Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Miércoles, 12
Fiesta Nuestra Señora del Pilar
Según una piadosa y venerable tradición, la Virgen María, que aún vivía en carne mortal, se apareció, rodeada de ángeles y asentada sobre un pilar de mármol, al apóstol Santiago el Mayor que se hallaba predicando la fe cristiana a orillas del río Ebro en Zaragoza. Desde antiguo los cristianos levantaron allí una ermita en honor de la Madre de Dios, que con el correr de los siglos se ha convertido en una grandiosa basílica qua acoge a innumerables fieles de todo el mundo. La advocación de la Virgen del Pilar ha sido y es objeto de un especial culto por parte de los aragoneses y de todos los españoles, y tiene una gran repercusión en América, descubierta por Colón el 12 de octubre de 1492. En la celebración de esta fiesta de la Virgen predomina la idea de su presencia materna en la Iglesia y de la firmeza que su intercesión y devoción procura al pueblo de Dios.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que en la gloriosa Madre de tu Hijo has concedido un amparo celestial a cuantos la invocan con la secular advocación del Pilar, concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Nuestra
Señora del Pilar
Meditación.
María,
por la que nos llegan las gracias del cielo, es pilar seguro que nos protege de
todo mal, guía materna que nos lleva hacia el cielo
“En
aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío
levantó la voz, diciendo: -«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron.» Pero él repuso: -«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen»” (Lucas 11,27-28).
1.
La advocación de la "Virgen del Pilar", de tan profunda raigambre
hispánica, se funda en una antigua leyenda: el apóstol Santiago el Mayor, gran
evangelizador de España, en una de sus andanzas se apoyó, extenuado, sobre una
columna, y sintió que la Madre de Jesús lo animaba a completar la misión
recibida de su Hijo. En el lugar se construyó más tarde una capilla, y después
la gran Basílica del Pilar de Zaragoza. A esta advocación se encomendaban los
soldados españoles que combatían por expulsar a los moros, y se dice que
Cristóbal Colón encomendó a la Virgen del Pilar su trascendental aventura
marítima. El papa Clemente XII fijó para el emblemático 12 de octubre la
festividad de la Virgen del Pilar. Esta celebración nos exhorta a continuar la
labor misionera de Santiago, que propuso el Evangelio desde el diálogo y la
organización de las comunidades cristianas, y no mediante la espada y el
aniquilamiento de las culturas autóctonas. La liturgia dedica a María de
Nazaret un bello himno con motivo de esta invocación: "Esa columna, sobre
la que posa, leve, sus plantas tu pequeña imagen, sube hasta el cielo: puente,
escala, guía de peregrinos. Cantan tus glorias las generaciones, todos te
llaman bienaventurada; la roca firme, junto al Ebro enhiesta, gastan a besos.
Abre tus brazos virginales, madre, vuelve tus ojos misericordiosos, tiende tu
manto, que nos acogemos bajo tu amparo" (jesusjorgetorres@yahoo.es).
Hace
unos días celebramos Nuestra Señora del Rosario y hoy la Virgen del Pilar nos
recuerda que el pilar de nuestra fe, la roca angular, es Cristo Jesús.
Una
mujer lanza un “piropo” a Jesús: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos
que te criaron!». A ti, Jesús, te gusta que digan eso de tu madre, pero
prefieres añadir algo más allá de la maternidad biológica: «Dichosos más bien
los que oyen la Palabra de Dios y la guardan». Es la bienaventuranza de la
Palabra, el piropo que recibe la Virgen por parte de su Hijo. Porque Ella fue
la primera que escuchó y aceptó la Palabra de Dios en el anuncio del Ángel con
su “fiat” incondicional. Su «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38) fue un
asentimiento de fe que abrió todo un mundo de salvación. Como dice san Ireneo,
«obedeciendo, se convirtió en causa de salvación para sí misma y para todo el
género humano». Esta bienaventuranza de la Palabra nos recuerda también aquel
otro pasaje evangélico, en el que Jesús llama familiar suyo a todo el que
escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica: «Mi madre y mis hermanos son
aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8,21). María es Madre de
la Iglesia. María es Madre de todos los que sinceramente aceptan la Palabra de
Dios e intentan cumplirla alegremente como hijos suyos. La altura que la Virgen
alcanza en la fe, mediante la escucha y la práctica de la Palabra de Dios, la
convierte en un claro ejemplo de fe para el discípulo de Cristo. La figura de
María nos enseña que creer en la Palabra de Dios (escucharla y practicarla)
supone un cambio radical en nuestra vida diaria (Pablo Casas Alhama).
La
razón profunda de la excelencia de la Madre de Dios es esa fe encarnada por la
escucha y la generosidad en vivir la Palabra. Siendo María toda la hermosura y
plenitud física que puede ser pensada en una mujer, sin embargo, si es en
verdad la bendita entre todas mujeres, según proclama de ella Isabel, su prima,
se debe a que es la llena de Gracia, en palabras de Gabriel.
Su
exquisita sensibilidad sobrenatural, siendo la llena de Gracia, le hace captar
ante todo lo que Dios espera en cada instante: en aquello que le afecta
personalmente de modo directo, y en las otras situaciones del mundo de las que
tiene noticia. María es la que escucha a Dios por antonomasia. La que descubre
el querer divino –siempre amoroso por lo demás– para cada instante: nada la
distrae de Dios y así puede agradarle en todo, mientras nos esforzamos, con
renovado tesón, en el trabajo fue implantado el Reinado de Dios en el mundo.
Es
para nosotros modelo de vida cristiana. Amar a nuestro Padre Dios consiste,
desde luego, en escoger aquello que nos "pide", aunque tal vez nos
pueda costar, no sea lo más fácil o lo que más apetece. Si en María nada
distrae de Dios su entendimiento; si, persuadida de su pequeñez y de la
grandeza de su Creador, únicamente piensa en Él, y en el mundo que debe
manifestar su gloria, de modo particular en la vida de los hombres; de modo
semejante sucede con su voluntad. La Madre de Dios es, asimismo, la que guarda
por antonomasia la divina palabra, la Voluntad de Dios. He aquí la esclava del
Señor, declaró ante el arcángel, manifestando así lo que sería el programa de
su completa existencia. La vida de María se consuma, pues, plenamente en la
condición que su divino Hijo exige a los Bienaventurados, que escuchan la
palabra de Dios y la guardan.
Sigamos
el consejo de san Josemaría: invoca a la Santísima Virgen; no dejes de pedirle
que se muestre siempre madre tuya: "monstra te esse Matrem!", y que
te alcance, con la gracia de su Hijo, claridad de buena doctrina en la
inteligencia, y amor y pureza en el corazón, con el fin de que sepas ir a Dios
y llevarle muchas almas (Fluvium).
Esa
columna sobre la que posa leve / sus plantas tu pequeña imagen, / sube hasta el
cielo: es puente, / escala, guía de peregrinos.
1 comentario:
FELICIDADES EN ESTE DIA DE NUESTRA MADRE DEL PILAR. Padre Francisco Soy María Inmaculada de Tenerife. No tengo mi movil pero si mi teléfono fijo sigue siendo el mismo número. Por eso no puedo ver tantas cosas hermosas que me envía. Rezo cada día por usted. Que La Virgen del Pilar lo cuide mucho y me ayude a mí a no perder el contacto con usted nunca. Por eso le escribo aquí, dando gracias a Mamá por todo. Un abrazo Fraternal. Gracias Padre Francisco.
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