Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
ABRIL 2025
V Semana de Cuaresma
> Empieza la Semana Santa <
Lunes Santo,
14 de abril, 2025
Este día recibe el nombre de “Lunes de Autoridad” porque el Señor Jesús, en medio del trance de estos días decisivos, revela en qué radica su autoridad sobre el género humano y toda la creación.
> Es muy conveniente que el tiempo de la Cuaresma termine tanto para cada uno de los fieles como para toda la comunidad cristiana, con alguna celebración penitencial que prepare a una más plena participación en el ministerio pascual. <
La unción del Señor
María Magdalena lavando los pies al Señor
> Déjala, lo tenía preparado para mi sepultura <
Cristo cenaba en la casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos. Después le ungió con el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio y la quietud de Cristo como aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó por sus pensamientos. Primero le preguntó en forma de parábola cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quien se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. Y descubriendo el sentido de la parábola, le dijo directamente:
"¿Ves a esta mujer? Al entrar en tu casa, no me diste agua para lavarme los pies, pero ella me los ha lavado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; en cambio ella no ha cesado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza y ella me ha ungido los pies. Por ello, te digo que se le han perdonado muchos pecados, pues ha amado mucho. En cambio, aquél a quien se perdona menos, ama menos". Y volviéndose a la mujer, le dijo: "Perdonados te son tus pecados. Tu fe te ha salvado. Vete en paz". (Lc. 7)
ORACIÓN
Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra débil esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Martes, 15
Ya a las puertas de la Pasión, la liturgia nos invita a considerar hasta dónde llega el amor de Cristo por nosotros. En repetidas ocasiones ha hablado Jesús de este momento, aunque ni los discípulos más cercanos han podido entender a qué se refería. El apóstol Juan ha penetrado de un modo muy especial en el sentido de los acontecimientos. La ofrenda que el Señor está a punto de realizar es una ofrenda de puro amor por todos, incluso por aquellos que ignoran ese amor, por aquellos que lo desprecian y por aquel que le va a entregar. Por todos los hombres de todos los tiempos. Y, al hacerlo, nos está revelando el amor fiel de Dios Padre por todos.
Tenemos el amor de Jesús por Judas, al que, incansablemente, quiere mover a conversión. El que traicionará a su Maestro participa de la Última Cena: no es excluido. Es más, Jesús mismo le ofrece un bocado. Todo lo que hace el Señor es llamada a su corazón: invitación a que recuerde lo que ha vivido y lo considere. Y, también, a que no desespere cuando se dé cuenta del alcance de sus obras. Pero Judas está extraviado, algo en su interior se ha endurecido. Algo le ha nublado la mente y no es capaz de comprender bien qué es lo que está haciendo. Esto lo sabremos después, cuando leamos su conversación con aquellos a los que ha entregado a Jesús (Mt 27,3-10). Pero desespera. Aunque nadie desespera de la noche a la mañana: se llega a esa situación después de muchas decisiones previas.
Tenemos también el amor de Jesús por Pedro, cuya debilidad es de otro tipo. A pesar de todo lo que ha avanzado, sigue sin conocerse. Y Jesús necesita que se afiance su humildad para poder hacer de él un cimiento firme. Que sea consciente de su debilidad y que no se escandalice de ella. Que no desespere. Porque, como en ese momento tan singular, la vida nos traerá continuamente retos en los que podemos venirnos abajo. Es relativamente fácil decir que vamos a dar la vida por aquellos a los que amamos. Pero, ¿qué haremos cuando toque hacerlo? Dice San Pablo que es Dios quien obra en nosotros el querer y el actuar (Flp 2, 13). Sólo en la medida en que Cristo reine en nuestros corazones seremos capaces de hacer realidad nuestro amor hasta la entrega de la propia vida por el amado. La Pasión es enseñanza suprema a la que acercarnos con la ilusión de aprender lo que es el amor y de recibir las fuerzas para poder amar nosotros.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y terno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Miércoles, 16
Hoy concluye la Cuaresma y, al mismo tiempo, termina la primera parte de la Semana Santa, la Semana Mayor. Mañana, jueves, se da inicio al Triduo Pascual, núcleo de las celebraciones litúrgicas de la Iglesia dentro el año.
En este día se recuerda el episodio más oscuro de la vida de Judas Iscariote, el traidor, nada menos que uno de los Doce. Hoy, siguiendo las Sagradas Escrituras, la noche en la que el Iscariote se reúne con el Sanedrín, tribunal religioso judío, y pacta con sus miembros la manera de entregar a Jesús a cambio de 30 monedas.
El plan para matar a Jesús está en marcha. Por esta razón, muchos se refieren al Miércoles Santo como “el primer día de luto de la Iglesia”.
Ya sólo el nombre de Judas suscita entre los cristianos una reacción instintiva de reprobación y de condena.
(...) [Varios] pasajes muestran que la traición se estaba gestando: "Aquel que lo traicionaba", se dice de él durante la última Cena, después del anuncio de la traición (cf. Mt 26, 25) y luego en el momento en que Jesús fue arrestado (cf. Mt 26, 46. 48; Jn 18, 2. 5)... La traición en cuanto tal tuvo lugar en dos momentos: ante todo en su gestación, cuando Judas se pone de acuerdo con los enemigos de Jesús por treinta monedas de plata, y después en su ejecución con el beso que dio al Maestro en Getsemaní.
En cualquier caso, los evangelistas insisten en que le correspondía con pleno derecho el título de Apóstol: repetidamente se le llama "uno de los Doce" (Mt 26, 14. 47; Mc 14, 10. 20; Jn 6, 71) o "del número de los Doce" (Lc 22, 3). Más aún, en dos ocasiones Jesús, dirigiéndose a los Apóstoles y hablando precisamente de él, lo indica como "uno de vosotros" (Mt 26, 21; Mc 14, 18; Jn 6, 70; 13, 21).
Se trata, por tanto, de una figura perteneciente al grupo de los que Jesús había escogido como compañeros y colaboradores cercanos. Esto plantea dos preguntas al intentar explicar lo sucedido. La primera consiste en preguntarnos cómo es posible que Jesús escogiera a este hombre y confiara en él. Ante todo, aunque Judas era de hecho el ecónomo del grupo (cf. Jn 12, 6; 13, 29), en realidad también se le llama "ladrón" (Jn 12, 6). Es un misterio su elección, sobre todo teniendo en cuenta que Jesús pronuncia un juicio muy severo sobre él: "¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!" (Mt 26, 24).
Es todavía más profundo el misterio sobre su suerte eterna, sabiendo que Judas "acosado por el remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: ‘Pequé entregando sangre inocente’ (Mt 27, 3-4). Aunque luego se alejó para ahorcarse (cf. Mt 27, 5).
Una segunda pregunta atañe al motivo del comportamiento de Judas: ¿por qué traicionó a Jesús? (...) Algunos recurren al factor de la avidez por el dinero; otros dan una explicación de carácter mesiánico: Judas habría quedado decepcionado al ver que Jesús no incluía en su programa la liberación político-militar de su país.
ORACIÓN
Oh Dios, que, para liberarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
JUEVES, 17
> JUEVES SANTO <
Un día de gran significación religiosa para los cristianos de todo el mundo es el Jueves Santo. Y es que ese día, que abre el llamado Triduo Pascual (período que abarca desde el Jueves Santo al Domingo de Pascua), la liturgia católica conmemora la Pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo, y constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico.
De hecho, el Jueves Santo, según relatan los evangelios, daría comienzo con la Última Cena, el momento en el que Jesús se reunió con los doce apóstoles en Jerusalén para despedirse de ellos antes de su Pasión y muerte. Además, durante la cena, siempre según los textos sagrados, les anunció que uno de ellos lo negaría tres veces (Pedro) y que otro le traicionaría (Judas).
Según la tradición cristiana, fue entonces cuando Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía. Así, el Evangelio de San Mateo narra que durante la celebración Jesús tomó el pan, lo partió y se lo dio a sus discípulos mientras decía "tomad y comed, este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros". Después tomó un cáliz lleno de vino y lo ofreció sus discípulos con estas palabras: "Tomad y bebed todos de él, porque esta es mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía".
ANGUSTIA ANTE LA MUERTE
El Evangelio de San Juan relata asimismo otra ceremonia que tuvo lugar durante la Última Cena: el lavado de los pies. Según se narra en el texto, Jesús se levantó de la mesa, se quitó la ropa y llevando una toalla y un pequeño cuenco lleno de agua se dispuso a lavar los pies a sus discípulos como un acto simbólico para dejarlos libres de pecado. Finalmente, tras la cena, los evangelios cuentan que Jesús, acompañado de algunos de sus discípulos, se fue a orar a un lugar identificado por Mateo y Marcos como el huerto de Getsemaní y por Lucas como el Monte de los Olivos. Ese pasaje de los Evangelios narra la angustia que experimentó Jesús en los últimos instantes antes de ser prendido y llevado ante el Sanedrín.
Tras la oración en el huerto, se produjo el trágico, aunque esperado momento, del arresto de Jesús. Los evangelios dicen que un nutrido grupo de soldados del Sanedrín llegaron acompañados de Judas, que había recibido una bolsa con treinta monedas de plata como pago por su traición. Se había estableció que Judas besaría a Jesús en la mejilla para identificarlo y así poder detenerlo. Para defender a su maestro, Pedro, furioso, le cortó una oreja a uno de los soldados y Jesús, después de colocársela de nuevo en su sitio, pronunció la famosa frase "quien a hierro mata a hierro muere".
ORACIÓN
Oh Dios, que por la unción del Espíritu Santo constituiste a tu Hijo Mesías y Señor, y a nosotros miembros de su cuerpo, nos haces partícipes de su misma unción; ayúdanos a ser testigos fieles de la rendición que ofreces a todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Viernes, 18
SANTO
Ayuno y abstinencia
> Día de donación para los lugares de la Tierra Santa <
El Viernes Santo es una de las conmemoraciones más representativas y profundas del cristianismo, en la que se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret en el monte Calvario. Se celebra durante la Semana Santa como parte del Triduo Pascual. También se conoce como Viernes Grande y Viernes Negro.
El Viernes Santo es parte integrante de la Semana Santa y en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
En este día, los fieles de la iglesia católica guardan ayuno y abstinencia de carne como penitencia
En la Iglesia católica, ni este día ni el siguiente se celebra ningún sacramento, excepto el de la penitencia y la unción de enfermos. El Viernes Santo, por tanto, no se celebra la eucaristía. El principal acto litúrgico es la llamada "celebración de la Pasión del Señor", que tiene lugar después del mediodía, cerca de las 15:00, hora en la que tradicionalmente se ha situado la muerte de Jesús en la cruz. La celebración consta de tres partes: liturgia de la Palabra, adoración de la Cruz y sagrada comunión.
Es costumbre también que todas las limosnas recogidas en las iglesias católicas del mundo en este día se donen a la Custodia de Tierra Santa para el sostenimiento de los Santos Lugares.
ORACIÓN
Dirige tu mirada, Señor, sobre esta familia tuya por la que nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a los verdugos y padecer el tormento de la cruz. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Sábado, 19
Santo
¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo. Va a buscar a nuestro primer padre como si éste fuera la oveja perdida. Quiere visitar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Él, que es al mismo tiempo Dios e Hijo de Dios, va a librar de sus prisiones y de sus dolores a Adán y a Eva. El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al verlo, nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: «Mi Señor esté con todos.» Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: «Y con tu espíritu.» Y, tomándolo por la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.» Yo soy tu Dios, que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te digo que tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: “Salid”, y a los que se encuentran en las tinieblas: “iluminaos”, y a los que duermen: “Levantaos.” A ti te mando: Despierta, tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas cautivo en el abismo; levántate de entre los muertos, pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos; levántate, imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona. Por ti, yo, tu Dios, me he hecho tu hijo; por ti, yo, tu Señor, he revestido tu condición servil; por ti, yo, que estoy sobre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al abismo; por ti, me he hecho hombre, semejante a un inválido que tiene su cama entre los muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto, he sido entregado a los judíos en el huerto, y en el huerto he sido crucificado. Contempla los salivazos de mi cara, que he soportado para devolverte tu primer aliento de vida; contempla los golpes de mis mejillas, que he soportado para reformar, de acuerdo con mi imagen, tu imagen deformada; contempla los azotes en mis espaldas, que he aceptado para aliviarte el peso de los pecados, que habían sido cargados sobre tu espalda; contempla los clavos que me han sujetado fuertemente al madero, pues los he aceptado por ti, que maliciosamente extendiste una mano al árbol prohibido. Dormí en la cruz, y la lanza atravesó mi costado, por ti, que en el paraíso dormiste, y de tu costado diste origen a Eva. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te saca del sueño del abismo. Mi lanza eliminó aquella espada que te amenazaba en el paraíso. Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celeste. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era sino imagen del verdadero árbol; yo soy el verdadero árbol, yo, que soy la vida y que estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilara; ahora te concedo que el querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva. El trono de los querubines está a punto, los portadores atentos y preparados, el tálamo construido, los alimentos prestos; se han embellecido los eternos tabernáculos y moradas, han sido abiertos los tesoros de todos los bienes, y el reino de los cielos está preparado desde toda la eternidad.
ORACIÓN
Escucha Señor, la oración de tu pueblo y acepta sus ofrendas para que la nueva vida que nace de estos sacramentos pascuales sea, por tu gracia, prenda de vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
* * * COMIENZA LA OCTAVA DE LA PASCUA * * *
Domingo, 20
> Domingo de la Pascua de la Resurrección del Señor <
La Pascua es la festividad cristiana en la que se celebra la resurrección de Jesucristo. Después que Cristo murió en la cruz, colocaron su cuerpo en un sepulcro; allí permaneció separado de Su espíritu, hasta su resurrección, cuando su espíritu y su cuerpo volvieron a unirse. Los Santos de los últimos días afirman y testifican que Jesucristo resucitó y que vive un cuerpo glorificado y perfecto de carne y huesos.
Después de su resurrección, Jesús se apareció primero a María Magdalena y luego a los otros discípulos. Algunos no se convencieron de su resurrección creyendo que sus apariciones eran los de un espíritu incorpóreo. Jesús les aseguró: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo (Lucas, 24:39) El entonces comió pescado y miel en su presencia, disipando más la duda.
La Pascua es una celebración no solo de la resurrección de Cristo, sino también de la resurrección universal. Debido a la expiación de Jesucristo, todas las personas resucitarán. Sus cuerpos y sus espíritus se reunirán para nunca más separarse. Los Santos de los últimos Días conocen la verdad de la declaración de Pablo: “Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos; y llegó a ser primicias de los que durmieron… Porque así como Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22)
ORACIÓN
Señor Dios, que en este día has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte; concédenos, al celebrar la solemnidad de su resurrección, que todos, renovados por el Espíritu, vivamos en la esperanza de nuestra resurrección futura. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Confeccionado por Franja
y Állen-Perkins, el amigo fiel
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