho histórico cualquiera, es la contemplación del amor de Dios que permite el sacrificio de su Hijo, el dolor de ver a Jesús crucificado, la esperanza de ver a Cristo que vuelve a la vida y el júbilo de su Resurrección.

DÍA 29  - LUNES SANTO


María Magdalena lava los pies de Cristo
(Lucas 7, 38)
    «Es la historia: cómo santa María Magdalena lavó con sus lágrimas los pies a Nuestro Señor Jesucristo, y los secó con sus cabellos. Así como san Lucas lo dice en su evangelio, en el séptimo capítulo».
    El encuentro de Jesús con una pecadora se produce en casa del fariseo Simón que ha invitado a comer a Cristo, como cuenta san Lucas. El artista A dispone un decorado minimalista, muy parecido en su estructura al que había elegido para ilustrar la parábola del malvado rico (f. 155r). Se trata de sugerir la idea de un interior, y no de distraer la mirada con detalles ornamentales. La desnudez del lugar, al igual que la arbitrariedad de su proyección en el espacio, sirven de valedores de la imagen desplegada en la parte delantera de ese trampantojo en forma de «embudo», como si la escena emanase de las profundidades intemporales para invadir el aquí y ahora de la contemplación devota. El fariseo y un comensal están sentados con Cristo ante una mesa puesta con escudillas y tres cubiletes de oro. Discuten: el joven, a la derecha del dueño de la casa, juega con su cuchillo, y Cristo moja un pedazo de pan en su cuenco mientras señala con la otra mano a la mujer prosternada a sus pies. El texto bajo la miniatura llama a la pecadora María Magdalena –identificándola así, como sucede a veces en la tradición católica, con María de Magdala, una de las discípulas más amadas por Cristo–, pero el texto de Lucas no dice nada de eso. La arrepentida, llorando y ataviada con una túnica escarlata, seca los pies de Cristo con sus largos cabellos sueltos que se derraman por sus hombros en desordenados mechones, una señal de la mayor aflicción, en la iconografía cristiana medieval. Ante tanto amor, Jesús le perdona sus faltas para asombro general.

ORACIÓN
Mira con bondad, Señor, los sagrados misterios que celebramos; y, ya que en tu misericordia los estableciste para perdón de nuestros Pecados, haz  que produzcan en nosotros frutos de vida eterna' Por Jesucristo, nuestro señor. Amén

DÍA 30 - MARTES SANTO


Judas Iscariote traiciona al Señor
El beso de Judas es uno de los episodios evangélicos de la Pasión de Jesús, el que da paso al Prendimiento.
Según los Evangelios, en el año 33 de la era cristiana, Judas Iscariote delató a Jesús de Nazaret en el Huerto de Getsemaní mediante un beso. El beso ha simbolizado tradicionalmente a la traición.
   
¿Quien era Judas Iscariote?

Judas Iscariote es un personaje histórico que nació en Queriot, una pequeña ciudad en el sur de Judea; algunos autores expresan que su apellido se deriva del nombre de la ciudad. Siendo un muchacho, sus padres se mudaron a Jericó, donde vivió, creció, recibió educación y fue empleado en varias empresas comerciales de su padre, hasta que se interesó en la predicación y la obra de Juan el Bautista.
    A la edad de treinta años, de la mano de Natanael, se unió a los apóstoles. Él era probablemente el hombre más instruido entre los doce apóstoles y el único de Judea en el grupo apostólico del Maestro. Era un buen pensador, pero eso no siempre fue garantía de honestidad. Se describe a Judas Iscariote como una persona que no se entendía a sí mismo y que no era sincero con su propia persona.
Judas era un buen hombre de negocios, requirió de mucho tacto, habilidad y paciencia, así como una esmerada dedicación, para manejar los asuntos financieros de un idealista como Jesús; Judas fue realmente un gran ejecutivo, un previsor y financiero capaz.
Judas Iscariote creció intelectualmente con las enseñanzas de Jesús, pero no pudo adquirir un carácter mental, al igual que los otros apóstoles, él no pudo progresar en la experiencia espiritual. Con el paso del tiempo, Judas se hizo cada vez más una incubadora personal de decepción, y finalmente se convirtió en una víctima del resentimiento.
    Pero estas ideas perversas y peligrosas no cobraron forma definitiva, hasta el día en que una mujer agradecida, rompió una caja de valioso incienso a los pies de Jesús. Ese acontecimiento considerado por Judas Iscariote como un gran desperdicio, determinó la movilización de todo el odio acumulado, el dolor, los prejuicios, los celos, avaricia, la venganza y cristalizó toda la maldad de su naturaleza, dando un paso al dominio de la oscuridad y a denunciar al Señor
    En las obras de arte se representa a Judas dando un beso a Jesús en la cara, cuando lo cierto es que el beso tendría que haber sido en la mano, pues era costumbre besar a los maestros en la mano.   Para describir el beso, tanto el Evangelio de Mateo (26:47-50) como el Evangelio de Marcos (14:43-45 No utilizaron el verbo más usual, philein: ‘besar’ (principalmente la mano, como debería haber hecho Judas ante un maestro como Jesús).
   
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón». Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DÍA, 31 - MIÉRCOLES SANTO


Judas vende al Señor por 30 monedas de plata
    Hoy recordamos el día en que el Sanedrín se reúne con Judas Iscariote, para negociar la entrega de Jesús a cambio de 30 monedas de plata y condenarlo.
    El Sanedrín era una asamblea o consejo de sabios estructurado en 23 jueces en cada ciudad judía en el Antiguo Israel

* * *
Jesús nos hace reflexionar y nos advierte la necesidad de convertirnos, o sea de cambiar de vida, profunda y radicalmente. Que no bastan cambios superficiales, no alcanza participar de ritos o celebraciones. Estamos llamados a cambiar el corazón, a hacer nueva nuestra mentalidad.
* * *
    En el calendario cristiano, el Miércoles Santo marca el final de la Cuaresma, destinada a la preparación espiritual para la fiesta de la Pascua, la fiesta central del cristianismo, en la que se conmemora la resurrección de Jesús al tercer día después de haber sido crucificado.

ORACIÓN
Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo quisiste que tu Hijo sufriera el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

TERMINA EL TIEMPO DE CUARESMA

COMIENZA EL TRIDUO PASCUAL

DIA, 1 DE ABRIL – JUEVES SANTO
Institución de la Eucaristía


 Hoy comienza el Triduo Pascual 
    La liturgia del Jueves Santo es una invitación a profundizar concretamente en el misterio de la Pasión de Cristo, ya que quien desee seguirle tiene que sentarse a su mesa y, con máximo recogimiento, ser espectador de todo lo que aconteció 'en la noche en que iban a entregarlo'. Y por otro lado, el mismo Señor Jesús nos da un testimonio idóneo de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que tenemos todos los fieles cuando decide lavarle los pies a sus discípulos.
    En este sentido, el Evangelio de San Juan presenta a Jesús 'sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía' pero que, ante cada hombre, siente tal amor que, igual que hizo con sus discípulos, se arrodilla y le lava los pies, como gesto inquietante de una acogida incansable.
    San Pablo completa el retablo recordando a todas las comunidades cristianas lo que él mismo recibió: que aquella memorable noche la entrega de Cristo llegó a hacerse sacramento permanente en un pan y en un vino que convierten en alimento su Cuerpo y Sangre para todos los que quieran recordarle y esperar su venida al final de los tiempos, quedando instituida la Eucaristía.
    La Santa Misa es entonces la celebración de la Cena del Señor. Él quiso que, en su última Cena, sus discípulos nos reuniéramos y nos acordáramos de Él bendiciendo el pan y el vino: "Hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19).
    Antes de ser entregado, Cristo se entrega como alimento. Sin embargo, en esa Cena, el Señor Jesús celebra su muerte: lo que hizo, lo hizo como anuncio profético y ofrecimiento anticipado y real de su muerte antes de su Pasión. Por eso "cuando comemos de ese pan y bebemos de esa copa, proclamamos la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26).
    De aquí que podamos decir que la Eucaristía es memorial no tanto de la Última Cena, sino de la Muerte de Cristo que es Señor, y "Señor de la Muerte", es decir, el Resucitado cuyo regreso esperamos según lo prometió Él mismo en su despedida: "un poco y ya no me veréis y otro poco y me volveréis a ver" (Jn 16,16).
    En esta Misa, de manera distinta a todas las demás Eucaristías, no celebramos "directamente" ni la muerte ni la Resurrección de Cristo. No nos adelantamos al Viernes Santo ni a la Noche de Pascua.
    Hoy hay alegría y la Iglesia rompe la austeridad cuaresmal cantando el "gloria": es la alegría del que se sabe amado por Dios, pero al mismo tiempo es sobria y dolorida, porque conocemos el precio que le costamos a Cristo.

ORACIÓN
Dios nuestro, que nos has reunido para celebrar aquella Cena en la cual tu Hijo único, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno, sacramento de su amor, concédenos alcanzar por la participación en este sacramento la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo...

DÍA, 2 DE ABRIL  VIERNES SANTO
* * *   Día de ayuno y abstinencia   * * *


La Crucifixión y Muerte del Señor

    Hoy toda la Iglesia Católica se une en penitencia, abstinencia y ayuno para conmemorar la pasión del Señor. Entre las actividades de este día están el Vía Crucis, el Sermón de las Siete Palabras del Señor Jesús en la Cruz; las procesiones con la imagen de Cristo y de su Madre Dolorosa, entre otros.
    Este día la Iglesia no celebra la Eucaristía y ningún sacramento, a excepción de la Reconciliación y de la Unción de los Enfermos.
    La celebración litúrgica conmemora la Muerte del Señor, se realiza también la celebración de la Palabra que concluye con la adoración de la Cruz y con la Comunión Eucarística, consagradas el Jueves Santo.
    Hoy se invita además a acompañar al final de la adoración de la cruz una pequeña conmemoración de la Virgen María, la Madre dolorosa, que estuvo a los pies de la Cruz.
    Es importante interiorizar el hecho de que Jesús se entregó en la Cruz por cada uno de nosotros. Y hay que comprender que la Cruz es un signo de victoria sobre la muerte, especialmente que es una victoria sobre el pecado.
    Con su sacrificio, Cristo pagó el precio que la humanidad debía pagar por sus pecados. Por eso, en este día necesitamos meditar, pensar y sentir sobre el significado de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
    Una de las actitudes que el cristiano debe tener durante el Viernes Santo es la reflexión porque comprenderemos y profundizaremos en el sentido de la muerte de Cristo.

ORACIÓN
Señor Jesús, en este día en que recordamos tu Pasión y Muerte, ayúdanos a reconocer el inmenso amor que nos tienes. Tú, Señor, entregaste tu vida por nuestra salvación, y nos has señalado un sendero por recorrer: solo quien entrega, podrá recibir. Ayúdame a acoger el inmenso don de tu amor, y a seguirte en el camino de la cruz, que es paso para la resurrección.

DÍA, 3 DE ABRIL  – SÁBADO SANTO

Resultado de imagen de Los soldados guardan el Sepulcro

Jesús Descansa en el sepulcro
El Sábado Santo es el nombre que algunas denominaciones cristianas dan al sábado de la semana del primer plenilunio de primavera. Es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con las primeras Vísperas del Domingo de Resurrección culminando así para los cristianos la Semana Santa. Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
El Sábado Santo es un día de luto, pues se trata de un día de silencio, no hay celebración eucarística. En la Iglesia Católica también se conmemora la Soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. Hoy la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede darse solamente como viático.
    Se llamaba a este día Sábado de Gloria.
    El Sábado Santo queda para los católicos más como un día de espera, expectante por la gran celebración que tendrá lugar unas horas más tarde. Esto se vio facilitado también por la reforma al ayuno preparatorio a tres horas antes de comulgar. El Concilio Vaticano II actualmente tiene fijado el ayuno en una hora antes de la comunión.
    Como no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día, se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día atienden confesiones.

ORACION
Padre, que iluminas esta noche santa con la gloria de la resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu filial para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.

DIA, 4 DE ABRIL  – DOMINGO DE PASCUAL 
DE LA  RESURRECCION DEL SEÑOR
“Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe”
(I Corintios 15,14)


    El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
    Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
    La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
    Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
    En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
    Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

ORACION
Señor Dios, que este día has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte; concédenos, al celebrar la solemnidad de su resurrección, que, renovados por el Espíritu, vivamos en la esperanza de nuestra resurrección futura. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Confeccionado por Franja y Állen-Perkins

 CONTINÚA LA OCTAVA DE LA PASCUA 

DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR 

Confeccionado por Franja y Allen-Perkins





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