Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Me alegró mucho encontrar este Decálogo
para una buena
RELIGIOSIDAD POPULAR
Por eso la traslado al blog.
Gracias, P. Javier Leoz, por estas ideas tan claras.
Mucho tenemos que aprender.
Franja
Un paso de Sevilla
DECÁLOGO
PARA
UNA
BUENA RELIGIOSIDAD POPULAR
Javier
Leoz
Delegado
de Religiosidad Popular
Pamplona
1.Lo
que se expresa por fuera ha de estar en consonancia con lo que se vive por
dentro. No es puro altruismo y, mucho menos, un cumplir la tradición
2.
Celebrar popularmente la vida cristiana (a la Virgen o a los Santos Patrones)
implica echar una mirada a sus vidas. No podemos llevarlos sobre nuestros
hombros y olvidar u obviar su mensaje cristiano. Eso sería puro sincretismo.
3. Además de identidad cultural, que lo puede
ser, la Religiosidad Popular está llamada a ser cauce de un encuentro personal
con Dios, con Cristo, en el Espíritu, con María o con aquello que se celebra.
4.
La Religiosidad Popular es, entre otras cosas, consecuencia de la experiencia
íntima y luego expresiva de la fe católica.
5.
La Religiosidad Popular nunca puede establecer un paralelismo entre fe
exteriorizada y liturgia. La expresión más rica y mejor formada de la
Religiosidad Popular es precisamente cuando se enriquece y se nutre de la Eucaristía y del resto de los
sacramentos.
6.
El nivel de autenticidad de la Religiosidad Popular viene delimitada (entre
otros muchos) por tres aspectos: crecimiento en la fe personal, comunión con la
Iglesia Universal y testimonio vivo ante un mundo descreído.
7.
La Religiosidad Popular ha de llevar necesariamente a una conversión personal y
comunitaria. De nada sirve celebrar externamente una fiesta patronal si, a
continuación, muchos de los actos que acontecen en esas fiestas patronales van
en dirección contraria a lo que decimos profesar: blasfemias, suciedad,
zafiedad, falta de respeto u olvido de la dignidad humana.
8.
La Religiosidad Popular no se sostiene en sí misma. Es fruto del legado
cristiano de muchos siglos. Es más; sin el sustrato cristiano muchas de sus
expresiones se pueden convertir en fenómenos culturales, identitarios pero
perdiendo su esencia: camino que conduce a Dios.
9.
La Religiosidad Popular es patrimonio de toda la comunidad cristiana a la que,
desde distintas sensibilidades, se unen otros hermanos que -por la belleza, la
música, la tradición, la costumbre, etc- pueden re-encontrarse con la fe.
Porque tiene luz propia es importante que nadie (especialmente los ámbitos políticos
u otros grupos ideológicos incluso a nivel eclesial) capitalicen o hipotequen
su futuro.
10.
Porque la Religiosidad Popular ha modelado y lo sigue haciendo el perfil
cultural y religioso de nuestra tierra es necesario cuidarla desde tres
dimensiones: la formación (saber por qué se celebra), la liturgia (saber para
qué se celebra) y la caritativa (saber a qué nos compromete).
En
la Religiosidad Popular no todo vale. Hoy, desde la Nueva Evangelización a la
que nos convocan los últimos Papas, puede contribuir positivamente siempre y
cuando preservemos en ella el aspecto religioso y sepamos quitar de ella todo
aquello que la hace estéril, superficial, folclórica o incluso -a veces-
ideológica
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