Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Estoy esperando cada
semana el boletín de Luis de Moya, para ver el artículo de Alfonso
Aguiló. Siempre es muy interesante. Hoy nos habla del alma espiritual con unos
argumentos muy convincentes. Lo pongo en este blog, porque gracias a
Dios va teniendo mucha audiencia y tiene por lo tanto cabida para todo
aquel de buena voluntad, que llegue con ganas de aprender.
A mi siempre me
apasionó la existencia del alma. Cuando uno es mayor advierte, que hay
algo en nosotros que supera todas las expectativas y que desde niño
la sentimos ahí, que no ha envejecido, ni con más de 80 años, porque
nos damos cuenta de que somos los mismos interiormente
que cuando despertamos a la vida. Y eso no es otra cosa que el
resultado-demostración- de la existencia del alma, que además es inmortal, precisamente
porque sentimos con los años, que no ha envejecido, porque es la misma que cuando éramos
niños.
El alma es esa
realidad, que es espiritual, que no se toca con las manos ni con el
bisturí, que Dios infundió en el hombre para hacerlo persona, libre y
responsable de sus actos, y aunque sintamos el empujón que nos la la fe, hemos
de poner de nuestra parte todo lo que podamos, porque somos responsables de
nuestros actos. San Agustín decía: ªDios que te creó sin ti, no te salvará sin ti". Sin un alma con la facultad de hacer al hombre
libre y responsable, seríamos incapaces de hacer obras dignas de mérito o de
demérito.
El artículo de
Alfonso Aguiló que va a continuación, acerca del alma espiritual, puede
darnos luces, para estar dada día más seguros y ciertos de su existencia. El
alma que es capaz de producir y crear en nosotros el "yo", está exigiendo la inmortalidad,
porque en caso contrario seríamos las criaturas más desgraciadas del universo
creado, y Cristo no habría resucitado de la muerte. San Pablo nos lo dice.
Los animales están a años luz de nuestra existencia y de nuestra libertad. La dignidad del hombre está marcada en especial por la Encarnación del Verbo de Dios, pues el mal uso de nuestra libertad, por lo tanto el pecado, ha sido la causa de la necesidad de su venida, para que se realizase nuestra redención.
El Adviento, tiempo, que ha comenzado, bien vivido, nos puede hacer
más agradecidos y conscientes del Gran bien-gracia tras gracia- que nos ha hecho
Dios: venir a restaurar al hombre y darle así la posibilidad de la salvación.
Franja
Alfonso Aguiló
¿Un
alma espiritual?
Por Alfonso Aguiló
—Mucha gente niega la existencia del
alma. Dice que la inteligencia humana es un proceso cerebral, como cualquier
otro de los que hay en el organismo humano, y que no necesita explicaciones
espirituales.
La inteligencia humana no es una mera
función del cerebro, como la que puede hacer la bilis en el hígado, por
ejemplo. El hecho de que la inteligencia no actúe sin la colaboración de los
sentidos, que tienen su sede en el cerebro, no supone identificar cerebro e
inteligencia. Un aparato eléctrico no funciona si no se enchufa, pero el
enchufe no es la causa de que funcione, ni de que exista la electricidad.
Enchufe y cerebro son condiciones, no causas.
—¿Y por qué tiene que ser espiritual el
alma humana?
Ningún efecto puede ser ontológicamente
mayor que su causa. Si el hombre es capaz de tener pensamientos abstractos, su
alma tiene que ser espiritual. Si la mente humana es capaz de producir ideas
inmateriales, el alma tiene que ser inmaterial, es decir, espíritu.
—Pues hay quien asegura que la vida humana
responde en su totalidad a un esquema bioquímico que explica todos sus
procesos.
¿Fueron entonces –se pregunta José
Ramón Ayllón– las neuronas de Miguel Ángel quienes pintaron la Capilla Sixtina?
En caso afirmativo habría que admirar los procesos bioquímicos de su cerebro, y
no de su propietario. Y si la conducta criminal de Hitler fue exclusiva e
inevitable consecuencia de su química neuronal, no sería él responsable del
holocausto de tantos judíos, sino solo sus neuronas. ¿Pueden las neuronas ser
justas, o valientes, o peligrosas? Si las neuronas movieran totalmente al
hombre, el hombre sería un títere de su cerebro. ¿Son acaso las neuronas
quienes originan la voluntad libre y, por consiguiente, se dan órdenes a sí
mismas?
En la base de las decisiones libres
encontraremos procesos bioquímicos, es cierto, pero la libertad y la
inteligencia no parecen ser procesos bioquímicos, ni tampoco efectos de solo lo
bioquímico, como la luz solar que entra en la habitación no es efecto solo de
que la ventana esté abierta: tiene que alumbrar el sol. Reducir la vida humana
a un proceso bioquímico extraordinariamente complejo supone negar la existencia
de la libertad humana. Y cualquier hombre puede comprender que es capaz de
escoger, que podría haber obrado de manera distinta a como lo ha hecho, y que,
en definitiva, la libertad existe y no es una simple entelequia de la razón.
Lo curioso es que quienes sostienen
esas teorías deterministas –que niegan la libertad en pro de todos esos
complejos procesos bioquímicos– no se resignan a que los demás conculquen sus
derechos. Estoy seguro que si a uno de ellos le roban su cartera, lo más
probable es que no se limite a pensar que el pobre ladrón obró así
necesariamente, impelido por un estímulo bioquímico irresistible, sino que
llamará a la policía y exigirá que busquen al culpable, quizá incluso que le
castiguen, y, por supuesto, la devolución de la cartera.
1 comentario:
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años
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