Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
La Inmaculada de Murillo
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy
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Día litúrgico: 8 de Diciembre:
La
Inmaculada Concepción de la Virgen María
Texto del Evangelio (Lc 1,26-38):
En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa
de David; el nombre de la virgen era María.
Y entrando, le dijo: «Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y
discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María,
porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a
dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado
Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará
sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María
respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel
le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado
Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su
vejez, y éste es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque
ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del
Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.
«Y entrando, le dijo: ‘Alégrate,
llena de gracia,
el Señor está contigo’»
Rev. D. David COMPTE i Verdaguer
(Manlleu, Barcelona, España)
Hoy, el Evangelio toca un acorde
compuesto por tres notas. Tres notas no siempre bien afinadas en nuestra
sociedad: la del hacer, la de la amistad y la de la coherencia de vida. Hoy día
hacemos muchas cosas, pero, ¿tenemos un proyecto? Hoy, que navegamos en la
sociedad de la comunicación, ¿tiene cabida en nuestros corazones la soledad?
Hoy, en la era de la información, ¿nos permite ésta dar forma a nuestra
personalidad?
Un proyecto. María, una mujer
«desposada con un hombre llamado José, de la casa de David» (Lc 1,28). María
tiene un proyecto. Evidentemente, de proporciones humanas. Sin embargo, Dios
irrumpe en su vida para presentarle otro proyecto... de proporciones divinas.
También hoy, quiere entrar en nuestra vida y dar proporciones divinas a nuestro
quehacer humano.
Una presencia. «No temas, María»
(Lc 1,30). ¡No construyamos de cualquier manera! No fuera caso que la adicción
al “hacer” escondiera un vacío. El matrimonio, la vida de servicio, la profesión
no han de ser una huida hacia adelante. «Llena de gracia, el Señor está
contigo» (Lc 1,28). Presencia que acompaña y da sentido. Confianza en Dios, que
—de rebote— nos lleva a la confianza con los otros. Amistad con Dios que
renueva la amistad con los otros.
Formarnos. Hoy día, que recibimos
tantos estímulos con frecuencia contrapuestos, es necesario dar forma y unidad
a nuestra vida. María, dice san Luis María Grignion, «es el molde vivo de
Dios». Hay dos maneras de hacer una escultura, expone Grignion: una, más ardua,
a base de golpes de cincel. La otra, sirviéndose de un molde. Ésta segunda es
más sencilla. Pero el éxito está en que la materia sea maleable y que el molde
dibuje con perfección la imagen. María es el molde perfecto. ¿Acudimos a Ella
siendo nosotros materia maleable?
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