Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Luz Para El Camino
Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente,
un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de
aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.En
determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo
reconoce.
Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le
dice:
- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú
no ves…
Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la
oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su
camino cuando me vean a mi…
- No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también
la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para
que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil…
Muchas veces
en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás…¿Cómo? A través
del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento…
¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los
demás!
Autor desconocido
Me ha parecido muy instructivo y os lo pongo para enseñaros el camino, como si yo fuese un ciego preocupado del bien ajeno.
Franja
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