Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy
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Día litúrgico: Jueves IX
del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mc 12,28-34): En aquel tiempo, se llegó uno de
los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?».
Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu
prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que estos».
Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que
Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con
toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo
vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No
estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
«No existe otro
mandamiento mayor que éstos»
P.
Rodolf PUIGDOLLERS i Noblom SchP
(La Roca del Vallès,
Barcelona, España)
Hoy, un maestro de la Ley le pregunta a Jesús: «¿Cuál es el
primero de todos los mandamientos?» (Mc 12,28). La pregunta es capciosa. En
primer lugar, porque intenta establecer un ranking entre los diversos
mandamientos; y, en segundo lugar, porque su pregunta se centra en la Ley. Está
claro, se trata de la pregunta de un maestro de la Ley.
La respuesta del Señor desmonta la espiritualidad de aquel
«maestro de la Ley». Toda la actitud del discípulo de Jesucristo respecto a
Dios queda resumida en un punto doble: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón» y «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mc 12,31). El comportamiento
religioso queda definido en su relación con Dios y con el prójimo; y el
comportamiento humano, en su relación con los otros y con Dios. Lo dice con
otras palabras san Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Ama a Dios y ama a los
otros, y el resto de cosas será consecuencia de este amor en plenitud.
El maestro de la ley lo entiende perfectamente. E indica que
amar a Dios con todo el corazón y a los otros como a uno mismo «vale más que
todos los holocaustos y sacrificios» (Mc 12,33). Dios está esperando la
respuesta de cada persona, la entrega plena «con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mc 12,30) a Él, que es la
Verdad y la Bondad, y la entrega generosa a los otros. Los «sacrificios y
ofrendas» tan solo tienen sentido en la medida en que sean expresión verdadera
de este doble amor. ¡Y pensar que a veces utilizamos los “pequeños
mandamientos” y «los sacrificios y las ofrendas» como una piedra para criticar
o herir al otro!
Jesús comenta la respuesta del maestro de la Ley con un «no
estás lejos del Reino de Dios» (Mc 12,34). Para Jesucristo nadie que ame a los
demás por encima de todo está lejos del reinado de Dios.
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