Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
La novena es una devoción de oración privada o pública de nueve días
para obtener alguna gracia o intención especial.
Hay novenas dedicadas a Nuestro Señor, al Espíritu Santo, como también a la
Virgen María o a los santos. La sucesión de nueve se refiere por lo general a
días consecutivos (Ej.: nueve días previos a una fiesta). Pueden ser nueve días
específicos de la semana o del mes (Ej.: nueve primeros viernes).
Algunas
novenas tienen una larga tradición asociada con la devoción a un santo o a una
promesa recibida en revelación privada.
Aunque las novenas no son parte de la liturgia, muchas tienen recomendación eclesiástica. Las
novenas nos ayudan en nuestra oración cuando están adecuadamente valoradas en el
contexto de una sólida doctrina.
Al pedir la intercesión de un santo debemos desear imitar sus virtudes
aprendiendo de su vida a ser mejores cristianos. La novena no debe reducirse a
una superstición o a solo buscar un deseo personal sin abrir el corazón a Dios y
someterse a su voluntad. Una novena bien hecha es un medio para intensificar la
intercesión.
Mientras las octavas tienen un carácter festivo, las novenas generalmente se
hacen para lograr una intención o para orar por los difuntos.
Aunque las novenas son muy antiguas, no fue hasta el siglo XVII que la
Iglesia formalmente concedió la primera indulgencia a una novena en honor a San
Francisco Javier, otorgada por el Papa Alejandro VII.
ORÍGENES
La costumbre de orar la novena no está en la Biblia, pero Jesucristo si nos
enseñó a orar con insistencia y pidió a los Apóstoles que se prepararan en
oración para la venida del Espíritu Santo. De aquí se inspira la novena de
Pentecostés.
Los judíos no tenían celebraciones religiosas de nueve días ni novenarios de
difuntos. Para ellos, el número siete era el más sagrado. Pero la novena hora en
la Sinagoga era una de las horas especiales de oración, como lo ha sido la hora
nona en la Iglesia desde el principio. Es una de las horas de oración en la
Liturgia de las Horas.
Los romanos y griegos tenían novenas. Una de ellas, descrita en Livy (I,
xxxi), se trata de una fiesta pagana para apaciguar a los dioses. También hacían
nueve días de duelo por los difuntos. Aunque los primeros cristianos siguieron
la costumbre en cuanto al número de días, el contenido era completamente nuevo
pues se trataba de oraciones Cristianas.
PADRES DE LA IGLESIA
San Agustín, escribiendo sobre las novenas, advierte a los
cristianos el peligro de imitar las costumbres paganas. El peligro no está en la
novena sino en como se entiende esa oración. El reto cristiano es purificar la
cultura, fundamentando todas las costumbres en Cristo.
Según algunos Padres de la Iglesia y los monjes de la Edad Media, el nueve
denota imperfección y se refiere a los hombres. El diez es el más alto y
perfecto y por eso se refiere a Dios.
La novena simboliza la imperfección humana que busca a Dios.
Según San Jerónimo, el Padre de la Iglesia que tradujo la Biblia al Latín,
“El número nueve en la Santa Biblia indica sufrimiento y dolor”.
EDAD MEDIA
Se decía que Cristo murió en la novena hora y que por la Santa Misa, en el
noveno día, el difunto sería elevado a los nueve coros de ángeles en el cielo.
España y Francia introdujeron la “novena de preparación” para la Navidad,
para recordar los nueve meses de embarazo de la Virgen.
En España el Concilio de
Toledo en el año 656 transfirió la fiesta de la Anunciación al 18 de Diciembre
(dentro de la novena). Por eso la novena tomó un sentido de anticipación y
preparación a una fiesta.
Los mejores modelos de preparación son Jesús y María,
preparándose para el nacimiento. Nosotros nos preparamos en este mundo para la
vida eterna.
De la novena de preparación, surgió la costumbre (Francia y Bélgica) de hacer
novenas a la Virgen y a los santos por diversas intenciones.
EFICACIA DE LAS NOVENAS
Las novenas requieren humildad, confianza y perseverancia, tres importantes
cualidades de la oración eficaz. Innumerables santos rezaban novenas con gran
devoción y a través de los siglos muchos milagros se han logrado con la oración
de novenas.
Un ejemplo del origen milagroso de algunas es la novena en honor a San
Francisco Javier de que hablamos al principio. Es conocida como la “novena de
gracia”. Comenzó en 1633 cuando el Padre Mastrilli, S.J., estaba mortalmente
herido por causa de un accidente. San Francisco Javier, a quien tenía gran
devoción, se le apareció y le exhortó a dedicarse a las misiones de las Indias.
El Padre Mastrilli hizo un voto ante su provincial de que iría a las Indias si
Dios le salvaba la vida. En otra aparición (3 de enero, 1634) San Francisco
Javier le pidió que renovase la promesa, le anticipó su martirio y le restauró
la salud tan plenamente que esa misma noche el padre pudo escribir los hechos y
a la mañana siguiente celebró la Misa en el altar del santo y volvió a su vida
comunitaria. Pronto se fue a las misiones del Japón donde fue martirizado el 17
de octubre, de 1637. El milagro se propagó por toda Italia e inspiró confianza
en la intercesión de San Francisco Javier. Los fieles pedían su ayuda en la
novena llamada “novena de gracia”.
Jesucristo mismo, en la revelación a Santa Margarita Alacoque recomendó la celebración de nueve
primeros viernes de mes consecutivos.
Promesa de Jesucristo a Santa Margarita María Alacoque
Yo les prometo, en el exceso de la infinita
misericordia de mi Corazón,
que mi amor
todopoderoso le concederá a todos aquellos
que
comulguen nueve primeros viernes de mes
seguidos, la
gracia de la penitencia final; no
morirán, en mi desgracia ni sin recibir
los
sacramentos; Mi divino Corazón será su refugio
seguro en este último
momento.
Fuente: Corazones.org y MaríaMadreCelestial.blog
http://caminandoconjesusdelamano.com/
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