Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
SANTOS DEL 24 AL 30 DE DICIEMBRE 2018
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* Comienza el Tiempo de Navidad * * *
Santoral
de la semana
LUNES, 24
Día de la Nochebuena
«Hoy sabréis que viene el Señor, y mañana
contemplaréis su gloria». Escuchemos, hermanos, la calenda o pregón de Navidad,
que nos trae la buena noticia, la gran alegría para todo el mundo:
«Transcurridos innumerables siglos desde la creación del mundo, cuando en el
principio creó Dios el cielo y la tierra y formó al hombre a su imagen.
Transcurridos veintiún siglos desde la emigración de Abrahán, nuestro padre en
la fe, de la ciudad de Ur en la Caldea. Trece siglos después de la partida de
Israel de la tierra de Egipto, bajo la guía de Moisés. Transcurridos alrededor
de mil años desde que David fuera ungido como rey. En la semana sesenta y cinco
de la profecía de Daniel. En la Olimpíada ciento noventa y cuatro. En el año
752 de la fundación de Roma. En el año 42 del imperio del César Octavio
Augusto, estando todo el orbe en paz, Jesucristo, Dios eterno e Hijo del eterno
Padre, queriendo consagrar al mundo con su venida, concebido del Espíritu Santo
y transcurridos nueve meses desde su concepción, nace en Belén de Judá, hecho hombre, de la Virgen María. Es la
Natividad de nuestro Señor Jesucristo según la carne.
ORACIÓN
Apresúrate, Señor Jesús, y no
tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que esperan todo de tu
amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
MARTES, 25
Solemnidad de la Natividad del Señor
«A Cristo,
que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle».
El Evangelio según san Lucas nos cuenta así lo sucedido: «En aquellos días
salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo
entero, y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que
era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea
a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María,
que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio
a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre,
porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que
pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del
Señor se les presentó y les dijo: "No temáis, os traigo la buena noticia,
la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido
un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño
envuelto en pañales y acostado en un pesebre". De pronto apareció una
legión del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: "Gloria a Dios
en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama". Cuando los
ángeles los dejaron, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a
María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que
les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que
decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su
corazón».
ORACIÓN
A los que celebramos con alegría
cristiana el nacimiento de tu Hijo, concédenos, Señor, penetrar con fe profunda
en este misterio y amarlo cada vez con amor más entrañable. Te lo pedimos,
Padre, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San Esteban
► Protomártir
o primer mártir cristiano ◄
Fue uno de
los siete diáconos elegidos por los Apóstoles, poco después de la Ascensión,
para el servicio de la comunidad de Jerusalén. Lleno de gracia y poder,
realizaba en medio del pueblo grandes prodigios y signos. Se levantaron unos de
la sinagoga llamada de los Libertos y se pusieron a discutir con Esteban; pero
no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Amotinaron al
pueblo, le prendieron y le condujeron al Sanedrín. Él les dirigió un discurso
en el que defendió a la Iglesia, y concluyó diciendo: «Veo el cielo abierto y
al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios». Entonces, gritando
fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le
echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Mientras le apedreaban,
Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». Después dobló
las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este
pecado». Y diciendo esto expiró.
ORACIÓN
Concédenos, Señor, la gracia de
imitar a tu mártir san Esteban y de amar a nuestros enemigos, ya que celebramos
la muerte de quien supo orar por sus perseguidores. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
San Juan,
Apóstol y Evangelista
Nació en
Betsaida, junto al lago de Tiberíades. Fue primero discípulo de Juan Bautista,
quien orientó a él y a Andrés hacia Jesús. Era hijo de Zebedeo y hermano del
apóstol Santiago el Mayor. Pasando junto al lago de Galilea, Jesús vio a los
dos hermanos, que estaban repasando las redes, y los llamó a su seguimiento.
Fue el discípulo predilecto de Jesús y, junto con su hermano y con Pedro, uno
de los tres apóstoles más cercanos a Jesús, que le acompañaron en la
transfiguración y en la agonía de Getsemaní. Durante la última Cena, reclinó su
cabeza sobre el pecho del Señor. Estando con María al pie de la cruz, oyó que
Jesús les decía: «Ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu madre». Según la
tradición vivió mucho tiempo en Éfeso. Escribió el cuarto Evangelio, el
Apocalipsis y tres cartas. Siendo ya mayor, fue deportado a Patmos, y murió de
edad avanzada a finales del siglo I.
ORACIÓN
Dios y Señor nuestro, que nos has
revelado por medio del apóstol san Juan el misterio de tu Palabra hecha carne,
concédenos, te rogamos, llegar a comprender y a amar de corazón lo que tu apóstol
nos dio a conocer. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Los Santos Inocentes, mártires.
Son los niños a quienes asesinó el rey Herodes
persiguiendo al Niño Jesús. El hecho nos lo refiere san Mateo. Nacido Jesús en
Belén, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde
está el Rey de los judíos que ha nacido?». El rey Herodes se sobresaltó, llamó
aparte a los magos y averiguó el tiempo de la aparición de la estrella que los
guiaba. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad, y cuando
encontréis al niño, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle». Ellos llegaron
a Belén, entraron en la casa, vieron al niño y, postrándose, le adoraron. Y,
avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por
otro camino. Después el Ángel del Señor se apareció a José y le dijo que huyera
a Egipto. El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a
Egipto. Herodes, al ver que había sido burlado, se enfureció y envió a matar a
todos los niños de Belén y de su comarca, de dos años para abajo, según el
tiempo que había precisado por los magos.
ORACIÓN
Los mártires Inocentes proclaman tu gloria en este
día, Señor, no de palabra, sino con su muerte; concédenos, por su intercesión,
testimoniar con nuestra vida la fe que confesamos de palabra. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Santo Tomás
Becket
► Obispo y mártir ◄
Nació
en Londres el año 1118. Estudió en París y se hizo clérigo del arzobispo de
Canterbury. Completó sus estudios en Roma y Bolonia, y luego en Auxerre. A la
edad de 36 años fue elevado a la dignidad de canciller del reino por Enrique
II. Gozó de los favores del rey por siete años y compartió muchos de sus afanes
terrenos. El año 1162, nombrado por influencia del rey sucesor del arzobispo,
recibió la ordenación sacerdotal y episcopal. Desde aquel momento cambió su
vida, haciéndose más austera y apartándose de los usos de la corte. Pronto la
amistad del rey se convirtió en odio. Tuvo que elegir entre la fidelidad a
Enrique II y su responsabilidad como pastor, y optó por lo segundo y además
tomó la defensa de los derechos de la Iglesia contra las pretensiones regias.
Tomás tuvo que refugiarse en Francia y, vuelto a su sede, fue asesinado por los
esbirros del rey el 29 de diciembre de 1170.
ORACIÓN
Señor, tú que has dado a santo Tomás
Becket grandeza de alma para entregar su vida en pro de la justicia,
concédenos, por su intercesión, sacrificar por Cristo nuestra vida terrena para
recuperarla de nuevo en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
La Sagrada
Familia: Jesús, María y José
Se celebra
el Domingo que cae dentro de la octava de Navidad o, en su defecto, el 30 de
diciembre. Fiesta en
que celebramos el núcleo familiar en el que «Jesús crecía en sabiduría, edad y
gracia ante Dios y antes los hombres». Su finalidad es promover y afianzar el
desarrollo de la familia desde sus raíces humanas y cristianas con el ejemplo e
intercesión de la Familia de Nazaret. «Nazaret -decía Pablo VI- es la escuela
donde se comienza a entender la vida de Jesús: la escuela del Evangelio... Una
lección de silencio ante
todo... Una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe lo que es
la familia, su comunión de amor, su austera y sencilla belleza, su carácter
sagrado e inviolable... Una lección de trabajo. ¡Nazaret, oh casa
del "Hijo del Carpintero"!». El Catecismo comenta:
En nuestros días las familias creyentes tienen una importancia primordial en
cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Vaticano II llama a la
familia "Iglesia doméstica". En el seno de la familia, los padres han
de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y su
ejemplo. El hogar es la primera escuela de vida cristiana y "escuela del
más rico humanismo". Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo,
el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto
divino por medio de la oración y la ofrenda de su vida.
ORACIÓN
Dios, Padre nuestro, que has
propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu
pueblo, concédenos, te rogamos, que, imitando sus virtudes domésticas y su
unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Confeccionado por Franja y Allen-Perkins
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