Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Autor: P.
Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
¿Más
infalibles que el Papa?
No se
trata, como piensan algunos, de emitir juicios categóricos, inapelables e
infalibles, a los que todos deberían someterse
¿Más
infalibles que el Papa?
Circula por ahí la
siguiente idea: muchos teólogos no desean ser Papas porque entonces perderían
la infalibilidad. Es decir, muchos teólogos critican con una libertad total lo
que enseña el Papa, pero son muy reacios a cualquier crítica dirigida contra
ellos, porque piensan que sus ideas son completamente ciertas y, por lo tanto,
indiscutibles. Si llegasen a ser Papas, estarían en la mira de las críticas de
otros teólogos que prefieren seguir las propias ideas y atacan continuamente
las enseñanzas del Obispo de Roma: dejarían entonces de ser infalibles...
Algo parecido ocurre
entre católicos no especialistas en teología. Se trata de sacerdotes o laicos
que juzgan y condenan, con una seguridad sorprendente, decisiones del Papa y de
los cardenales que colaboran con el Papa en el gobierno de la Iglesia. Parece
que conocen mejor que nadie la situación de la Iglesia universal o de
algunas iglesias locales. Suponen que su criterio personal es el único que ha
comprendido qué decisiones deban adoptarse en cada caso.
Es plausible que
nombramientos o normativas concretas decretadas desde el Vaticano puedan ser
mejorables, en sus contenidos o en su modo de ser presentadas. Incluso hay
ocasiones en las que una decisión podría estar equivocada: en cosas concretas
hay tantos aspectos a considerar que no resulta nada fácil tener todos los
hilos en la mano y acertar a la hora de decidir.
Pero si el Papa, con un
equipo de consejeros cercanos o lejanos, puede llegar a aprobar algo menos
acertado, ¿cómo algunos, que no han leído informes, que no han escuchado a
personas, que no han analizado los pros y los contras de cada alternativa,
sentencian con una seguridad inquebrantable que la decisión debería haber sido
la que a ellos les parecía mejor?
Por eso, encontramos
que no sólo hay teólogos que no quieren perder su “infalibidad”, sino que
también existen vaticanistas, escritores de blogs, periodistas clásicos, o
simples personas de la calle, que “pontifican” de modo inapelable y que se
atribuyen el don de no equivocarse nunca en los consejos que ofrecen y que
serían los únicos para lograr, según ellos, una buena marcha de la Iglesia.
Los fieles tienen
derecho, incluso el deber, “de manifestar a los Pastores sagrados su opinión
sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de hacerla conocer a los demás fieles,
salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia
hacia los Pastores, y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de
las personas” (Código de Derecho Canónico, canon 212, 3).
Se trata de manifestar
una opinión, ofrecida a las autoridades en un clima de reverencia. No se trata,
como piensan algunos, de emitir juicios categóricos, inapelables e infalibles,
a los que todos deberían someterse, según se desvela en el modo de hablar o de
escribir de quienes se consideran más infalibles que el Papa y con más
cualidades que la Curia.
El célebre teólogo Hans Küng (que se cree más inflible que el Papa) se
plantea recurrir a la
eutanasia.
GENTEEl teólogo que fue separado del Vaticano en 1979
por
sus posturas criticas sufre de Parkinson avanzado.
Pidamos por su conversión.
Frente a la pretensión
vana de algunos de una superioridad inexistente, la vida y conducta de tantos
miles de católicos de a pie, que exponen sus puntos de vista con sencillez y
con reverencia a los pastores, incluso al Papa, muestra la actitud correcta con
la que en la Iglesia
nos hablamos entre hermanos: la de quienes buscan contribuir al bien común
desde una apertura de corazón que permite aceptar que uno pueda estar equivocado
y que acoge, en la fe y en el amor, lo que dictaminen el Papa y los obispos que
actúan unidos al Sucesor de san Pedro.
• Preguntas o comentarios al autorP. Fernando
Pascual LC
Un artículo que nos puede hacer pensar. Franja
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