jueves, 25 de octubre de 2018

Santos Del 29 de Octubre al 4 de Noviembre de 2019

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

Santos Del 29 de Octubre al 4 de Noviembre de 2019
Semana XXX del Tiempo Ordinario
Santos de la semana

LUNES 29


San Cayetano Errico
Fundador de los Misioneros de los Sagrados Corazones
Nació el año 1791 en Secondigliano (Nápoles). Recibió una buena educación cristiana y en 1808 ingresó en el seminario de Nápoles, donde se ordenó de sacerdote en 1815. Se le confió la tarea de maestro comunal y se dedicó con amor al servicio parroquial. Desarrolló su actividad apostólica en cuatro direcciones: anuncio de la Palabra, ministerio de la reconciliación, asistencia material y espiritual de los enfermos, servicio de la caridad: cuatro maneras distintas para decir a los hombres que Dios es Padre y los ama. Para promover los retiros espirituales y la contemplación de la Eucaristía fundó su Congregación, y sus religiosos se empeñaron en la actividad misionera, la predicación al pueblo, los ejercicios espirituales a religiosas, la dirección espiritual y, especialmente, la administración del sacramento de la reconciliación. Murió en Secondigliano el 29 de octubre de 1860. Lo canonizó Benedicto XVI el año 2008.

ORACIÓN
Dios nuestro, que llamaste a san Cayetano Errico para que buscara tu Reino en este mundo por la práctica de la caridad perfecta, concédenos que, fortalecidos por su intercesión, avancemos por el camino del amor con espíritu gozoso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MARTES, 30


San Claudio, Lupercio y Victorico
Los tres santos fueron hermanos, hijos de san Marcelo. Igual que su padre, no temieron dar la cara por Cristo ante los jueces. También al igual que él fueron degollados por proclamar el Evangelio
El 29 de octubre la Iglesia celebra la memoria de san Marcelo, de quien dijimos que estuvo casado con Nona y tuvo doce hijos. Recordábamos la historia de Marcelo asegurando que «a san Marcelo no se le recuerda por ser un solícito padre de familia sino por su lealtad a Cristo». Ciertamente ha tenido más peso para la historia su degradación militar en lealtad a Cristo que las tareas que realizó como padre. A pesar de lo cual, y teniendo en cuenta a los santos que se celebran hoy, se entiende que san Marcelo no solo se preocupó por su lealtad a Cristo, sino que también enseñó a sus hijos a seguir de cerca a Dios: porque el 30 de octubre, se celebra a san Claudio, san Lupercio y san Victorico, hijos de san Marcelo. De ellos se sabe que también fueron juzgados, en esta ocasión por Diogeniano. Algunos apuntan que Diogeniano fue sucesor de Fortunato, que fue quien envió a san Marcelo, padre de los tres mártires, para que fuera juzgado y condenado a muerte por proclamarse cristiano.
Diogeniano mandó llamar a los tres hermanos por profesar la fe de Cristo y difundirla entre sus contemporáneos. El juez les preguntó cómo osaban resistirse al Imperio Romano cuando sus fieles son multitud. Los tres hermanos santos respondieron: «como tú no tienes noticia de otra mayor multitud de ángeles que contradicen la infidelidad e idolatría de los romanos, te parece que solos nosotros tres somos los que contradecimos».
Claudio, Lupercio y Victorico aseguraron también tener puesta su confianza en «Jesucristo, Nuestro Señor». Diogeniano no entendía ni una de las palabras que salían de la boca de los santos y se burlaba de ellos diciendo: «Paréceme que la victoria de vosotros los cristianos estriba y se funda en sufrir tormentos. Mas aunque éste es muy ruin triunfo, lo llevaréis de mí para que no sirváis de ejemplo a otros con vuestras falsedades».
A pesar del alegato de Diogeniano asegurando que no les haría sufrir tormentos para que no fueran ejemplo de otros, no pudo aguantar más sus palabras y terminó condenándolos a morir decapitados, como su padre. La sentencia se cumplió al momento. Sus cuerpos permanecen para siempre en el monasterio de San Claudio de León, sus almas gozan ya en el Cielo, también para siempre, de la presencia real de Dios.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, que diste a los santos mártires Claudio, Lupercio y Victorico, hermanos,  la gracia de entregar su vida por amor a tu Palabra y por el testimonio de Jesús; te pedimos que, por la fuerza del Espíritu Santo, nos enseñes a permanecer fieles en la fe y fuertes en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen

MIÉRCOLES, 31


San Alonso Rodríguez
Nació en Segovia (España) el año 1533; su padre se dedicaba al comercio de paños. Empezó estudios en Alcalá, pero, al fallecer su padre, tuvo que hacerse cargo del negocio familiar. Contrajo matrimonio en 1557 y tuvo dos hijos. Pronto fue perdiendo toda la familia a la vez que los negocios le iban mal. Hombre de fe, se planteó ante el Señor su situación y decidió entrar en la Compañía de Jesús como hermano coadjutor. Lo rechazó la provincia de Castilla, pero lo admitió la de Aragón y en 1571 empezó el noviciado. Lo destinaron al colegio de Monte Sión en Palma de Mallorca, donde pasó el resto de su vida. Trabó una gran amistad con san Pedro Claver. Su ocupación principal fue la de portero, lo que le dio ocasión de relacionarse con muchas personas a las que dejaba edificadas. Trataba a cada uno como si fuera el mismo Jesús en persona. Era hombre de profunda vida espiritual y los superiores le mandaron escribir sus experiencias. Murió con fama de santo el 31 de octubre de 1617.

ORACIÓN
Dios nuestro, que llamaste a san Alonso Rodríguez para que buscara tu Reino en este mundo por la práctica de la caridad perfecta, concédenos que, fortalecidos por su intercesión, avancemos por el camino del amor con espíritu gozoso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

* * *   MES  DE  NOVIEMBRE   * * *
Mes dedicado a los fieles difuntos

JUEVES, 1


TODOS LOS SANTOS.
    Todos estamos llamados a la santidad cristiana. Esta es la plenitud de la vida cristiana y la perfección de la caridad, y se realiza en la unión íntima con Cristo, y en Él, con la santísima Trinidad. El camino de santificación del cristiano, que pasa por la cruz, tendrá su cumplimento en la resurrección final de los justos, cuando Dios sea todo en todos, los santos, habiendo alcanzado la salvación eterna, cantan la perfecta alabanza de Dios en el cielo e interceden por nosotros. Al celebrar la fiesta de los santos, la Iglesia proclama el misterio pascual cumplido en ellos, propone a los fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos al Padre, y por los méritos de éstos implora los beneficios divinos (cf. SC 104) 
    La Iglesia celebra esta solemnidad en honor de todos los santos, o sea, de todos los fieles que murieron en Cristo y con Él han sido ya glorificados en el cielo. Esta fiesta nos recuerda, pues, los méritos de todos los cristianos, de cualquier lengua, raza, condición y nación, que están ya en la casa del Padre, aunque no hayan sido canonizados ni beatificados; nos invita a pedirles su ayuda e intercesión ante el Señor; y nos estimula a seguir su ejemplo, múltiple y variado, en nuestra vida cristiana.

 ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

VIERNES, 2 
* * *   Primer viernes de mes   * * *
  

Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
La Iglesia, después de celebrar ayer la fiesta de todos sus hijos bienaventurados ya en el cielo, se interesa hoy ante el Señor en favor de las almas de todos cuantos nos precedieron en el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, para que, purificados de toda mancha de pecado, puedan gozar de la felicidad eterna. Celebramos, pues, la victoria de Cristo, y de nosotros con Él, sobre la muerte. Y hacemos memoria de cuantos, habiendo compartido ya la muerte de Jesucristo, están llamados a compartir también con Él la gloria de la resurrección. El primer prefacio de difuntos nos enseña que «en Cristo brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad; porque la vida de los que creemos en el Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo». Mientras nosotros pedimos por los difuntos, ellos interceden por nosotros.

ORACIÓN
Escucha, Señor, nuestras súplicas para que, al confesar la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, se afiance también nuestra esperanza de que todos tus hijos resucitaran. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SÁBADO, 3


San Martín de Porres
Nació en Lima (Perú) el año 1579, de un funcionario real español, Juan de Porres, y de una joven de origen africano, Ana Velázquez, que no se casaron: Martín era mulato e hijo ilegítimo, lo que le causó muchas dificultades. Fue educado cristianamente por su madre y aprendió de joven el oficio de barbero-cirujano. En 1603 fue admitido en la Orden de los dominicos como hermano converso, después de vivir ocho años en el convento como donado. Desde el principio se le confió el oficio de enfermero que ejerció, con gran competencia y mayor caridad, en favor de los frailes y de los numerosos pobres que acudían al convento; además instituyó varias obras caritativas. Supo conjugar la incesante actividad asistencial con el recogimiento de un contemplativo. Llevó una vida de mortificación y de humildad, y tuvo una gran devoción a la Eucaristía. Murió en Lima el 3 de noviembre de 1639.

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has querido conducir a san Martín de Porres por el camino de la humildad a la gloria del cielo, concédenos la gracia de seguir sus ejemplos, para que merezcamos ser coronados con él en la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

DOMINGO 4

XXXI del Tiempo Ordinario


San Carlos Borromeo
Nació en Arona (Lombardía, Italia) el año 1538, en el seno de una familia noble y piadosa. Abrazó la vida eclesiástica de jovencito y, terminados los estudios en Pavía, su tío materno, el papa Pío IV, lo llamó a Roma y lo creó cardenal, haciéndolo Secretario de Estado. En la medida que le fue posible impulsó la culminación del Concilio de Trento y la puesta en práctica de sus decretos. Elegido arzobispo de Milán en 1565, fue un verdadero pastor de almas. Realizó una gran obra legislativa, organizativa, pastoral, litúrgica y devocional. Recorrió muchas veces la diócesis entera, convocó sínodos, decretó muchas disposiciones orientadas a la formación del clero y a la reforma de costumbres, para actuar así las ordenaciones pastorales del Concilio de Trento. Fundó seminarios y edificó hospitales y hospicios. Utilizó las riquezas de su familia en favor de los pobres. Murió en Milán el 3 de noviembre de 1584.

ORACIÓN
Conserva, Señor, en tu pueblo el espíritu que infundiste en san Carlos Borromeo, para que tu Iglesia se renueve sin cesar y, transformada en imagen de Cristo, pueda presentar ante el mundo el verdadero rostro de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Confeccionado por Franja y Allen-Perkins




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