Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Empezamos Octubre y lo celebramos como el mes del rosario.
En
Octubre, no dejes de rezar el Rosario. Hagamos un alto en nuestro diario vivir.
Quince minutos tan solo... y con seguridad que el mundo y "nuestro
mundo" será mejor.
Rezar el rosario para algunas personas
es un tiempo desperdiciado en una letanía de repetidas oraciones, que en la
gran mayoría, están dichas de una manera distraída y maquinalmente. Pero no es
así. El hecho de ponernos a rezarle ya es un acto de amor a la Madre de Dios.
Es una súplica constante y repetida para pedir perdón y rogarle por nosotros y
por todos los hombres en el presente y también en la hora de la muerte.
Rezar el rosario es meditar en los
Misterios de la Vida de Cristo, de suerte que el rosario es una especie de
resumen del Evangelio, un recuerdo de la vida, los sufrimientos, los momentos
luminosos y transcendentales y glorificación del Señor, siempre acompañado de
los momentos de grandeza de la Santísima Virgen, su Madre, siendo así una
síntesis de su obra Redentora.
Rezar el rosario es un método fácil y
adaptable a toda clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente
manera de ejercitar los actos más sublimes de fe y contemplación. El
Padrenuestro con el que se empieza cada Misterio es la oración que Cristo nos
enseñó y quienes lo han penetrado a fondo no pueden cansarse de repetirlo. En
cuanto el Avemaría, toda ella está centrada en el Misterio de la Encarnación y
es la oración más apropiada para honrar dicho Misterio. Aunque en el Avemaría
hablamos directamente a la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa
oración es sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por la
infinita misericordia que nos mostró al encarnarse en Ella y hacerse hombre
para su Misión redentora.
La Santísima Virgen en sus repetidas
apariciones , siempre ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos
ha dado. Ella nos ha pedido que recemos el rosario. Ella nos lo pide
insistentemente porque tiene su rezo un GRAN VALOR. Quiere que repitamos una y
otra vez la súplica, la alabanza, con la esperanza puesta en su gran amor por
toda la Humanidad.
Tal vez, por lo repetitivo del rezo,
como decía Santa Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos
vaya de aquí para allá en pertinaz distracción, pero aún así nuestro corazón y
nuestra voluntad está puesto a los pies de la Madre de Dios, y esas Avemarías
son como el incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra
Madre la Virgen Santísima.
Nuestro mundo se está olvidando de
rezar. Tenemos fe, creemos en Dios pero no hablamos con El. El mundo actual,
ahora más que nunca, necesita de muchos rosarios.
Hagamos un alto en nuestro diario
vivir. Quince minutos tan solo... y con seguridad que el mundo y "nuestro
mundo" será mejor.
Autor:
Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net
Cómo rezar el Rosario
Como se trata de una oración, lo primero que hay que hacer es saludar, persignarnos y ponernos en presencia de Dios y de la Santísima Virgen.
Luego, se enuncian los misterios del día que se van a rezar y comenzamos a meditar en el primero de estos cinco misterios. Durante la oración de cada misterio, trataremos de acompañar a Jesús y a María en aquellos momentos importantes de sus vidas. Aprovechamos de pedirles ayuda para imitar las virtudes y cualidades que ellos tuvieron en esos momentos. Al meditarlos frecuentemente, estas guías pasan a formar parte de nuestra conciencia, de nuestra vida. Podemos ofrecer cada misterio del rosario por una intención en particular y se puede leer una parte del Evangelio que nos hable acerca del misterio que estamos rezando.
Cada misterio consta de un Padrenuestro seguido de diez Avemarías y un Gloria. Usamos nuestro rosario pasando una cuenta en cada Avemaría. Así seguimos hasta terminar con los cinco misterios. Al terminar de rezar los cinco misterios, se reza la Salve y se termina con las Letanías.
Los Misterios
Los veinte misterios que se rezan nos recuerdan la vida de Jesús y, dependiendo del día, se rezan de la siguiente forma:
LUNES Y SÁBADO
La obediencia.
2. La Visita de la Virgen a su prima Isabel.
Amor al prójimo.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios.
Desprendimiento
4. La Presentación del niño Jesús en el templo.
Pureza de intención.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo.
Sabiduría en cosas de Dios.
JUEVES.
MISTERIOS LUMINOSOS
2. Las bodas de Caná; Jn 2, 1-12.
3. El anuncio del Reino de Dios Mc 1, 15; Mc 2. 3-13; Lc 47-48.
4. La Transfiguración; Lc 9, 35.
5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Jn13, 1.
MARTES Y VIERNES
MISTERIOS DOLOROSOS
MARTES Y VIERNES
MISTERIOS DOLOROSOS
Verdadero arrepentimiento de los pecados.
2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo.
Espíritu de sacrificio
3. La coronación de espinas.
3. La coronación de espinas.
Desapego a lo material
4. Jesucristo es cargado con la Cruz.
Paciencia por mi cruz.
5. La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo.
1. La Resurrección de Jesucristo.
Fe, Esperanza y Caridad
2. La Ascensión del Señor a los Cielos.
Deseo de ir al Cielo
3. La venida del Espíritu Santo.
Deseo de vivir en Gracia
4. La Asunción de la Virgen a los Cielos.
Amor a María
5. La Coronación de la Virgen en los Cielos.
Perseverancia
******************
Este trabajo que os ofrezco del Santo Rosario, puede haceros mucho bién.
Os recuerdo de esta manera,
parte de la Doctrina Mariana acerca de
la Devoción a Nuestra Madre, la Virgen María,
y una de las devociones más importantes
de la vida cristiana,
después de la Santa Misa.
Franja.
Oración.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros,
que, por el anuncio del ángel,
hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos, por su pasión y su cruz,
a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios gozosos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios luminosos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen,
que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos
por el esplendor de tu luz.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios dolorosos:
Señor, tú has querido que la Madre
compartiera los dolores de tu Hijo
al pie de la cruz;
haz que la Iglesia, asociándose con María
a la pasión de Cristo,
merezca participar de su resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios gloriosos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
has llenado el mundo de alegría,
concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María,
llegar a alcanzar los gozos eternos.
Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Y puede servir para rezarlo
el siguiente enlce:
******************
Este trabajo que os ofrezco del Santo Rosario, puede haceros mucho bién.
Os recuerdo de esta manera,
parte de la Doctrina Mariana acerca de
la Devoción a Nuestra Madre, la Virgen María,
y una de las devociones más importantes
de la vida cristiana,
después de la Santa Misa.
Franja.
Oración.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros,
que, por el anuncio del ángel,
hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos, por su pasión y su cruz,
a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios gozosos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios luminosos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen,
que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos
por el esplendor de tu luz.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios dolorosos:
Señor, tú has querido que la Madre
compartiera los dolores de tu Hijo
al pie de la cruz;
haz que la Iglesia, asociándose con María
a la pasión de Cristo,
merezca participar de su resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios gloriosos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
has llenado el mundo de alegría,
concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María,
llegar a alcanzar los gozos eternos.
Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Y puede servir para rezarlo
el siguiente enlce:
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