Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Para los que no saben esta noticia:
San Honorato de Amiens,
Obispo, 16 de mayo
Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Patrón de los Panaderos y Pasterleros
Martirologio Romano:
En Amiens, de Neustria, Francia, san
Honorato, obispo. († c.600)
Breve Biografía
Es un nombre
latino (Honoratus) que significa en primer lugar "persona a la que se
honra por sus merecimientos". Como derivado de éste, llegamos al
significado de "honrado" que nos es más familiar. Tuvo que ser en los
primeros tiempos del cristianismo un sobrenombre bastante frecuente, convertido
luego en nombre, puesto que aparecen en el santoral hasta ocho santos así
llamados, sin contar el femenino Honorata, con cuyo nombre tenemos una santa
(hermana de San Epifanio) que murió en Pavía el año 1500 y San Honorio, nombre
de la misma raíz latina y que suele asimilarse con el de Honorato.
San Honorato,
patrón de los panaderos, fue obispo de la localidad francesa de Amiens allá por
el siglo VI. Nació en Port-leGrand, en Pothieu, no conociéndose con exactitud
en que fecha concreta, y murió en la misma localidad un 16 de mayo en la
primera mitad del siglo VII (alrededor del 650).
Era miembro de
una de las familias más importantes del país y practicó desde la infancia la
virtud. Fue San Beat su maestro y su guía espiritual, y fallecido su prelado, y
en atención a sus altas virtudes fue escogido para sucederle, pese a su fuerte
resistencia, ya que no creía merecer tal honor.
Según cuenta
la tradición, durante su consagración, Dios quiso confirmarle con un prodigio,
y los asistentes vieron descender sobre su cabeza un rayo divino y un aceite
misterioso.
Cuando se supo
en Port-leGrand que había sido proclamado al episcopado, su mamá, que estaba en
esos momentos cociendo pan en la casa paterna, acogió la buena nueva con
completa incredulidad, y dijo que sólo se lo creería si la requemada pala para
hornear que tenía en la mano echase raíces y se convirtiese en árbol. Fiel a su
palabra, a continuación plantó en el patio de la casa la pala, convirtiéndose
en una morera que pronto dio flores y frutos. Todavía en el siglo XVI se seguía
enseñando este árbol en la casa paterna de San
Honorato. Desde entonces, floristas y panaderos se disputaron el santo patrón.
Volviendo a la
vida del santo, después de haberse producido el milagro, se cuenta que durante
su episcopado fue honrado con otros sucesos extraordinarios, tales como la
invención de los cuerpos de los santos Fuscio, Victorico y Genten, que habían
permanecido ocultos de los fieles más de trescientos años. Dicen también de San
Honorato, que su obispado fue significado por una serie de prodigios que
demostraron su santidad, siendo, además especialmente distinguido por el Señor.
Sigue la
leyenda atribuyendo a este santo numerosos milagros durante su vida y después
de su muerte. Muchos siglos después de su fallecimiento, para socorrer las
necesidades del pueblo en épocas de terrible sequía, el obispo Guy, hijo del
conde de Amiens, ordenó una procesión general en la que se llevó la urna con el
cuerpo del santo alrededor de los muros de la ciudad, consiguiéndose, al fin,
la lluvia tan deseada y necesitada. Se le atribuyen a lo largo de los siglos
infinidad de milagros, los paralíticos anduvieron, los sordos oyeron, los
ciegos vieron y los prisioneros recobraron la libertad.
San Honorato
señalaba claramente a los molineros y a los panaderos como sus protegidos. El
culto a San Honorato desbordó los límites del obispado y se extendió, primero,
por todo el país, y más tarde, más allá de las fronteras.
En 1202, el
panadero Renold Theriens, regaló en París unos terrenos para construir una
capilla en honor al santo. Más tarde, esta llegó a ser una de las más ricas de
París, dando lugar además a la Rue y al Faubourg Saint Honoré, una de las
calles más simpáticas y bulliciosas de la capital gala. En 1400, los panaderos
de París establecieron su cofradía en la iglesia de San Honorato, celebrando desde
entonces su fiesta patronal el 16 de mayo y propagando esta devoción y
patronazgo por todo el mundo.
Era tan grande
esta devoción, que en 1659, Luis XIV precisa que cada panadero "debe
observar la fiesta de San Honorato, asistir el día 16 de mayo al servicio
divino y pagar todos los domingos una retribución para subvenir a las expensas
de la comunidad".
De todas
formas, no en todos los lugares de religión cristiana o católica, los panaderos
rinden culto a San Honorato. En otros sitios lo fue San Ludardo, que en el
siglo XIII, ejerció la profesión de panadero; en Saint-Denis lo es San Illes,
porque su nombre en griego, significa trigo; en Flandes y en diversaas
localidades belgas es San Ambert, obispo de Cambrai, porque un panadero fue
curado por su mediación; en Valencia es la Virgen de la Merced; en Castellón,
Nuestra Sra. De Lidón; en Zaragoza, Santa Rita de Casia. Sin embargo, no
siempre lo ha sido, en Barcelona, fueron también patronos de la panadería San
Gim y San Juan del Pan.
Aunque haya
lugares concretos en donde no sea San Honorato patrón de los panaderos, lo
cierto es que para casi todo el mundo cristiano, no cabe lugar a dudas, a quien
se debe venerar. El 16 de mayo ha sido y lo será siempre él día en que los
panaderos festejan su patronazgo.
Confeccionado por Franja
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