Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
La ranita que no sabía que estaba cocinándose
Imagínate una cacerola llena de agua fría en la
cual nada tranquilamente una pequeña ranita.
Un pequeño fuego se enciende bajo la cacerola, y
el agua se calienta lentamente.
El agua despacio... despacio... se va poniendo
tibia, y la ranita encuentra esto más bien agradable, y continúa nadando.
La temperatura del agua sigue subiendo...
Ahora el agua está caliente, más de lo que la
ranita pueda gozar, se siente un poco cansada pero no obstante eso, no se
asusta.
Ahora el agua está verdaderamente caliente y la
ranita comienza a encontrar esto desagradable, pero está muy debilitada; entonces
soporta y no hace nada.
La temperatura continúa subiendo, hasta cuando
la ranita termina simplemente... cocinándose y muriendo.
Si la misma ranita hubiera estado metida
directamente en el agua a 50 grados, con un golpe de sus patas inmediatamente
habría saltado fuera de la cacerola.
Esto demuestra que, cuando un cambio viene de un
modo suficientemente lento escapa a la conciencia, y no provoca en la mayor
parte de los casos ninguna reacción, ninguna oposición, ninguna revuelta…
Si miramos lo que sucede en nuestra sociedad
desde hace algunas décadas, podemos ver que estamos sufriendo una lenta deriva
a la cual nos estamos habituando.
Una cantidad de cosas que nos habrían hecho
horrorizar 20, 30 o 40 años atrás han sido poco a poco banalizadas, y hoy a
penas preocupan, o dejan directa y completamente indiferente a la mayor parte
de las personas.
En nombre del progreso, de la ciencia, y del
aprovechamiento, se efectúan continuos ataques a las libertades individuales, a
la dignidad, a la integridad de la naturaleza, a la belleza y a la felicidad de
vivir. Lentamente, pero inexorablemente, con la constante complicidad de las
víctimas, inconscientes, o quizás incapaces de defenderse.
Las negras previsiones para nuestro futuro en
vez de suscitar reacciones y medidas preventivas, no hacen más que preparar
psicológicamente a la gente para aceptar las condiciones de vida decadentes, y
también dramáticas.
El martilleo continuo de informaciones por parte
de los medios satura los cerebros, que no están ya en condiciones de distinguir
las cosas.
Cuando hablé de esto por primera vez, era
pensando en el mañana...
¡¡¡ Ahora es para HOY !!!
¡ Conciencia o cocción, debemos elegir !
Entonces, si no estás como la ranita, ya medio
cocinado/a, da un saludable golpe con tus patas... ¡antes que sea demasiado tarde!
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