Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
La oración valiente y humilde del corazón logra milagros, dice
el Papa
Celebración en Santa Marta
La oración valiente y humilde, hecha con el corazón entregado a
la fe en Dios, logra milagros; dijo el Papa Francisco en la homilía de la Misa
que presidió esta mañana en la Casa Santa Marta en donde reside.
El Santo Padre dijo que los cristianos deben rezar entregados,
confiando en el Señor y pidiendo con valentía aquel favor que requieren:
"una oración valiente, que lucha por llegar a aquel milagro; no aquellas
oraciones de circunstancia, ‘Ah, rezaré por ti’: rezo un Padre Nuestro, un Ave
María y, después me olvido. No: oración valiente, como aquella de Abraham que
luchaba junto al Señor por salvar la ciudad, como aquella de Moisés que tenía
las manos en alto y se cansaba, rezando al Señor; como aquella de tantas
personas, de tanta gente que tiene fe y con la fe reza, reza".
Francisco dijo que "la oración hace milagros, pero ¡debemos
creer! Creo que podemos hacer una bella oración … y decirle hoy, durante toda
la jornada: ‘Creo, Señor, ayuda a mi incredulidad’ ... y cuando nos piden rezar
por tanta gente que sufre en las guerras, los refugiados, por todos los dramas
de la actualidad, rezar al Señor, pero con el corazón: ‘¡Hazlo!’, sino decirle:
‘Creo, Señor. Ayuda a mi incredulidad’ que también está en mi oración. Hagamos
esto, hoy".
Sobre el pasaje del Evangelio de hoy, en el que los discípulos
no logran sanar a un muchacho y en el que el mismo Jesús debe intervenir
lamentando la incredulidad de los presentes; el Papa recordó que el Señor al
padre de aquel muchacho que le pide ayuda, responde que "todo es posible
para el que cree". El Pontífice observó que a menudo también aquellos que
aman a Jesús no arriesgan mucho en su fe y no se confían completamente a Él:
"Pero ¿por qué, esta incredulidad? Creo que es justamente
el corazón que no se abre, el corazón cerrado, el corazón que quiere tener todo
bajo control".
Es un corazón que "no se abre" y no "deja a Jesús
el control de las cosas ", explicó el Papa, y cuando los discípulos le
preguntan por qué no han podido curar al joven, el Señor responde que aquel
"tipo de demonios no se puede eliminar sino solo con la oración".
"Todos nosotros llevamos un poco de incredulidad,
dentro". Es necesaria "una oración fuerte, y esta oración humilde y
fuerte hace que Jesús pueda obrar el milagro. La oración para pedir un milagro,
para pedir una acción extraordinaria debe ser una oración coral, que nos
involucre a todos".
Santuario de Ntra. Sra. de Luján
El Santo Padre narró luego un episodio ocurrido en Argentina:
una niña de 7 años se enfermó y los médicos le dieron pocas horas de vita. El
papá, un electricista, "hombre de fe", "enloqueció y en aquella
locura" tomó un autobús para ir al Santuario Mariano de Luján, distante a
unos 70 kilómetros de Buenos Aires.
El señor "llegó ahí pasadas las 9 de la noche, cuando todo
estaba cerrado. Y comenzó a rezar a la Virgen, con las manos aferradas a la
reja de fierro. Y rezaba, y rezaba, y lloraba, y rezaba … y así, permaneció
toda la noche. Pero este hombre luchaba: luchaba con Dios, luchaba junto a Dios
por la sanación de su hija".
"Luego, después de las 6 de la mañana, fue al terminal,
tomó el bus y llegó a casa, al hospital, a las 9, más o menos. Encontró a su
esposa llorando. Se imaginó lo peor. ‘¿Qué ha pasado? ¡No entiendo, no
entiendo! ¿Qué ha pasado?’. ‘Han venido los doctores y me han dicho que la
fiebre ha pasado, que respira bien, que ¡no tiene nada! La dejarán en reposo
por dos días más, pero no entienden ¡qué cosa ha pasado!’. ¡Esto todavía
sucede, ¿eh?, los milagros existen!".
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