Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Papa Francisco en Sri Lanka y Filipinas
“un cristiano y una comunidad que están 'sordos' a la voz del
Espíritu Santo, que lo condujo a llevar el Evangelio a los confines de la
tierra y de la sociedad, se convierten también en un cristiano y una comunidad
'muda' que no hablan y no evangelizan”.
“Colocar bajo la acción del Espíritu Santo nuestra vida de
cristianos y la misión, que todos hemos recibido en virtud del Bautismo,
significa encontrar la valentía apostólica necesaria para superar fácilmente
las comodidades mundanas”,
Normalmente el domingo que sigue a la fiesta de la Epifanía es
dedicado a celebrar el bautismo de Cristo. Es también el domingo que da paso al
tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.
Pero el bautismo de Cristo es revelación también de los efectos
de nuestro propio bautismo: (pref.). Jesús entró en el agua para santificarla y
hacerla santificadora, < y, sin duda, para sepultar en ella a todo el viejo
Adán, santificando el Jordán por nuestra causa; y así, el Señor, que era
espíritu y carne, nos consagra mediante el Espíritu y el agua> (SAN GREGORIO
N.: ibid.).
Esta consagración es el nuevo nacimiento (cf. Jn 3,5), que nos hace
hijos adoptivos de Dios (col.; cf. Rom 8,15).
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