Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Santos del 1 al 7 de Junio 2020
* * * Novena Semana del Tiempo Ordinario * * *
Santoral de la semana
LUNES, 1
La Bienaventurada Virgen María
Ø Madre de la Iglesia ×
El Papa Francisco, para incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada año”.
Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos”.
El decreto comienza con estas palabras: «La gozosa veneración otorgada a la Virgen por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer (cf. Ga 4,4), la Virgen, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia».
ORACIÓN A MARÍA MADRE DE LA IGLESIA
María, tus hijos llenos de gozo, te proclamamos por siempre bienaventurada. Tú aceptaste gozosa la invitación del Padre para ser la Madre de su Hijo. Con ello nos invitas a descubrir la alegría del amor y la obediencia a Dios. Tú que acompañaste hasta la cruz a tu Hijo, danos fortaleza ante el dolor y grandeza de corazón para amar a quienes nos ofenden.
Tú al unirte a la oración de los discípulos, esperando el Espíritu Santo, te convertiste en modelo de la Iglesia orante y misionera.
Desde tu Asunción a los Cielos, proteges los pasos de quienes peregrinan, guíanos en la búsqueda de la justicia, la paz y la fraternidad. María gracias por tenerte como Madre. Amén.
MARTES, 2
Santos Marcelino y Pedro
Marcelino era sacerdote y Pedro exorcista, y ambos fueron mártires. El papa san Dámaso es quien nos ha dejado las noticias de su muerte que oyó de boca del mismo verdugo. Fueron condenados a muerte en Roma durante la persecución de Diocleciano, a comienzos del siglo IV, seguramente el año 304. Para su ejecución los llevaron a un bosque fuera de la ciudad, a fin de que se desconociera el lugar de su sepultura. Allí los obligaron a cavar con sus manos su propia fosa, en la que los enteraron después de haberlos decapitado. Pero una piadosa matrona romana, llamada Lucilia, consiguió localizar los restos de los mártires, los recogió y los sepultó en el cementerio llamado Ad duas lauros, en la Vía Labicana de Roma donde, después de la paz de Constantino, su madre, santa Elena, hizo construir una basílica.
ORACIÓN
Señor, tú has hecho del glorioso testimonio de tus mártires san Marcelino y san Pedro nuestra protección y defensa; concédenos la gracia de seguir sus ejemplos y de vernos continuamente sostenidos por su intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
MIÉRCOLES, 3
San Carlos Lwanga y compañeros
Ø Mártires laicos ugandeses ×
Entre los años 1885 y 1887, apenas iniciada la nueva evangelización de África negra, un centenar de cristianos de Uganda, católicos o anglicanos, fueron condenados a muerte por el rey Mwanga que se propuso acabar con todos los cristianos, entre otras razones porque se oponían a la esclavitud y a la venta de esclavos. Hoy se conmemora en particular al grupo formado por Carlos Lwanga y sus doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que pertenecían a la corte regia de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, y eran neófitos o fervorosos católicos; pues bien, porque, coherentemente con su fe en Cristo, no cedieron a los deseos impuros del monarca, murieron en la colina de Namugongo en Uganda, el 3 de junio de 1886, unos degollados y otros quemados vivos. Estos son sus nombres: Carlos Lwanga, Mbaya Tuzinde, Bruno Seronuma, Santiago Buzabaliao, Kizito, Ambrosio Kibuka, Mgagga, Gyavira, Aquiles Kiwanuka, Adolfo Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatolio Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, tú haces que la sangre de los mártires se convierta en semilla de nuevos cristianos; concédenos que el campo de tu Iglesia, fecundo por la sangre de san Carlos Luanga y de sus compañeros, produzca continuamente, para gloria tuya, abundante cosecha de cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
JUEVES, 4
Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
El jueves posterior a la solemnidad de Pentecostés, celebramos la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Aunque no figura en el calendario de la Iglesia universal, esta fiesta se ha ido extendiendo por muchos países y diócesis.
La fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, fue introducida en España en 1973. Posteriormente fue solicitada por numerosos Episcopados de todo el mundo.
Se celebra el jueves posterior a la solemnidad de Pentecostés. Tiene categoría de fiesta y cuenta con textos propios para la Misa y para el Oficio. En muchas diócesis se celebra también en este día la Jornada de santificación de los sacerdotes.
Como sabemos, el Nuevo Testamento no utiliza el término sacerdote para referirse a los ministros de la comunidad. Lo reserva para denominar a Cristo (cf. Hb 6-10) y al pueblo de Dios, todo él sacerdotal (cf. 1Pe 2,9).
En relación con Cristo, la carta a los Hebreos interpreta su sacrificio, en oposición a los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza, como el nuevo, único y definitivo sacerdocio: «Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec» (Hb 5,5-6). La misma carta añade: «Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos» (Hb 9,11).
Mediante el bautismo, todos hemos sido configurados con Cristo Profeta, Sacerdote y Rey. Nuestra vida es sacerdotal en la medida en que, unida a la suya, se convierte en una completa oblación al Padre.
ORACIÓN
Oh, Dios, que para gloria de tu nombre y salvación del género humano quisiste constituir a Cristo sumo y eterno sacerdote, te suplicamos que el pueblo, adquirido para ti con su sangre, consiga, por la participación en este memorial, la fuerza de su cruz y Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén
VIERNES, 5
* * * Primer viernes de mes * * *
San Bonifacio
Ø Obispo y mártir ×
Nació en Inglaterra el año 673. Primero profesó la Regla benedictina en el monasterio de Exeter, del que pasó al de Nursling, y se dedicó al estudio, la oración, la docencia y la predicación. Después se convirtió en uno de los mayores misioneros de la Edad Media. El año 719 marchó a Alemania a predicar la fe cristiana a los paganos de Hesse, Baviera, Westfalia, Turingia y Wurtemberg, lo que hizo con notable éxito. Como gesto simbólico hizo talar la encina de Geismar, sagrada para los paganos. Tres veces viajó a Roma para hablar con el Papa y, en el segundo viaje, fue consagrado obispo, con sede en Maguncia. El Papa lo autorizó a consagrar obispos por toda Germania y le confió la reforma de la Iglesia franca. Con ayuda de varios compañeros llegados de Inglaterra, fundó iglesias y monasterios, entre ellos el de Fulda, congregó diversos concilios y promulgó leyes. Contó con el apoyo de Carlos Martel e invistió del poder real a Pipino. Durante una expedición apostólica por Frisia, un grupo de paganos acabó con su vida y la de sus compañeros en Dokkum el 5 de junio del año 754.
ORACIÓN
Concédenos, Señor, la intercesión de tu mártir san Bonifacio, para que podamos defender con valentía y confirmar con nuestras obras la fe que él enseñó con su palabra y rubricó en el martirio con su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SÁBADO, 6
San Norberto- Obispo
Nació de familia noble hacia el año 1080 en Xanten (Alemania). Canónigo de la Catedral de Colonia, una vez convertido de su vida mundana, abrazó la vida religiosa y se ordenó de sacerdote el año 1115. Renunció entonces a sus beneficios eclesiásticos, repartió sus bienes a los pobres y se centró en la vida apostólica, en la que se distinguió sobre todo por su actividad como predicador en Francia y Alemania. Con un grupo de compañeros fundó el año 1120 en Prémontré, cerca de Laon, la Orden de los Canónigos Regulares Premonstratense, para clérigos que llevaran a la vez la vida en común y la actividad apostólica. El año 1126 fue consagrado arzobispo de Magdeburgo, y se dedicó a renovar la vida cristiana y a evangelizar a los paganos de las regiones vecinas. Murió en su sede episcopal el 6 de junio de 1134.
ORACIÓN
Señor, tú hiciste del obispo san Norberto un pastor admirable de tu Iglesia por su espíritu de oración y su celo apostólico; te rogamos que, por su intercesión, tu pueblo encuentre siempre pastores ejemplares que lo conduzcan a la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DOMINGO, 7
Solemnidad de la Santísima Trinidad
Celebramos este Domingo la festividad de la Santísima Trinidad, es decir el misterio insondable de Dios.
Es la realidad que creemos como cristianos, nos basta saber que aglutina las relaciones de esa divina familia en tres personas distintas, que forman una única naturaleza que es Dios.
El amor de Dios, se proyecta en nosotros: “Tanto amo Dios al mundo, que entrego a su único Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en él.
En este Evangelio, “mundo” significa los hombres que no siguen los preceptos de Dios que son hostiles y que quieren vivir en tinieblas y que no aman a Dios ni a sus semejantes.
Para poder entrar en el ámbito de la salvación, es necesario ser humilde en formas y en fondo, en definitiva, convertirse en mendigo y esperar a la orilla del camino; en la confianza absoluta en un Dios bueno y liberador que nunca nos dejará en la estacada.
Por obra del Espíritu Santo es la Encarnación del Verbo divino en las entrañas benditas de la Virgen María. Y en la Encarnación es donde se inicia la plenitud de la salvación, la renovación total de la humanidad. Por obra del Espíritu Santo.
Por obra del Espíritu Santo volvemos a nacer los hombres, esta vez como hijos de Dios, «nacidos del agua y el Espíritu» (Jn 3,5). La santificación de los hombres realizada por Cristo, en la comunicación del Espíritu Santo, no va a ser solamente un nuevo camino moral al que se invita a un hombre que es meramente hombre. Es mucho más que eso. La santificación instaurada por la fe en Cristo consiste primariamente en una elevación ontológica:
Los cristianos somos realmente «hombres nuevos», «nuevas criaturas» (Ef 2,15; 2 Cor 5,17), «hombres celestiales» (1 Cor 15,45-46), «nacidos de Dios», «nacidos de lo alto», «nacidos del Espíritu» (Jn 1,13; 3,3-8). Es el nacimiento lo que da la naturaleza. Y nosotros, que nacimos una vez de otros hombres, y de ellos recibimos la naturaleza humana, después en Cristo y en la Iglesia, por el agua y el Espíritu, nacimos una segunda vez del Padre divino, y de él recibimos una participación en la naturaleza divina (1 Pe 1,4). La santificación obrada por la gracia de Cristo no produce, pues, en el hombre un cambio accidental (como el hombre que por un golpe de fortuna se enriquece, pero sigue siendo el mismo), no es algo que afecte sólo al obrar (el bebedor que se hace sobrio), sino que es ante todo, por obra del Espíritu Santo, una transformación ontológica, que afecta al mismo ser del hombre, a su naturaleza.El hombre viejo, el de la primera Creación, el del primer Adán, fue creado al comienzo del mundo: «formó Yavé Dios al hombre del polvo de la tierra, y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue el hombre ser animado» (Gén 2,7); es el terrenal, el que fracasó por el pecado. Y el hombre nuevo, el de la segunda Creación, el que viene del segundo Adán, es en la plenitud de los tiempos, por obra del Espíritu Santo hombre espiritual, gracias a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que repite aquella escena primera del Génesis: «Sopló sobre ellos y les dijo: «recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22).
Si Cristo en su obra de salvación no hubiera llegado a la comunicación del Espíritu Santo en Pentecostés, de nada nos hubiera servido su Encarnación, su predicación del Evangelio, su muerte en la Cruz, su Resurrección y Ascensión al cielo. Seguiríamos siendo hombres terrenales, adámicos, pecadores. Es la comunicación del Espíritu Santo que Cristo hace desde el Padre lo que nos hace nacer de nuevo como hijos de Dios, como nuevas criaturas.
Dios «nos ha salvado en la fuente de la regeneración, renovándonos por el Espíritu Santo,
ORACIÓN
Que el Espíritu Santo
ore en nuestros corazones a nuestro Dios de vida y amor.
Oh Dios nuestro, uno
y trino: Tú quisiste ser una comunión de tres personas de forma que pudieras
compartir vuestro único amor; tú te hiciste uno de nosotros en Jesús, tu
Hijo, y así podernos atraer hacia ese
amor.
Danos la gracia de
responder a tu bondad por medio del Espíritu derramado en nuestros corazones.
Cólmanos de alegría y de admiración por ti, e inspíranos a amar a nuestros
hermanos y hermanas, a compartir con ellos y a ser uno con ellos, porque tú nos
has amado primero en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Confeccionado por Franja y Allen-Perkins