domingo, 7 de julio de 2013

REFLEXIONES ante la muerte

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
REFLEXIONES
Ante la muerte de una niña de 11 años.
Este testimonio os emocionará, dependiendo de vuestra sensibilidad. A más de uno le puede salir una lágrima. Pero no hay duda de que es una gran enseñanza, porque los niños, en ocasiones, cuando son reflexivos, pueden darnos estas sorpresas  porque a veces son más maduros que muchos mayores, que somos superficiales o irreflexivos. Franja
Un magnífico médico como persona y profesional
Definición de “Saudade”- (añoranza, nostalgia, …)
Artículo del Dr. Rogério Brandão *
Recibido a través del Canal de CEPA
cepa@googlegroups.com
Traducción: Pura Argelich
Como médico cancerólogo, curtido por dilatados 29 años de actuación profesional (…) “...puedo afirmar que crecí y me modifiqué con los dramas vividos por mis pacientes.”
No conocemos nuestra verdadera dimensión hasta que, sorprendidos por la adversidad,  descubrimos que somos capaces de ir mucho más allá.
Recuerdo con emoción el Hospital del Cáncer de Pernambuco, donde di mis primeros pasos como profesional.
Empecé a frecuentar la enfermería infantil y me apasioné por la oncopediatría.
Viví los dramas de mis pacientes, criaturas víctimas inocentes del cáncer. Con el nacimiento de mi primera hija, me empecé a acobardar al ver el sufrimiento de las criaturas. ¡Hasta el día en que un ángel se me apareció!

Podía ser una niña guapísima como ésta.
(Niños enfermos de cáncer. Esta experiencia solidaria fue idea de Paula, una niña de 12 años de edad, paciente del Hospital. Ella quería hacer un videoclip en el que todos los niños ingresados en el servicio de oncología cantaran y bailaran para enseñar a la sociedad que aunque están enfermos, ellos siguen con esperanza y alegría.  http://www.guiainfantil.com/blog/salud/cancer/la-solidaridad-en-favor-de-la-cura-del-cancer/)

Mi ángel vino en la forma de una criatura con 11 años, curtida por dos largos años de tratamientos diversos, manipulaciones, inyecciones y todas las incomodidades derivadas de los programas de medicación química y radioterapias. Pero nunca vi flaquear al pequeño ángel. La
vi llorar muchas veces; también vi miedo en sus ojitos; pero ¡eso es humano!


Un día, llegué pronto al hospital y encontré a mi ángel solito en la habitación...
Pregunté por la madre. La respuesta que obtuve, aún hoy, no consigo contarla sin sentir una profunda emoción.
 “- Tío 1, (Apelativo cariñoso, en señal de respeto, que en Brasil se dedica a una persona mayor con la que existe una relación de afecto), me dijo la niña, a veces mi madre sale de la habitación para llorar escondida en los pasillos. Cuando yo muera, pienso que se va a quedar con mucha “saudade”. Pero, yo no tengo miedo de morir, tío ¡Yo no nací para esta vida!”
Indagué:
- Querida mía ¿qué es lo que representa para ti la muerte?
“- Mira tío, cuando la gente es pequeña, a veces vamos a dormir en la cama de nuestro padre y, al día siguiente, despertamos en nuestra propia cama ¿no es así?”
(Me acordé que con mis hijas, cuando eran pequeñas, de 2 y 6 años, yo hacía lo mismo...)
- Así es.
 “- Un día yo me dormiré y mi Padre me vendrá a buscar. Me despertaré en Su casa ¡en mi vida verdadera!”
Me quedé “confundido”, no sabía qué decir. Sorprendido con la madurez con que el sufrimiento aceleró la visión y la espiritualidad de aquella criatura.
 “- Y mi madre se va a quedar con mucha “saudade”, añadió.”
Emocionado, conteniendo una lágrima y un sollozo, pregunté:
- ¿Y qué significa para ti “saudade”, querida mía?
 “- ¡”Saudade” es el amor que se queda!”
Hoy, a los 53 años de edad, desafío a cualquiera a dar una definición mejor, más directa y simple para la palabra “saudade”: ¡es el amor que se queda!
Hace muchos años que mi angelito ya se fue. Pero, me dejó una gran lección que ayudó a mejorar mi vida, a intentar ser más humano y cariñoso con mis enfermos, a repensar mis valores.
Cuando llega la noche, si el cielo está despejado y veo una estrella, la llamo “mi ángel”, que brilla y resplandece en el cielo. La imagino como una estrella fulgurante en su nueva y eterna casa.
-Gracias angelito, por la bonita vida que tuviste, por las lecciones que me enseñaste, por la ayuda que me diste.
¡Qué bueno que exista “saudade”! ¡El amor que quedó es eterno!
 Rogério Brandão, médico oncólogo clínico
RC Recife – Boa Vista D4500 (Brasil) 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ejemplar testimonio pero a la ves muy emotivo y muy duro para quien tiene que pasar por esos difíciles momentos, donde unos ojos llenos de vida te dejan un triste dolor,y una triste nostalgia, solo quien lo pasa lo sabe.
Solo con ver la ternura de la niña y de la manera que afronta su enfermedad,se ha ganado el cielo. Cuando nos vemos sorprendidos por la adversidad de la vida,no sabemos como afrontarlo,aunque los críos siempre nos dan lecciones de vida se dejan querer,y más cuando pasan por situaciones que no desearíamos.Solo me queda decirle que tenga fe.Me ha sido difícil leer este emocionante testimonio,espero que su ángel siga brillando en su corazón,como brilla el mío desde el cielo."Saudade"Que esta palabra la reciba con la fuerza maravillosa de lo que más o menos describe como son las emociones que
a veces no sabemos expresar.Espero que estas líneas le conforte como para mi lo deseo.Que Dios le bendiga....

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