jueves, 1 de agosto de 2013

El Santo Rosario, 15 Frases de Benedicto XVI.

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona
Con el fin de ganar en el amor a Santa María la Virgen, Nuestra Madre,  estas consideraciones del Papa Benedicto XVI  pueden ayudarnos a rezar cada día mejor el Santo Rosario. No dejes de pasarlas a tus amigos/as si te parece bien.  Franja

Imágenes de Benedicto XVI rezando el Santo Rosario.
No olvidemos que una imagen vale más que mil palabras.  


15 Frases de Benedicto XVI sobre el Santo Rosario

1.- “El santo Rosario no es una práctica piadosa del pasado, como oración de otros tiempos en los que se podría pensar con nostalgia. Al contrario, el Rosario está experimentando una nueva primavera”.

2.- “El Rosario es uno de los signos más elocuentes del amor que las generaciones jóvenes sienten por Jesús y por su Madre, María”.

3.- “En el mundo actual tan dispersivo, esta oración -el Rosario- ayuda a poner a Cristo en el centro como hacía la Virgen, que meditaba en su corazón todo lo que se decía de su Hijo, y también lo que El hacía y decía”.


4.- “Desearía invitaros, queridos hermanos y hermanas, a rezar el Rosario durante este mes (octubre) en familia, en las comunidades y en las parroquias por las intenciones del Papa, por la misión de la Iglesia y por la paz del mundo”.

5.- “Cuando se reza el Rosario, se reviven los momentos más importantes y significativos de la historia de la salvación; se recorren las diversas etapas de la misión de Cristo”.

6.- “Con María, el corazón se orienta hacia el misterio de Jesús. Se pone a Cristo en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, mediante la contemplación y la meditación de sus santos misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria”.


7.- “Que María nos ayude a acoger en nosotros la gracia que procede de los misterios del Rosario para que, a través de nosotros, pueda difundirse en la sociedad, a partir de las relaciones diarias, y purificarla de las numerosas fuerzas negativas, abriéndola a la novedad de Dios”.

8.- “Cuando se reza el Rosario de modo auténtico, no mecánico o superficial sino profundo, trae paz y reconciliación. Encierra en sí la fuerza sanadora del Nombre Santísimo de Jesús, invocado con fe y con amor en el centro de cada Avemaría”.

9.- “El Rosario, cuando no es mecánica repetición de formas tradicionales, es una meditación bíblica que nos hace recorrer los acontecimientos de la vida de la Señor en compañía de la Santísima Virgen María, conservándolos, como Ella, en nuestro corazón”.


10.- “Ahora (tras el mes de mayo) no debe cesar esta buena costumbre, es más debe proseguir todavía más con mayor compromiso de manera que, en la escuela de María, la lámpara de la fe brille cada vez más en el corazón de los cristianos y en sus casas”.

11.- “(En el rezo del Rosario) os encomiendo las intenciones más urgentes de mi ministerio, las necesidades de la Iglesia, los grandes problemas de la humanidad: la paz en el mundo, la unidad de los cristianos, el diálogo entre las culturas”.

12.- “Para ser apóstoles del Rosario es necesario tener experiencia en primera persona de la belleza y profundidad de esta oración, sencilla y accesible a todos. Es necesario ante todo dejarse conducir de la mano de la Virgen María a contemplar el rostro de Cristo: rostro alegre, luminoso, doloroso y glorioso”.



13.- “El Rosario es oración contemplativa y cristocéntrica, inseparable de la meditación de la Sagrada Escritura. Es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, en el seguimiento de Jesús, precedido por María”.

14.- “Reitero la invitación a rezar el Santo Rosario también en familia, para que la intercesión maternal de la Virgen María ayude a los esposos a vivir fielmente su compromiso matrimonial y a fortalecer la unidad en todos los hogares”.

15.- “En realidad, el Rosario no se contrapone a la meditación de la Palabra de Dios y a la oración litúrgica; es más, constituye un complemento natural e ideal, en particular como preparación y como acción de gracias a la celebración eucarística”.


Esta recopilación de textos del Santo Padre, Benedicto XVI nos puede ayudar, sin duda, a mejorar nuestro encuentro diario con la Santísima Virgen. La meditación de los misterios del Santo Rosario y el Ofrecimiento de cada decena, nos harán crecer en el amor y devoción a Santa María, nuestra Madre del cielo. Franja

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1 comentario:

Anónimo dijo...

El Rosario y el Escapulario son mis dos grandes escudos y protectores.

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