Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Sexualidad
y Bioética
La
historia del Dr. Anthony Levatino,
un
médico abortista que da testimonio por la vida
Ni la
madre y menos aun su hijo eran para él personas con dignidad y derechos.
Deshumanizar a la victima. Por ahí se empieza.
Autor:
Life site news | Fuente: Life site news
En
este sentido, uno de los elementos de convicción arrimados al Congreso en la
etapa de discusión de la ley ha sido la exposición del médico Anthony Levatino,
quien fue un abortista que luego de realizar 1200 abortos se arrepintió y dio
un contundente testimonio en favor de la vida.
Al
respecto, muchos recordarán el famoso caso del medico abortista Bernard
Nathanson que en los años 70 conmovió a los Estados Unidos con su desgarrador
testimonio en el cual confesaba - arrepentido - haber realizado mas de 60.000
abortos y que en el año 84 dirigió un documental llamado "el grito
silencioso" en el cual mostraba - en crudo - cómo era el procedimiento que
se utilizaba para realizar un aborto. Un día, mientras se peinaba frente al
espejo, se asusto de la imagen que este le devolvió. Se vio asimismo como un
animal. Nunca mas hizo un aborto.
Un
caso similar al anterior se produjo cuando Anthony Levatino contó su testimonio
ante los miembros del Subcomité de Justicia civil y constitucional del
Congreso. Levatino se recibió de médico en Albany Medical College, Nueva York
en 1976 y terminó la residencia en 1980. Mientras hacía su práctica residencial
y durante sus primeros cinco años de practica privada realizó abortos tanto en
el primer como en el segundo cuatrimestre de embarazo. Desde 1981 hasta febrero
de 1985 llevó a cabo alrededor de 1200 abortos.
Aproximadamente, 100 de ellos
fueron en el segundo semestre y algunos luego de la semana 24 - sexto mes -de
embarazo.
"No
me detenía a pensar que mi paciente había sentido las patadas del bebe por los
últimos dos meses. La tenia ahí, dormida, en la sala de operaciones y debía
actuar", dijo. Así de simple, como si fuera una maquina. La rutina y la
mecánica nublaron su capacidad de reflexionar y de humanizar la situación. Ni
la madre y menos aun su hijo eran para él personas con dignidad y derechos.
Deshumanizar a la victima. Por ahí se empieza. Así se explican los 1200.
Comentó
también en que consistía cada etapa del procedimiento según el desarrollo del
bebe. Cada herramienta tenia una función especifica. La que no arrancaba o
despedazaba, trituraba o succionaba. Si el embarazo estaba muy avanzado se
sacaba al bebe - con vida - a través de una cesárea y una vez fuera del vientre
se lo mataba. "De ningún modo debe vivir", parecía ser el lema.
Pero
lo que lo llevó al arrepentimiento no fue la evidencia empírica de semejante
carnicería sino la muerte de su hija en un accidente de tránsito. La tragedia
personal hizo que tuviera que replantearse todo, incluso, su propia existencia.
Buscar un sentido, un motivo para poder seguir adelante.
Su arrepentimiento
podía ser como el de Nathanson que terminó defendiendo la vida en todos los
foros internacionales y murió a los 84 años rodeado de afecto, o bien, terminar
como Kevin Carter, aquel brillante fotógrafo que en 1994 ganó el premio
Pulitzer por fotografiar a un niño sudanés famélico con un buitre detrás
esperando su final, y que al recibir el premio le preguntaron: "¿que
hiciste después de sacar la foto?" a lo que respondió: "espante el
ave, ¿y el chico? Lo deje ahí.
El objetivo de la operación era simplemente
hacer la mejor foto posible, la que tuviera mayor impacto", respondió
profesionalmente.
Miles de veces tuvo que responder a la misma pregunta.
Atormentado y hundido en una profunda depresión, el joven de 33 años se
suicidó. Levatino se arrepintió bien.
¿No crees que este artículo tenían que leerlo los gobernantes de las naciones, para que no busquen solo hacerse la foto?
Franja.
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