Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Marta de Betania,
Santa
Hermana de Lázaro y
María, Julio 29
Autor: . | Fuente:
Corazones.org
Hemana de Lázaro y
María
Martirologio
Romano: Memoria de santa Marta, que recibió en su casa de Betania, cerca de
Jerusalén, a Jesús, el Señor, y muerto su hermano Lázaro, proclamó: «Tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo» (s. I).
Etimoligía: Marta =
ama de casa, señorial, atractiva. Viene de la lengua hebrea.
Marta es hermana de
María y de Lázaro y vivía en Betania, pequeña población distante unos cuatro
kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos.
Hermosa estampa de Brais.
Jesús Nuestro Señor
vivía en Galilea pero cuando visitaba Jerusalén acostumbraba hospedarse en la
casa de estos tres discípulos en Betania, que, tal vez, habían cambiado también
su morada de Galilea por la de Judea. Marta se esforzó en servirle lo mejor que
pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró la resurrección de su hermano.
San Juan nos dice
que "Jesús amaba a Marta y a su hermana María y Lázaro" (Jn 11:5).
Lucas añade:
"Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le
recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los
pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos
quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me
deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» -Lucas 10:38-40
«Marta, Marta, te
preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de
una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.» -Lucas 10:
41-42
Esa única cosa de
la que hay necesidad es de poner todo el corazón en amar a Dios, atender a
Jesús que nos habla, que quiere levantarnos de nuestra miseria.
Toda vida activa
debe surgir de la contemplación. La vida activa sin contemplación lleva al alma
a dispersarse perder de vista el fin. La vida contemplativa se concentra en
Dios y se une a El por la adoración y el amor. La vida contemplativa es una
especie de noviciado del cielo, pues la contemplación es la ocupación de los bienaventurados
del paraíso. Por ello, Cristo alabó la elección de María y afirmó: "sólo
una cosa es necesaria". Eso significa que la salvación eterna debe ser
nuestra única preocupación.
Jesús encontró más
digna de alabanza la actitud contemplativa de María. Cuanto quisiera El Señor
que todos, como María, nos sentáramos ante el para escucharle. Ella se
consagraba a la única cosa realmente importante, que es la atención del alma en
Dios. También el Padre nos pide que, ante todo, escuchemos a Su Hijo (Mt 17-5).
Entonces, ¿no es
necesario trabajar? Claro que sí lo es. Pero para que el trabajo de fruto debe
hacerse después de haber orado. El servicio de Marta es necesario, pero debe
estar subordinado al tiempo del Señor. Hay que saber el momento de dejar las
cosas, por importantes que parezcan, y sentarse a escuchar al Señor. Esto
requiere aceptar que somos criaturas limitadas. No podemos hacerlo todo. No podemos
siquiera hacer nada bien sin el Señor
San Agustín
escribe: "Marta, tú no has escogido el mal; pero María ha escogido mejor
que tú". San Basilio y San Gregorio Magno consideran a la hermana María
modelo evangélico de las almas contemplativas y su santidad no está en duda,
sin embargo, es curioso que, de los tres hermanos, solo Marta aparece en el
santoral universal.
La resurrección de
Lázaro
El capítulo 11 de
San Juan narra el gran milagro de la resurrección de Lázaro. En aquella ocasión
vuelve a hablarse de Marta. Lázaro se agravó de muerte mientras Jesús estaba
lejos. Las dos hermanas le enviaron un empleado con este sencillo mensaje:
"Señor aquel que tú amas, está enfermo". En un mensaje de confianza
en que Jesús va actuar a su favor.
Pero Jesús, que
estaba al otro lado del Jordán, continuó su trabajo sin moverse de donde
estaba. A los apóstoles les dice: "Esta enfermedad será para gloria de
Dios". Y luego les añade: "Lázaro nuestro amigo ha muerto. Y me
alegro de que esto haya sucedido sin que yo hubiera estado allí, porque ahora
vais a creer".
A los cuatro días
de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia Betania, la casa estaba llena
de amigos y conocidos que habían llegado a dar el pésame a las dos hermanas. Tan
pronto Marta supo que Jesús venía, salió a su encuentro y le dijo: "Oh
Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano; pero aún ahora yo
sé que cuánto pidas a Dios te lo concederá"
Jesús le dice:
"Tu hermano resucitará".
Marta le contesta:
"Ya sé que resucitará el último día en la resurrección de los
muertos".
Jesús añadió:
"Yo soy la resurrección y la vida. Todo el que cree en mí, aunque haya
muerto vivirá. ¿Crees esto?"
Marta respondió:
"Sí Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía
que venir al mundo."
Jesús dijo:
"¿Dónde lo han colocado?". Y viendo llorar a Marta y a sus
acompañantes, Jesús también empezó a llorar. Y las gentes comentaban:
"Mirad cómo lo amaba".
Y fue al sepulcro
que era una cueva con una piedra en la entrada. Dijo Jesús: "Quiten la
piedra". Le responde Marta: "Señor ya huele mal porque hace cuatro
días que está enterrado". Le dice Jesús: "¿No te he dicho que si
crees verás la gloria de Dios?". Quitaron la piedra y Jesús dijo en voz
alta: "Lázaro ven afuera". Y el muerto salió, llevando el sudario y
las vendas de sus manos.
El Banquete
Marta aparece
también en un banquete en el que participa también Lázaro, poco después de su
resurrección: también esta vez aparece Marta como la mujer ocupada en el
servicio, pero puede ser que para entonces ya lo sabía someter al Señor con mas
amor, sin quejarse ni compararse.
Los primeros en
dedicar una celebración litúrgica a santa Marta fueron los franciscanos en
1262, el 29 de julio, es decir, ocho días después de la fiesta de santa María
Magdalena, identificada por algunos como su hermana María.
S. Marta es la
patrona de los hoteleros, porque sabía atender muy bien.
ORACIÓN DE LAS MADRES DE FAMILIA
A SANTA MARTA
Oh Santa Marta dichosa,
que tantas veces tuviste el honor
y la alegría de hospedar a Jesús
en el seno de tu familia,
de prestarle personalmente tus
servicios domésticos,
y que juntamente con tus santos
hermanos Lázaro y María Magdalena,
gozaste de su divina conversación
y doctrina,
ruega por mí y por mi familia,
para que en ella se conserve la
paz
y el mutuo amor,
para que todos sus miembros
vivan en la observancia de la Ley de Dios,
y para que sólo Dios,
y no el mundo ni el pecado,
reine en nuestro hogar.
Libra a mi familia de toda
desgracia espiritual y temporal,
ayúdame en el cuidado de mis
hijos y subordinados,
y concédeme la dicha de verlos
unidos bajo
la mirada paternal de Dios en la
tierra,
para volver a verles reunidos en
las moradas del cielo.
Amén.
Difunde la devoción a Santa Marta.
Franja
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